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El país|Viernes, 30 de noviembre de 2007

“Deberían pagar Ganancias, pero sin una reducción del salario”

El nuevo titular del Consejo de la Magistratura, Mariano Candioti, admite en esta entrevista que los jueces deberían tributar por sus ingresos, aunque “se les podría dar un aumento” para garantizar que ahora no sufran una merma. De origen radical, no se define como opositor sino como autónomo.

Por Irina Hauser
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“Debería haber un debate parlamentario con la garantía de intangibilidad de los salarios.”

Un ficus solitario y un título de abogado en la pared son los únicos adornos visibles en el despacho, todo revestido con madera, de Mariano Candioti. A los 22 años, recién graduado y casado, se puso su primer traje. A esta altura, con 30 más, se siente extraño –dice– al usar jean los fines de semana. Desde que dejó su participación orgánica en el radicalismo, en 1985, se internó en la universidad donde inició un apostolado académico que lo llevó hasta el decanato de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad del Litoral. Es santafesino, de hecho, igual que el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, con quien tiene una relación de amistad y hasta cierto parecido físico. Candioti, hombre conversador, experto en seguridad social, es el representante de los académicos en el Consejo de la Magistratura y desde ayer preside ese organismo, que elige y sanciona a los jueces.

–Se supone que usted es un hombre de la oposición, por su origen radical. ¿Por qué el kirchnerismo lo votó como presidente del Consejo?

–Yo no me considero de la oposición, sino un hombre que tiene incorporado el concepto de autonomía. Lo que se espera del representante académico no es que sea ni de la oposición ni del oficialismo, más allá de las ideas que tenga. Se espera equidistancia y armonía. Poner la cuota de criterio y razonabilidad a la discusión. Por mi parte así como voté con la mayoría la acusación de (Guillermo) Tiscornia (que fue a juicio político por coimas), discrepé con el oficialismo cuando se discutía la suspensión del conjuez Diego Estévez en la causa de la explosión de Río Tercero.

–¿Se sigue considerando afín al radicalismo?

–Fui apoderado del radicalismo hasta el ’85. Desde entonces, partidariamente no tengo ninguna participación. Creo que hay un acto de generosidad de parte del oficialismo y la oposición de pensar en mí como presidente del Consejo sabiendo de mis ideas, que son diferentes de las que puede tener el parlamentarismo mayoritario. No asumí ningún compromiso ni me fue pedido. Hemos logrado un consenso amplio.

–¿Y por qué, en cambio, los jueces no lo votaron?

–Porque siguen sosteniendo que así como antes un juez de la Corte presidía el Consejo ahora debería seguir haciéndolo un juez. Es un discurso que privilegia una cuestión sectorial, casi elitista, sobre una concepción más democrática.

–El kirchnerismo igual siempre se las ingenia para poner al vicepresidente. Antes fue Carlos Kunkel, ahora Diana Conti.

–Me parece bien, es una cuestión de legitimidad. En esto coinciden los jueces.

–¿El oficialismo no maneja al Consejo? Me refiero a la agenda, la selección de jueces, las acusaciones.

–Hubo hechos que demuestran que el oficialismo no siempre tiene mayoría ni tampoco los estamentos (tres jueces, seis legisladores, dos abogados, un académico, un representante del Ejecutivo) votan todos iguales. Uno fue el caso del conjuez Estévez, que no fue suspendido. También, la votación que liberó los fondos congelados del Poder Judicial, 550 millones, que pasaron a ser manejados por la Corte. Hay movilidad en el voto de los estamentos, las mayorías y minorías. También en la designación de magistrados.

–Usted en su momento se opuso a la reforma que achicó el Consejo.

–Fue pública la oposición de las universidades. Tuvimos un 50 por ciento de reducción en la representación. Cuestionábamos eso, no tanto el funcionamiento y el equilibrio. La oposición está reflejada. Debe ser el único Consejo de la Magistratura del país que reconoce a la oposición.

