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A primera hora de ayer, cuando arrancó la conferencia anual de la Unión Industrial Argentina, algunos de los principales referentes de la entidad no podían ocultar su desazón por el inminente alejamiento de Miguel Peirano como ministro de Economía. Con el correr del día, esa sensación se fue atenuando. La designación de Martín Lousteau en el Palacio de Hacienda no era su primera opción, pero la figura del joven economista les cuadra mejor que la de otros candidatos que se venían mencionando para el cargo. La continuidad de Julio De Vido y Carlos Tomada también les pareció una buena noticia. Pero lo que terminó de mejorarles el humor a los industriales fue el anuncio que hizo el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, al participar del evento. Dijo que el Gobierno avanza en la creación de un banco de desarrollo para financiar inversiones de largo plazo. Es una demanda recurrente de la central fabril desde hace tres años, que al parecer ahora tendrá una respuesta favorable.
“Queremos llegar, sin eufemismos, a diseñar una banca de inversión que apoye a la industria”, reveló el funcionario. “Será un banco que sirva al empresariado, que apueste esencialmente al sistema productivo”, agregó. Luego remarcó que la nueva entidad no tiene por qué tener el mismo final que el Banade, el banco de desarrollo que terminó quebrado por la falta de devolución de créditos blandos que concedió sin tomar las precauciones debidas. “El nuevo banco servirá para aquellos empresarios que apuestan a la producción y no para favorecer a ningún pícaro”, insistió Fernández.
Peirano venía trabajando en el proyecto desde mediados de agosto. La iniciativa contemplaba un esquema de integración entre el sector público y el privado para estirar el plazo de los créditos y reducir la tasa de interés. El objetivo era promover un shock de inversiones de mediano y largo plazo, lo que serviría para afianzar el crecimiento económico y combatir la inflación a través de un aumento de la oferta. Una de las alternativas era reformular el actual Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), con fondeo de organismos internacionales como el BID y aportes de las AFJP. La UIA acercó ideas para la propuesta.
El jefe de Gabinete no dio precisiones sobre el proyecto, pero deslizó en una charla con la mesa chica de la central fabril que el propio Peirano podría ser un candidato para presidir la entidad. “A Miguel tenemos que cuidarlo porque es un hombre muy importante”, afirmó. La UIA guarda expectativas de que Peirano, su ex economista jefe, permanezca en la función pública con un cargo de ese tipo. El presidente de la entidad, Juan Carlos Lascurain, valoró que se trabaje en un banco de desarrollo, aunque recordó que hace algo más de un año Felisa Miceli había hecho el mismo anuncio y que después el propio Kirchner ratificó esa intención, sin que hasta el momento se hayan dado pasos concretos. “Transformar un banco existente sería más fácil. Si se quisiera crear uno nuevo llevaría más tiempo, habría que pasar por el Congreso. No tener crédito para comprar máquinas es crítico”, reclamó.
En su discurso ante los 800 empresarios que colmaron el salón del hotel en Pilar adonde se desarrolla la conferencia, Fernández renovó la promesa del Gobierno de apostar a la expansión de la actividad fabril. Lo dijo a modo de resumen de la gestión de Néstor Kirchner y como anticipo de lo que vendrá con Cristina Fernández. “Las ganancias de productividad de la economía pasan indefectiblemente por el sector industrial”, enfatizó. “Es verdad la cosecha record y seguramente el campo seguirá creciendo el año que viene, pero cuánto más vale un grano de maíz puesto en un pollo”, ejemplificó el funcionario.
En ese punto, Fernández cargó contra la banca privada. “Algo debe estar fallando en el sistema financiero que no les prestan a las empresas. Yo estaría decepcionado de ser banquero por no darle crédito a la industria”, arremetió. Y siguió con el reproche por un buen rato: “Eso que dicen que no pueden prestar para proyectos de largo plazo porque reciben depósitos a corto plazo no existe. No es verdad. No conozco ningún jubilado en Estados Unidos que haga depósitos a tres años”, se quejó. El funcionario concedió que “tal vez tengamos que hacer algo desde el Banco Central, liberar fondos para que los bancos tengan más recursos para dar créditos”, reveló.
Otra definición del funcionario elogiada por los industriales fue que los próximos aumentos de salarios deben guardar relación con la mejora de la productividad. Es una postura que ponerse en juego cuando arranquen las negociaciones de la Concertación Social.
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