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El país|Lunes, 24 de diciembre de 2007
DIEGO MARADONA Y UN POSIBLE VIAJE A IRAN

Uno más para el eje del mal de Bush

Luego del partido del sábado en el Luna Park, Maradona recibió en el vestuario al encargado de negocios de la embajada de Irán. Allí lo invitaron a visitar Teherán y hay muchas posibilidades de que el viaje se concrete.

Por Martín Piqué
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Diego Maradona recibió el sábado al encargado de negocios de Irán, Mohsen Baharvand.

El partido había terminado empatado, con un gol de Brasil en el último minuto. Y Diego Maradona no estaba del mejor humor. El ídolo ya se había bañado y cambiado cuando una mujer rubia vestida a la usanza árabe, con la cabeza cubierta con una pañuelo turquesa, apareció en la puerta del vestuario. Un grupo de curiosos y admiradores esperaba a lo largo del pasillo, entre ellos estaban el periodista deportivo Juan Manuel Pons y su comentarista, el inefable Héctor Veira, quienes comparten el sobrenombre Bambino. “¿Quiénes son éstos?”, se escuchó entonces en voz alta. La pregunta se refería a la mujer vestida a lo árabe que esperaba para entrar en el vestuario del Luna Park. “Somos de Irán”, fue la respuesta. Poco después, la mujer y sus acompañantes ingresaron al vestuario que ocupaba la Selección argentina de showbol. Del otro lado los recibió el argentino más conocido en el mundo entero. Era Maradona. El eterno capitán albiceleste trató a sus invitados con cortesía. Uno de ellos era Mohsen Baharvand, encargado de negocios de la República Islámica de Irán, virtual embajador. “Ya conocí a Chávez y a Fidel. Ahora sólo me falta conocer a su presidente. Quiero conocer a Ahmadinejad”, le dijo Maradona.

La escena se produjo el sábado a las 11 de la noche. Podría ser el prólogo de una visita de Maradona a Teherán, capital de Irán. El gobierno del país islámico está interesado en que el ídolo conozca de primera mano Irán, ya se lo hicieron saber. La primera respuesta los dejó más que satisfechos. “Estoy con los iraníes de todo corazón, de verdad lo digo. Lo digo porque lo siento: estoy con el pueblo de Irán”, dijo Maradona en el vestuario del Luna Park ante la mirada atenta de Alejandro Mancuso, ex futbolista de Boca y Flamengo, hoy uno de sus lugartenientes en el proyecto del showbol. Baharvand entró acompañado por uno de sus colaboradores y una periodista argentina que trabaja para la televisión iraní: la mujer del pañuelo turquesa vestida a lo árabe.

A Maradona la invitación le llegó a través del ex subsecretario de Tierras Luis D’Elía. Convertido en un aliado incondicional de Irán en la Argentina, D’Elía encomendó a uno de sus lugartenientes de la Federación de Tierra y Vivienda, Pablo Di Pasquo, para que transmitiera la propuesta a uno de los hombres de confianza de Maradona, Fernando Cordero. En el entorno del ex capitán de la selección consideran muy factible que el futbolista acepte el convite para viajar hasta Teherán. Una visita al país islámico no pasaría inadvertida para los medios internacionales, tampoco para los Estados con intereses en la región. Sobre todo porque el gobierno de George Bush considera a Irán la principal amenaza para la paz mundial.

La acusación de Washington tiene el apoyo del presidente francés Nicolas Sarkozy, se basa en las sospechas de que Teherán estaría construyendo una bomba atómica. Un informe de la CIA difundido hace unas semanas pareció desmentir las imputaciones de Bush. Según ese informe, el programa nuclear habría sido paralizado hace cuatro años. Para la Argentina, Irán tiene otras resonancias, también delicadas. La Justicia argentina acusa de haber planificado el atentado a la AMIA a cinco ex funcionarios iraníes. A principios de noviembre, la asamblea internacional de Interpol votó por amplia mayoría emitió las “circulares rojas” para que los cinco iraníes acusados sean buscados en todo el mundo con alta prioridad. Los cinco imputados residen actualmente en territorio iraní.

