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El país|Viernes, 28 de septiembre de 2007
FELISA MARILAF DIJO QUE FUE SECUESTRADA EN LA PLATA

La denuncia de una testigo

Una declarante en el Juicio por la Verdad de La Plata aseguró que dos hombres la llevaron a un baldío y la amenazaron.

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Felisa Marilaf es sobreviviente del centro clandestino La Cacha.

Felisa Marilaf, una sobreviviente del centro clandestino La Cacha, testigo en el Juicio por la Verdad de La Plata y esposa de un desaparecido, denunció ayer que fue secuestrada y llevada hasta un baldío por dos hombres que la amenazaron y agredieron. La mujer está bajo el sistema de protección de testigos de la provincia de Buenos Aires y tiene custodia de la Policía Federal. Habría sido interceptada en un momento en que, para ir al quiosco, salió de su trabajo por una puerta donde no estaba su guardaespaldas. “Le dijeron que iban a quemarla viva, le preguntaron por qué había ido a la marcha por Jorge (Julio López) y por los papeles que tuviera sobre Etchecolatz”, relató Nilda Eloy, de la agrupación Justicia Ya!, quien estuvo con Marilaf después de lo ocurrido.

Marilaf trabaja en la Municipalidad de La Plata. Su secuestro se habría producido cerca del mediodía, cuando salió a comprar algo por la puerta de la calle 12, mientras su custodio de la Federal estaba en la calle 11. Según denunció en la comisaría de Berisso, la obligaron a subir a un auto y la llevaron a un descampado en esa zona. Allí –reprodujo Eloy– la ataron, la golpearon y amenazaron. “Le dijeron cosas como para que le quedara claro que la habían seguido durante todo el día”, señaló Eloy, que fue testigo del juicio contra el ex comisario Miguel Etchecolatz.

En julio último, Marilaf también denunció un secuestro y, poco antes, que le habían arrebatado de su domicilio documentación que estaba destinada al juicio contra el ex capellán Christian von Wernich. El nuevo episodio se produce, precisamente, cuando este juicio oral está por llegar a su fin: el 9 de octubre se conocerá la sentencia.

Fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense informaron que Marilaf llamó desde el baldío con su propio celular a la superintendencia policial que la custodia para decir lo que le había pasado y que la fueran a buscar. Tenía el teléfono, pero le faltaba el handy con GPS (un aparato que lleva consigo a todas partes y permite monitorear dónde se encuentra), que luego fue encontrado “en las inmediaciones”. La policía la halló lastimada. La llevaron al hospital de Berisso, donde constataron que tenía tajos en los brazos y las piernas.

Por la tarde, Marilaf recibió asistencia psicológica del Comité para la Defensa de la Salud, la Etica Profesional y los Derechos Humanos (Codeseh). En un breve comunicado, el organismo señaló que “es imprescindible que la investigación judicial logre aclarar este episodio y dar cuenta de los responsables del mismo con todo el peso de la ley”. También pidió que “se mantenga en un alto nivel de profesionalidad los mecanismos de protección”. Nilda Eloy interpretó el episodio como un mensaje: “Nos quieren decir que con los testigos pueden hacer lo que quieran, incluso con los que están custodiados”.

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