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El país|Miércoles, 21 de noviembre de 2007

“Para que los argentinos podamos volver a mirarnos a la cara”

Cristina Kirchner habló en el acto en el que se firmó la creación del ente interjurisdiccional que se hará cargo del Espacio para la Memoria, en la ex ESMA.

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En el acto de la ex ESMA estuvieron los organismos de derechos humanos y casi todo el gabinete.

“La ESMA ha sido recuperada. Está en manos de quienes tiene que estar.” Fue el presidente Néstor Kirchner, ayer, en el patio central de uno de los mayores centros clandestinos de detención de la historia argentina. Casi cinco mil personas –según los organizadores– concurrieron al acto en el que se creó el ente interjurisdiccional que administrará el “Espacio para la Memoria”. Los organismos de derechos humanos, el gobierno nacional y el de la ciudad de Buenos Aires se harán cargo del predio donde se recordará el terror de la última dictadura militar. “Por fin se movió la Justicia, por fin la Cámara de Casación dio un paso trascendente”, se alegró el Presidente, en alusión al fallo que destrabó el proceso judicial. “Esperamos que también haya muchos más pasos trascendentales en todos los ámbitos de la Justicia, para equilibrar definitivamente al país”, completó su sucesora, Cristina Fernández, minutos después. También mencionó a “los que siendo miembros de estas Fuerzas Armadas no hayan tenido nada que ver, para que de una vez por todas se separe la paja del trigo”.

Será una de las últimas veces –si no la última– en que se vea a casi todos los miembros del gabinete nacional antes del traspaso de mando. “La memoria”, de León Gieco, ya había comenzado a sonar. El sol bajaba a las seis de la tarde cuando el matrimonio presidencial salió al patio de la ESMA. Las titulares de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini, los acompañaban. Expectantes, los trajes oscuros de los funcionarios esperaban para subir al escenario después de los protagonistas principales. “Dale, subí vos”, “no, no, vos”, se cruzaron, entre risas, Cristina Fernández y Bonafini. Kirchner y Carlotto ya saludaban con la mano en alto a los miles de manifestantes que agitaban sus banderas. El vicepresidente, Daniel Scioli, y el jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman, completaron la primera línea de sillas. Detrás, un elenco en pleno, salvo por la ausencia del jefe de Gabinete, Alberto Fernández. En una tribuna montada a la derecha estaba la segunda línea del kirchnerismo y a la izquierda, pañuelos blancos, víctimas y familiares de desaparecidos.

“Bajen las banderas un ratito. Bueno, no, enróllenlas... bajarlas nunca”, se divertía Kirchner antes de empezar. El Himno Nacional había calmado los bombos y las estrofas políticas. “Cuando los escucho cantar a ustedes me acuerdo cuando, con la misma fuerza y las mismas ganas, cantabamos con compañeros y compañeras hace tres décadas por un país mejor”, rememoró el Presidente. Recordó a sus “hermanos” que fueron “héroes anónimos”, que lucharon por “los principios y conceptos”, y fueron “torturados, golpeados y sometidos a vejámenes inverosímiles”. “Ellos estarán pensando volvimos, estamos, todavía podemos ganar”, dijo al tiempo que se escucharon los primeros aplausos.

El viernes pasado la Cámara de Casación rechazó el pedido del represor Raúl Scheller y destrabó la megacausa ESMA, que llevaba cuatro años dormida. Los reclamos públicos por la lentitud de la Justicia le habían causado a Kirchner más de una crítica por “no respetar la independencia de poderes”. La medida fue vivida ayer como una victoria por ser “el paso trascendente para que el juicio sobre las torturas, desapariciones y todo lo que se hizo, de marcha hacia adelante”. “Cumplimos con la palabra empeñada”, les dijo el primer mandatario a las Madres y Abuelas y pidió permiso para que “las palabras las termine Cristina, que es la que tiene que seguir la lucha y tomar la bandera”.

“No tengo que tomar ninguna bandera, porque siempre la he tenido en mis manos, como usted, desde siempre”, le respondió en un tono casi desafiante. La presidenta electa aseguró que “la clave de la construcción democrática es la igualdad ante la ley y la acción reparadora de la Justicia. Para todos. Para las víctimas, los familiares, los sobrevivientes y también para los que siendo miembros de estas fuerzas armadas no hayan tenido nada que ver, para que de una vez por todas se separe la paja del trigo y entonces, con memoria, con verdad y con justicia los argentinos todos podamos volver a mirarnos en la cara”.

Antes había recordado uno de los primeros actos del gobierno de su marido. El del 24 de marzo de 2003, en los inicios de la recuperación de la ESMA. Al finalizar, recorrió junto a su hijo el campo de concentración. “Fue muy conmovedor, podría vivir 100 años más y nunca lo olvidaría”, contó entre las veces que su voz amagó a quebrarse.

El ente interjurisdiccional que se creó ayer será el organismo administrador del Espacio para la Memoria. Allí funcionarán, entre otras cosas, un instituto de educación en materia de derechos humanos de las Madres de Plaza de Mayo y la Casa de la Identidad, de las Abuelas. Por su parte, el Instituto Espacio para la Memoria –ente autónomo creado por la Ciudad de Buenos Aires y compuesto por organismos de derechos humanos– definirá el uso de varios edificios. El Casino de Oficiales, donde estuvieron cautivos los desaparecidos, quedará intacto y señalizado para los visitantes al sitio.

Informe: Sebastián Abrevaya

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