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El país|Lunes, 27 de agosto de 2007

Movimientos contra las pasteras también al otro lado de la orilla

Vecinos y productores del interior uruguayo rechazan a la papelera Ence. También a la fábrica Isusa, productora de insumos para Botnia, la pastera que será inaugurada pasado mañana.

Por Laura Vales
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Mientras continúa la protesta en Gualeguaychú, en Uruguay se reavivó con el accidente tóxico.

Son productores agropecuarios y habitantes de pueblos del interior de Uruguay que rechazan tanto a Isusa (la fábrica que abastecerá a Botnia de ácido sulfúrico) como a la nueva localización de la pastera española Ence en una zona donde están las tierras más fértiles del país. La oposición al modelo pastero, aunque en minoría y hostigada por el gobierno de Tabaré Vázquez, existe también al otro lado del río. Los uruguayos que les dicen no a las papeleras aseguran que ahora empiezan a ser escuchados. Las razones: que terminada la construcción de Botnia ya no existe como zanahoria la creación de puestos de empleo. Y el accidente tóxico que llevó a nueve obreros al hospital, que también allá funcionó como una fuerte alarma.

Quiénes son. Hugo Viviano tiene un campo en Nueva Palmira, donde se está instalando Isusa. “Acá nos organizamos contra la producción de ácido sulfúrico. Hay otros movimientos en Tarariras y Conchillas contrarios a Ence, y en Mercedes se formó un grupo que está más centrado en Botnia. También están los ambientalistas de Fray Bentos (que fueron lo primeros en advertir a Gualeguaychú sobre la instalación de las pasteras). Todo esto en el litoral del país. En el Este, lo que hay son opositores a la forestación. Nuestro problema es que tanto el gobierno como la oposición están a favor de las plantas de celulosa, y eso hace que cualquier movimiento sea dificultoso.”

Isusa. La fábrica va a funcionar en el departamento de Soriano, en la frontera con Colonia, a 12 kilómetros de Ontur, la terminal portuaria de Botnia que este miércoles va a inaugurar el presidente Vázquez. El acto significará en sí mismo una señal de puesta en marcha de la pastera. Sucede que la planta de Fray Bentos no tendrá una inauguración formal, sino que un día comenzará a producir, por lo que los festejos de pasado mañana se consideran la inauguración de todo el proyecto.

Aunque Isusa tiene una planta en Montevideo, va a levantar esta segunda para abaratar los costos de traslado. “Nos oponemos porque la nuestra es una zona agropecuaria”, señala Viviano. “Además, va a tirar sus desechos en la naciente del arroyo el Sauce, donde está la toma de agua potable de Nueva Palmira. Se lo hicimos saber a la Comisión Administrativa del Río Uruguay (el organismo binacional que en teoría debe entender sobre el uso del río) y fuimos también a Buenos Aires para llevarle el tema a la Cancillería argentina.” Viviano añade que la empresa “no vino bien: cuando presentaron su informe a la Dirección de Medio Ambiente pusieron datos erróneos, por ejemplo que en su área de influencia sólo había tres o cuatro productores agropecuarios cuando somos entre ochenta y cien. También hay ochenta productores de miel que ya no van poder exportar a la Comunidad Económica Europea”.

La empresa había hecho el intento inicial de instalarse en Colonia, pero los directivos del hotel Four Seasons reaccionaron con un ultimátum: si la fábrica obtenía el permiso para operar allí, el hotel cerraba. Se mudó entonces a su actual localización. La idea es llevar en barcazas hasta Fray Bentos el ácido sulfúrico, un insumo para la purificación de la pasta de celulosa.

Contra Ence. En Tarariras vive Juan Borgogno, uno de los referentes de los vecinos que se oponen a Ence. “Estamos a 20 kilómetros de donde se va a instalar la planta”, señala. “Que hayan elegido este lugar es un disparate porque va a dañar un departamento con una abundante producción agrícolo-ganadera, apícola, vitivinícola y turística.” Ence ya compró el terreno y está haciendo movimientos de tierra, “aunque ahora paró porque hubo una movilización para denunciar que estaba haciendo trabajos no autorizados, entre ellos sacar flora nativa, lo que está específicamente prohibido. Además, quiso hacer una fumigación aérea en la zona, pero la persona que contrataron contó públicamente que querían usar un producto tóxico”.

Como primeras medidas de protesta, los productores pusieron carteles en los frentes de las casas y los campos, cuenta Borgogno. “Lo que estamos haciendo es difusión sobre los riesgos ambientales y productivos. Para nosotros el problema es un tema regional y de fondo. Creemos que hay que hacer una defensa de un modelo de desarrollo sustentable, opuesto a este modelo basado en capitales que llegan de afuera y que pueden irse en cualquier momento.”

Las presiones. Viviana Sandes, docente en el Liceo de Nueva Palmira, cuenta que cuando organizaron mesas de debate en las escuelas tuvieron muchos problemas. “Nos acusaron de querer ‘ensuciar’ los proyectos y brindar una información tendenciosa sobre el tema. Después, en la Escuela Nº 7, el director recibió una observación. Desalojaron por la fuerza los cortes de ruta. Nosotros no estamos acostumbrados a este tipo de cosas, y mucha gente se siente intimidada.”

Fue en la localidad de Viviano, Nueva Palmira, donde se hicieron las manifestaciones más fuertes por la instalación de Isusa, incluido un bloqueo del predio. “Al segundo día vino una jueza que nos identificó a los más jugados y nos citó a declarar. Fuimos con los abogados y nos advirtieron que si no levantábamos el corte nos procesaban con prisión preventiva. Ahí, los abogados transaron en que levantábamos y se hacía una reunión con gente del gobierno para destrabar el conflicto. Levantamos el bloqueo pero la reunión nunca se hizo, es decir: se citó, el gobierno no fue, todo resultó una estratagema. Y nos quedamos sin gente, porque la mayoría se asustó y se fue retirando.” Viviano señala un dato clave para entender el peso que tienen estas presiones. “La mayoría de los que se oponen a estos proyectos son productores rurales. La gente de campo es muy despolitizada, va y vota cada cinco años, hasta ahora no le importaba mucho la política. Tampoco habíamos tenido que hacer protestas.”

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