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El país|Jueves, 30 de agosto de 2007

Detenido, pero sin condena, murió el viernes un jefe de la Triple A

Se trata del ex comisario Juan Ramón Morales, que fue custodio de López Rega. Estaba preso en su casa por su participación en los crímenes cometidos por la organización parapolicial.

Por Irina Hauser
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Juan Ramón Morales junto a la ex presidenta María Estela Martínez de Perón.

Parecía un viejito de barrio tomando aire en pijama en el balcón. Una fachada efectiva para quien tenía un olvidado pedido de captura desde 1984 por haber sido jefe operativo de la Triple A y custodio personal José López Rega. El ex comisario Juan Ramón Morales vivía como si nada, y desde mucho antes de aquella orden de arresto. En enero de este año la Justicia reflotaba la investigación sobre la banda de ultraderecha y ya no pasó desapercibido. Con 88 años fue detenido y consiguió quedarse en su casa. Murió el viernes pasado, acusado de al menos seis asesinatos –de los 1500 que se estima que cometió la organización– pero sin condena.

En el juzgado de Norberto Oyarbide, a cargo de la causa sobre la Triple A, afirman que la muerte de Morales no afectará la investigación, reabierta en diciembre último, cuando el diario español El Mundo descubrió cerca de Valencia a otro ex conductor del grupo terrorista, Rodolfo Almirón. Este ex subcomisario está preso en España, mientras tramita su extradición. Aunque no está detenida, también sería extraditada Isabel Perón. En estas latitudes cumple arresto domiciliario el ex policía Miguel Angel Rovira. Está prófugo Felipe Romeo, que dirigía El Caudillo, órgano de difusión de la Alianza Anticomunista.

Morales sólo había tenido una breve estadía en prisión en 1968 por robo y contrabando de autos. En aquellos años, junto con Almirón, su yerno, se vinculaban con la banda de Miguel “El Loco” Prieto, que exploraba los rubros más variados del delito: robos a mano armada, contrabando, secuestros extorsivos, prostitución y tráfico de drogas. Cuando Prieto quedó preso, varios de los miembros de su grupo empezaron a aparecer asesinados con más de cincuenta balazos y sus cuerpos exhibidos, amordazados, un sello que identificaría a la Triple A.

En aquel entonces, Almirón y Morales terminaron expulsados de la policía. Pero en 1973 fueron reincorporados por un decreto del entonces presidente Raúl Lastiri, yerno de López Rega. Hasta fueron ascendidos. Almirón ingresó a la custodia presidencial, Morales fue guardaespaldas del Brujo en el Ministerio de Bienestar Social, desde donde organizó y financió la Triple A. En 1975, cuando el ministro ocultista perdió poder, ambos policías se fueron con él a España.

El escritor y periodista Rodolfo Walsh elaboró una especie de organigrama de la Triple A, en el que ubicaba a Morales, Almirón y Rovira como sus jefes operativos.

Cuando se originó en 1975, la investigación judicial de las Tres A giró en torno de un puñado de homicidios conocidos y que habían sido reivindicados por la organización, como el del diputado y defensor de presos políticos Rodolfo Ortega Peña, el ex subcomisario de la policía bonaerense Julio Troxler y el del abogado Silvio Frondizi. Esos y otros crímenes se le atribuían a Morales. El uruguayo Antonio Viana Acosta, entrevistado dos semanas atrás por Página/12, asegura que Morales participó en su secuestro y que lo torturó en persona. Ayer se presentó en el juzgado (ver recuadro).

Desde la reapertura de la causa, organismos de derechos humanos, partidos políticos y particulares han pedido el esclarecimiento de unos 600 crímenes más. Para que la pesquisa vuelva a tomar envión en el juzgado esperan un fallo de la Cámara Federal que ratifique que son delitos de lesa humanidad, que no prescriben.

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