–¿Cuáles diría que fueron aciertos y desaciertos del Consejo con su nueva composición en este primer año de gestión?

–Acertamos en el debate profundo del reglamento de funcionamiento. Los primeros proyectos no daban garantía de participación a las minorías ni que hubiera seguridad jurídica para magistrados y justiciables. Llevó seis meses, pero logramos uno por unanimidad. Conformar un poder de este tipo es delicado. A la vez, quiero decir que un Poder Ejecutivo se califica con la Corte que propone y, en este caso, es excelente.

–¿Y los desaciertos?

–Qué pregunta difícil (hace muecas). No me atrevo a hablar de desacierto. Mmm... (piensa) en materia de selección de jueces nos debemos una autocrítica por las demoras. Un concurso nunca tarda menos de un año.

–El concurso para dos juzgados federales (que investigan al poder político) va por el segundo año.

–Es un tema que, bueno, se pidieron consultores técnicos (por las malas calificaciones), avalaron la corrección de los exámenes...

–¿No es una cuestión de pujas políticas por nombrar a cierto juez?

–En todo caso, hay un tema de oportunidad. Si seguir adelante o no con ese concurso. A la brevedad tendremos que saldar este tema. En cuanto a las demoras en general, hay tres tramos en la elección de un juez: el Consejo y el Poder Ejecutivo son los que más tardan, el Legislativo menos. El Ejecutivo tiene la facultad de elegir, pero también tiene el deber de hacerlo. No tiene plazo, pero es un tema a revisar.

–Cristina Fernández, en su despedida del Senado, negó haya manipulación ni manejo de los jueces. Mantener durante uno a dos años como jueces federales subrogantes a dos secretarios que participan en el polémico concurso, ¿no es una forma de condicionarlos?

–Podría pensarse en una situación de incertidumbre o inseguridad. Pero no veo que se condicione su independencia. Habría que pensar en una cuestión conspirativa y... ¡yo no soy así!

–¿Los jueces deben pagar impuesto a las Ganancias?

–Deberían pagar, pero se les debería garantizar, al menos en forma inicial, que no tengan una reducción del salario. Se les podría dar un aumento, y después que paguen. Tendría un impacto más simbólico que económico ya que abarcaría sólo unos mil contribuyentes.

–¿Cómo se instrumentaría este cambio?

–Debería haber un debate parlamentario con la garantía de intangibilidad de los salarios. La autoridad fiscal de aplicación debería hacer tributar a los magistrados. También es cierto que la Corte tiene una acordada que excluye a los jueces.

–¿Habría que derogarla?

–Eso hay que preguntárselo a Lorenzetti.

–¿Usted va a proponer alguna iniciativa para que los jueces tributen?

–Creo que ahora va a estar en mi agenda casi obligadamente (se ríe).

–¿Por qué el Consejo rechaza in límine tantas acusaciones contra jueces?

–Porque las denuncias son inconsistentes. Deben tener calidad y no ser temerarias. A veces ni siquiera identifican al juez que se acusa. Aclaro, igual, que los expedientes los vemos todos. Nosotros recibimos el Consejo con 300 denuncias y hay 180 en curso.

–¿Qué le parece Aníbal Fernández como ministro de Justicia?

–Es una persona con un oficio en la gestión reconocido. No tengo elementos para ser crítico.

–¿En qué se va a diferenciar su gestión al frente del Consejo?

–Comienzo con un camino recorrido que me favorece. Una de las cosas que planteo en mi plataforma es la excelencia, sobre todo en el control de los plazos de los procedimientos, en todas las comisiones. Se va a profundizar la calidad en la selección de jueces y a garantizar que las denuncias sean analizadas con ecuanimidad, certeza y contundencia.

–¿Cree que va a ser trabajoso lograr consensos con el oficialismo?

–En eso va todo mi esfuerzo.

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