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El país|Domingo, 30 de diciembre de 2007
TELEFONOS ENTRE LA ROSADA, CALAFATE Y COLOMBIA

Cómo sigue el tema el Gobierno

Por Martín Piqué

La conversación se produjo ayer a la tarde. De un lado estaba el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Del otro, y a muchos kilómetros de distancia, Néstor Kirchner. “Estoy saliendo de Caracas a Villavicencio”, informó el ex presidente a su colaborador más cercano de los últimos años. “Esto no va a ser hoy sino mañana”, agregó Kirchner. En el aire se respiraba cierta inquietud ante una posible dilación en la entrega de los rehenes de las FARC. Una demora que podría poner en riesgo la operación. Entonces Kirchner contó que había conversado del tema con Alvaro Uribe. “Hablé con Uribe, dijo que está todo bien”, dijo. El diálogo se produjo un rato antes de que el jefe de Gabinete recibiera otro llamado, esta vez desde el Calafate. Era Cristina, quien decidió instalarse en la localidad turística para pasar el fin de semana y los feriados de fin de año. Aun con la Casa Rosada y la quinta de Olivos desocupadas, el Gobierno siguió en tiempo real las novedades de la primera misión internacional de Kirchner.

El jefe de Gabinete conversó con Página/12 poco después de charlar con el ex presidente. “El ex presidente me transmitió que estaba en Caracas, preparándose para salir a Villavicencio. Me dijo que había conversado con el presidente Uribe. Hablaron sobre lo que estaba organizado. Uribe se propuso tranquilizar sobre lo que estaba organizado”, dijo a este diario. El avión que llevaba a Kirchner, al canciller Jorge Taiana y al asesor en política exterior de Lula, Marco Aurelio Garcia, partió a las 17 hora argentina del aeropuerto de Caracas. Luego salió otro vuelo, con el mismo destino. También viajaron periodistas y funcionarios.

Los funcionarios del Gobierno que seguían el caso desde Buenos Aires reconocieron que era poco lo que Kirchner podía hacer en el terreno. “La verdad es que los garantes tienen muy poco manejo de la situación. Están a disposición de los que están negociando pero no conocen en detalle la situación”, admitieron desde el Ejecutivo. La posibilidad de una demora en la liberación de los tres rehenes era la mayor preocupación de la Rosada. Por eso a cada rato se chequeaba si habían novedades, si se estaban cumpliendo las prevenciones en materia de seguridad. “Kirchner no me dijo que presumía que podía haber algún tipo de dilación. Habló con Uribe y estaba todo bien. Todo organizado para que se haga. Supongo que los tipos tomarán sus precauciones para que no los emboquen”, contaron.

Aparte de la seguridad, desde el Gobierno evaluaban las posibles repercusiones de la operación si los tres rehenes llegan a ser liberados. “Es la primera vez que la región interviene en un tema que hasta ahora estaba absolutamente circunscripto a los Estados Unidos. Esto es una nueva crisis para la diplomacia norteamericana. Acá se ha metido toda la región”, analizaron desde primeras líneas del Gobierno. Los ecos del affaire Antonini Wilson siguen sonando en el aire.

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