Maradona no es ajeno a las cuestiones de política internacional. La curiosidad por ese mundo le surgió luego de establecerse en Cuba para tratar su adicción. En la isla trató en profundidad a Fidel Castro, a quien llama “Comandante”. Incluso se hizo un tatuaje con la cara de Fidel en su pierna derecha (se sumó así al que ya tenía en el hombro derecho, con la imagen del Che). La relación de Fidel con Maradona fue clave para que el ídolo participara de la Cumbre de los Pueblos que se organizó en Mar del Plata a fines de 2005. Aquella vez, Maradona participó del primer acto político de su historia. Antes viajó en el Tren del ALBA, donde compartió las horas con Hugo Chávez, Evo Morales y el cineasta Emir Kusturica. También estuvo el músico Manu Chao.

Fue justamente Fidel quien le pidió a Maradona que formara parte del acto en el estadio mundialista junto a Chávez y Morales. Fidel lo acordó con un llamado telefónico desde su despacho en el Consejo de Estado. El líder cubano puso el teléfono en altavoz y la voz de Maradona se escuchó en su oficina. Eran las dos de la mañana del 20 de octubre de 2005. D’Elía, Miguel Bonasso y el canciller cubano Felipe Pérez Roque fueron testigos de la conversación. A partir de allí, Maradona siguió profundizando su relación con Fidel y Chávez. En junio de este año, viajó a San Cristóbal, Venezuela, para dar el puntapié inicial de la Copa América. Allí se fotografió, a pura sonrisa, con el anfitrión bolivariano. Hubo fuegos artificiales, pases a Evo Morales y ovación del estadio.

El 10 antiimperialista

La presencia de Maradona en varios actos públicos alimentó la ¿fantasía? de algunos dirigentes que lo conocen. Para dentro de pocos años, hay quienes lo imaginan incorporándose a la política, como otras figuras del deporte y el espectáculo hicieron aquí y en el mundo. Daniel Scioli es quizá es el caso más obvio, pero hay otros ejemplos más afines al imaginario chavista. Como los actores estadounidenses Danny Glover y Sean Penn. Ambos viajaron a Venezuela, Penn también visitó Irán. En el país islámico escribió crónicas para el diario San Francisco Chronicle. En Venezuela y Cuba suelen apostar a la llegada de estadounidenses famosos con la ilusión de contrastar la imagen que aparece en los grandes medios internacionales.

La invitación a Maradona para que viaje a Irán se produce un el peor momento de la relación bilateral argentina con Washington. La acusación desde Miami de que el dinero de Antonini Wilson estaba dirigido a financiar la campaña de CFK impactó muy fuerte en la Casa Rosada. La expectativa de una relación más fluida con Washington, alimenada por los contactos de Cristina con los demócratas y la titular del Consejo de las Américas, Susan Seagal, pareció quedar en el olvido. Habrá que ver si en forma definitiva. Con ese panorama en vista, el Gobierno comenzó a buscar inversiones alternativas. Y ahí aparece, claro, Irán.

Aunque la relación comercial sufrió un descenso drástico por el caso AMIA, Teherán sigue siendo un comprador importante para los empresarios argentinos. Quien mejor sabe de eso es el senador cordobés Roberto Urquía. Propietario de la Aceitera General Deheza, Urquía se postuló como diputado por pedido de CFK. Tras ser electo, decidió no asumir y completar los dos años de mandato que le quedaban como senador. Urquía fue titular del Grupo de Amistad con la República Islámica de Irán del Senado. Es amigo de Baharvand, el encargado de negocios. Desde que las relaciones comerciales se bloquearon, Urquía se las ingenió para seguir exportando aceite a Irán. Lo hace a través de Brasil, donde se valoriza el poder de compra del país islámico.

Ese mismo poder de compra ahora empieza a tentar a la Rosada. El propio jefe de Gabinete, Alberto Fernández, ya escuchó algunas sugerencias de Urquía en esa línea. Otro que tiene interés en recibir inversiones iraníes es el flamante gobernador de Chaco, Jorge Capitanich. En las últimas semanas ya se habría que una fábrica iraní-venezolana de tractores, automóviles y maquinaria rural se instalará en su provincia. La fábrica, que se construiría siguiendo el modelo que se utilizó en Venezuela, también era codiciada por los municipios bonaerenses de Laprida y Chivilcoy. Capitanich parece haberles ganado la partida.

La semana pasada D’Elía fue visto saliendo de la Casa de Gobierno, donde se reunió con el jefe de Gabinete. Allí se habló de Irán y de una de las últimas ofertas que habría hecho Baharvand: que su país ponga dinero para el capital inicial del Banco del Sur. Dos días después de la reunión con Fernández, Maradona recibió a Baharvand en el vestuario del Luna Park. D’Elía no estaba pero seguía todo por teléfono.

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