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El país|Lunes, 12 de noviembre de 2007

Bertone, la Iglesia y las culturas preexistentes

El enviado del Papa sintetizó la intención de la beatificación: “El Evangelio nunca destruye los valores auténticos que hay en una cultura, sino que los asimila y perfecciona”.

Por Washington Uranga
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Representantes de la comunidad mapuche protagonizaron su propia ceremonia en la beatificación.

En pocas palabras, el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano y enviado del papa Benedicto XVI a la ceremonia de beatificación de Ceferino Namuncurá, sintetizó, a modo de elogio y alabanza, la intención fundamental de la Iglesia Católica al llevar a los altares al joven mapuche. “El Evangelio nunca destruye los valores auténticos que hay en una cultura, sino que los asimila y perfecciona”, dijo. Luego el representante papal resaltó la actitud del beato de “no olvidar nunca que era indígena y tratar de ser útil a su gente”. El cardenal italiano dijo también que Ceferino “resume los sufrimientos, aspiraciones, anhelos más hondos de las antiguas tradiciones del pueblo mapuche, audaz e indómito”.

De esta manera, Bertone salió al cruce de algunas de las polémicas planteadas en torno de la beatificación Ceferino, con críticas a la Iglesia por el atropello a las culturas nativas que se produjo durante la llamada “evangelización”, subrayando también el hecho de que Namuncurá reafirmó su pertenencia a su comunidad de origen. Con la misma intención en la liturgia de la misa se incorporaron textos en mapudungún (lengua originaria), tuvieron activa participación mapuches cristianos y descendientes de la propia familia de Namuncurá.

Hablando en castellano, Bertone destacó el apego de Ceferino a su tierra y a sus raíces indígenas, su fe cristiana aprendida de san Juan Bosco y santo Domingo Savio, y su devoción a la Virgen bajo la advocación de María Auxiliadora. El secretario de Estado del Vaticano recordó que “es la primera vez que se hace una beatificación en la Argentina”, y subrayó también que es la primera ocasión en la que una ceremonia de este tipo se realiza “no en una gran ciudad, sino en un pueblo pequeño, pero grandísimo por esta muchedumbre de amigos de Ceferino”.

En mapudungún Hermelinda Painequeo tomó la palabra para solicitar –a la par de los sacerdotes– la beatificación de Ceferino en nombre de “todo el pueblo de Dios peregrino, y en particular de los mapuches cristianos, de la familia Namuncurá, de los jóvenes, de los más pobres”. En la oración de los fieles hubo invocaciones en mapuche, quechua y guaraní, pidiendo por el respeto a los pueblos originarios, y en las ofrendas se entregaron frutos de la tierra patagónica.

Tanto las palabras y los gestos de los principales protagonistas como el sentido general de la liturgia estuvo claramente dirigido a subrayar el valor de la asimilación de las culturas originarias al cristianismo en el marco de lo que la Iglesia ha denominado “evangelización de las culturas”, pero dejando constancia de que ello no implica avasallamiento de las creencias originarias sino una forma de “purificarlas” y “perfeccionarlas”, según palabras del propio Bertone.

Al finalizar la misa, el sacerdote Pascual Chávez Villanueva, rector mayor (máxima autoridad) de los salesianos (congregación a la que perteneció Namuncurá), leyó el texto de la bendición apostólica que Benedicto XVI envió desde Roma y agradeció al cardenal Jorge Bergoglio, allí presente, que haya insistido en hacer la ceremonia en la Patagonia, porque “era la tierra de los sueños de Don Bosco y Ceferino Namuncurá”. El sacerdote dijo también que “Chimpay no es más un punto del mapa de la Patagonia, sino una tierra de santos, que son modelos para la Argentina”.

La “oración de los fieles” en el marco de la celebración también sirvió para poner de manifiesto el sentido multicultural que se le pretendió dar a la ceremonia. Todos los ruegos destacaron el valor del “respeto” y el “diálogo”. Se oró “por los pueblos originarios y por las minorías para que, siguiendo el testimonio de Ceferino, aporten la riqueza de su identidad y así entre todos construyamos la cultura de la vida”. En otro momento se pidió “por la paz entre los pueblos, en especial en América, construida en el respeto de los derechos de todos, en el diálogo y en la educación”.

De la beatificación, además del cardenal Jorge Bergoglio, presidente de la Conferencia Episcopal, participaron aproximadamente medio centenar de obispos de Argentina y algunos latinoamericanos llegados especialmente para la ocasión. El secretario de Estado del Vaticano visitará en los próximos días Viedma y Bahía Blanca, recorriendo lugares en los que vivió Ceferino Namuncurá. El miércoles, Bertone tiene agendado un encuentro con el presidente Néstor Kirchner.

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