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El país|Viernes, 7 de septiembre de 2007
ELISA CARRIO Y RUBEN GIUSTINIANI SE DEFINEN COMO “LA FORMULA OPOSITORA”

“Esta sociedad busca una propuesta nueva”

Convencidos de ser la segunda fuerza en el ballottage, la ex diputada del ARI y el senador socialista leen en las elecciones provinciales un anticipo de buena performance para octubre. Críticas al Gobierno y defensa del cordobés Luis Juez.

Por Werner Pertot
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La candidata a presidenta Elisa Carrió, Gerardo Conte Grand, Rubén Giustiniani y Adrián Pérez.

“Está lindo el vice, ¿eh? Está bien conservado: a pesar de ser viejo, parece joven”, bromea de entrada Lilita, mientras abraza a Rubén Giustiniani, su flamante compañero de fórmula. De corbata roja, el dirigente socialista mantiene la mesura que lo caracteriza. “Lilita es una luchadora”, devuelve. “¡Y allá lo tenemos al abuelo!”, completa Elisa Carrió, y señala a Gerardo Conte Grand. Todos ríen. En el lanzamiento de la fórmula se muestran eufóricos. Pero la líder de la CC deja espacio también para reclamar que se abran las urnas en Córdoba. Y advierte que en octubre “puede haber fraude para mantener la impunidad”.

Los dos integrantes de la fórmula de la Coalición Cívica dialogaron con Página/12, junto con Clarín y La Nación. Se los veía muy entusiasmados, con un nivel de confianza construida en base a años de acuerdos (y desacuerdos). De fondo, una pancarta alternaba sus apellidos con el símbolo del infinito de la coalición. En la CC, juraban y perjuraban que lo mandaron a hacer el miércoles a la madrugada.

–¿Por qué eligió a Giustiniani como su compañero de fórmula?

Elisa Carrió: –En este caso no fue mi decisión. Lo dije siempre: iba a resolver la Coalición Cívica. Consensuamos una terna y no tuve intervención. Cualquiera de los tres era para mí maravilloso. Se decidió que ellos tres me trajeran una propuesta. Y la verdad que tuvieron una grandeza absoluta. Trajeron la propuesta y brindamos.

–¿Cómo evalúa las conversaciones que tuvo con López Murphy?

E. C.: –Yo no pedí esa conversación: me la pidieron. Y yo debía tenerla. La historia muestra la vocación de apertura y a aquellos que eligen quedarse al costado. Quien lidere la Nación a partir del 10 de diciembre tiene que estar en condiciones de dialogar con todas las personas que, aun en la mayor diferencia de ideas, muestren una profunda vocación por la república. La concordia es la diferencia de idea en la unidad de corazón. No necesitamos pensar igual, sino conducir a la Nación a un pensamiento plural. Pero esa conversación no iba a poner en riesgo el acuerdo con el socialismo.

–¿Qué aporta el socialismo a la fórmula?

Rubén Giustiniani: –La sociedad está buscando una propuesta nueva. Aquí se potencian historias, se potencian trayectorias y testimonios en un momento importante. Cuando insistimos con la calidad institucional, no lo hacemos desde una concepción liberal abstracta: Córdoba nos muestra que tenemos razón. Skanska, la bolsa de Miceli y la valija del venezolano nos demuestran que si no hay transparencia, en el pantano de la corrupción no se puede construir ningún país serio, ni mucho menos justo.

–¿Cómo influye lo que ocurre en Córdoba en las elecciones de octubre?

R. G.: –No tenemos sospechas, tenemos memoria. Después de lo de Córdoba, la responsabilidad del gobierno nacional es ofrecer las garantías a todos los candidatos de que los comicios debe ser transparente. Vamos a plantear veeduría de la OEA...

E. C.: –... para controlar al Correo.

–¿Le ofreció a Luis Juez alguna candidatura para octubre?

E. C.: –No, no. Recién acabo de hablar con él. Le damos la solidaridad absoluta. Córdoba tiene que tener paz, pero para que haya paz debe haber justicia. Y para que haya justicia, hay que abrir las urnas. Toda otra forma es fraude. “El poder es impunidad”, decía Yabrán. Y la pérdida de la impunidad puede llevar al fraude para mantener la impunidad.

–¿Teme que haya fraude en las elecciones nacionales de octubre?

E. C.: –Si es muy competitivo, sí. Es a la pérdida de la impunidad a lo que le temen, no a la pérdida de una elección.

–¿Llegan al ballottage?

R. G.: –Había una percepción de que las elecciones del 28 de octubre eran un trámite. Lo mismo la de Córdoba. La de Tierra del Fuego parecía un Boca-River y terminó ganando Nueva Chicago. Cuidado, que hay mucha expectativa: ya nadie se anima a decir quién es el próximo presidente. La calle nos dice que la inmensa mayoría no tiene su voto definido.

E. C.: –Nosotros tuvimos muchas dificultades, cada uno en su lugar sabíamos que había que resistir los embates de la cooptación. Esta fórmula es el fruto de ese acompañamiento en momentos no fáciles, del trabajo sobre nuestros acuerdos y sobre nuestras miserias. Ahora ya está: se está viendo lo que iba a ocurrir en septiembre. La sociedad está eligiendo la fórmula opositora, y de ahí vamos al ballottage. Si se pone muy competitivo, puede haber resultados en una primera vuelta...

–Existen al menos otras tres o cuatro fórmulas (entre ellas, la de Roberto Lavagna) que se autopostulan como la fórmula opositora exclusiva. ¿Cuál va a ser su actitud hacia ellos?

E. C.: –No, no. Nosotros somos sólo la fórmula opositora al Gobierno. Y no hablamos de los demás candidatos.

–¿No piensa debatir con los otros?

E. C.: –Nosotros competimos con la fórmula del Gobierno.

–¿Y con Cristina?

E. C.: –Me parece muy importante que los candidatos presidenciales hablen con los periodistas. Y debatan ante la sociedad. Nosotros recibimos a todos los periodistas. ¡Ya tenemos exceso de periodismo!

–¿Cómo va a ser la campaña?

R. G.: –Tradicional, no. Porque no tenemos plata.

E. C.: –Vamos a hacer dos propuestas por semana hasta la unidad total del programa de gobierno, con el futuro Gabinete, al final de la campaña.

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