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El país|Jueves, 1 de noviembre de 2007
A POCO DE SER DESTITUIDO, RENUNCIO EL JUEZ GUILLERMO TISCORNIA

Tiró la toga al ring antes del nocaut

Estaba acusado de participar en un pedido de coima de 4 millones de dólares para sobreseer a una empresa. Intentó alegar que el Gobierno lo perseguía, pero igual fue suspendido por unanimidad –radicales y jueces inclusive– por el Consejo de la Magistratura.

Por Irina Hauser
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El juez Guillermo Tiscornia tiene una larga lista de cuestionamientos.

Cuando faltaban veinte días para que comenzara su juicio político, el juez Guillermo Tiscornia, acusado de participar en un pedido de coima de 4 millones de dólares para sobreseer a una empresa, presentó la renuncia “indeclinable e irrevocable”. El polémico magistrado, un exponente de la era de la famosa “servilleta” del menemismo, había sido suspendido el 9 de agosto por unanimidad en el Consejo de la Magistratura. Ayer presentó ante el Ministerio de Justicia un texto de 30 páginas en el que dice haber sido víctima de “una operación política” y una “alevosa y miserable maniobra” en la que hasta involucra al jurado de enjuiciamiento que debía juzgarlo.

La acusación contra Tiscornia quedó sobre el tapete hace algo más de tres meses, en un contexto que él mismo trató de enrarecer: fue cuando llamó a indagatoria por contrabando a la ministra de Defensa, Nilda Garré, “justo” un día antes de que la Comisión de Acusación del Consejo diera la primera aprobación a los cargos en su contra. En su carta de renuncia dice que la promoción de su juicio político fue una “brutal represalia” por aquella citación, que –se queja– “terminó a modo de escarmiento con mi carrera judicial”. En la magistratura todo el mundo afirma que fue exactamente a la inversa y que fue un intento de presión de su parte.

Al momento de levantar la mano y votar, hasta los radicales y los jueces que componen el organismo que elige y sanciona a los magistrados apoyaron la suspensión y enjuiciamiento de Tiscornia por “mal desempeño”. La principal imputación que le endilgaron fue la gestión de una coima de 4 millones de dólares para exculpar a la empresa española de juegos de azar Codere en una causa por contrabando. En la negociación del soborno, según la investigación, también habría participado su padre, Agustín Tiscornia, un ex juez removido en 1968 precisamente por coimas.

Pero la lista de cuestionamientos era más larga, y sumaba otras dos situaciones sin desperdicio. Una, la historia de cómo copió textualmente los argumentos de la defensa de un imputado al dictar su sobreseimiento, al punto de que en algunos tramos dejó referencias como “mi defendido”, “nuestro pupilo” o “nuestro asistido”. Otra, un racconto de las 200 nulidades y advertencias que le hizo la Cámara en lo Penal Económico, su tribunal superior, que también le impuso multas, un apercibimiento, le hizo 17 llamados de atención y cuatro recomendaciones.

En el escrito que el Ministerio de Justicia ya le mandó al Poder Ejecutivo, Tiscornia dice que una de las razones de su renuncia es que el jurado de enjuiciamiento no le concedió un pedido para postergar el inicio de las audiencias, fijadas para el 19 de noviembre. Esa solicitud, explica, se debe a que uno de sus abogados estará de viaje. El rechazo del jury, señaló, “violenta mi derecho de defensa”.

Al margen, insiste en que el dictamen sobre las coimas está lleno de “diatribas y falsedades”. Acusa a la Cámara en lo Penal Económico de perseguirlo con “una calculada animadversión”, a través de “la metodología del descrédito”. En este punto se compara con los ex jueces del mismo fuero Julio Cruciani y Julio Speroni, que también renunciaron. El Consejo de la Magistratura, protesta Tiscornia, “ha evidenciado un fuerte grado de politización” en el que atribuye protagonismo a los diputados kirchneristas Carlos Kunkel y Diana Conti. Hubo, dice, “una alevosa operación política calculadamente articulada” y “en perfecta sintonía con los específicos intereses de Codere”. Sugiere que en el Consejo estaban molestos porque presentó un amparo al ser excluido en un concurso para camarista.

Tiscornia se salvó con anterioridad en dos juicios políticos, donde –con ayuda del menemismo– sorteó acusaciones relacionadas con irregularidades en causas judiciales famosas como la Mafia de Oro, la Aduana Paralela y otra contra el empresario de la carne Alberto Samid.

Ahora el Poder Ejecutivo deberá resolver si acepta la renuncia de Tiscornia o lo obliga a enfrentar el juicio político. Hasta ahora sólo en el caso del ex juez Juan José Galeano el Gobierno ignoró la renuncia, lo que llevó a que terminara formalmente destituido por el jurado por las irregularidades en la investigación del caso AMIA. En cambio, entre otras admitió –por ejemplo– la dimisión de Speroni, que estaba también cerca de un enjuiciamiento.

“El mal desempeño de Tiscornia es notorio y las pruebas, contundentes. Su renuncia obedece a que advierte este destino y seguramente a que observó que el resultado electoral del domingo avaló la política del presidente (Néstor) Kirchner y, asimismo, la del Consejo de la Magistratura”, dijo la diputada Conti. “Si el presidente Kirchner le aceptara la renuncia –añadió– se cumpliría igual el objetivo de que no sea más juez, y tampoco tiene edad para jubilarse.”

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