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El país|Lunes, 31 de diciembre de 2007

Probaron 17 operaciones irregulares a los ex directivos de Siembra

Los dos ex directivos de la AFJP y dos agentes bursátiles fueron condenados con penas de hasta cuatro años por estafar a los afiliados. Usaban los aportes para realizar operaciones con acciones extranjeras. Si perdían, pagaba la AFJP, si ganaban, cobraban ellos.

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El fallo de la condena a los ex ejecutivos de Siembra tiene 458 páginas.

El martes 11 de diciembre la Justicia condenó a dos ex directivos de la administradora Siembra a penas de hasta 4 años de prisión por estafar a los afiliados que confiaron sus ahorros previsionales a la entonces AFJP del Citibank (luego absorbida por Met). También fueron condenados dos ex agentes de la sociedad bursátil Rabello que participaron de la defraudación. La maniobra era sencilla. La compañía colocaba, a través de Rabello, órdenes de compra de acciones extranjeras de precios muy volátiles sin revelar la identidad del comprador. Al cierre de la jornada, si los papeles habían bajado, la pérdida se le adjudicaba al fondo de Siembra, que recién en ese instante era oficializado como comitente. Pero si las acciones habían subido, arrojando una ganancia, se hacía figurar como comprador a un tercero que participaba de la estafa. La semana pasada se conocieron los fundamentos de la sentencia: 458 páginas que revelan la maniobra en detalle y les brindan más elementos de juicio a los trabajadores que están decidiendo si continúan aportando al sistema de capitalización u optan por pasarse al régimen estatal de reparto.

La estafa de Siembra

En la causa fueron probadas 17 operaciones irregulares concretadas en el segundo semestre de 2000 que supusieron una pérdida superior a los 200 mil pesos/dólares. A continuación se detalla uno de los hechos para ejemplificar el modus operandi. El 6 de octubre de 2000 un representante de Siembra llamó por celular a un agente bursátil de Rabello para indicarle que comprara 128.000 Cedears (Certificado de Depósito Argentino, un papel emitido contra el respaldo de un depósito compuesto por acciones extranjeras) de Ericson a un precio promedio con gastos de 7,89 pesos por un monto de 1.009.950 pesos. La hora de la orden de compra figuraba registrada en el libro de la financiera Rabello como impartida por Siembra a las 10.50. La operatoria en el mercado exterior había sido realizada por Provincia Bursátil entre las 10.38 y las 10.52. A la hora de la ejecución, el precio promedio con gastos incluidos había sido de 7,89 pesos, pero a las 15.15 la cotización había caído a 7,67 pesos. En ese momento el operador de Rabello recibió una segunda llamada de Siembra, pero esta vez desde un teléfono de la Mesa de Inversiones sometido a grabación, a través de la cual se le ordenaba formalmente adquirir idéntica cantidad de acciones de la misma tecnológica que, en realidad, ya habían sido compradas a la mañana. Aunque la cotización registrada era inferior a la inicial, la operación se asentaba al precio de las 15.15. La diferencia que surgió en la confrontación de ambos valores era de 22 centavos por Cedear, que ponderada por la cantidad vendida implicó un perjuicio para los afiliados de Siembra de 27.649 pesos en menos de cinco horas.

Luis Augusto Rocco, gerente financiero de Siembra durante los meses en que se realizó la estafa, reconoció en el juicio que en la mesa de inversiones de la administradora tenían dos pantallas donde se transmitía Blomberg y Reuters, lo que evidentemente le permitía conocer la evolución de las cotizaciones antes de llamar a Rabello por la línea grabada. Sin embargo, en la sentencia se destaca que Rocco aseguró que “como esas pantallas aportaban tanta información no le eran útiles para efectuar el control que le era propio en su calidad de jefe de la mesa”. En la sentencia se califica ese descargo como de una “improcedencia evidente”, pues en una de las grabaciones se oye al operador de Siembra Pablo Salvemini decir “...vos viste que el nasdaq se está haciendo mie.......rda y este papel no se mueve...”. Según los jueces, esa frase “evidenciaba plenamente el uso de esa información”.

Cuando los jueces mencionaron ante los imputados las numerosas irregularidades detectadas, Salvemini aseguró que a él le pagaban para ganar plata y no para ser prolijo y que en la mesa se efectuaban muchas operaciones diarias que le impedían serlo. Este argumento fue refutado con los informes que Siembra remitía periódicamente a la Superintendencia de AFJP. Allí se pudo ver que durante el segundo semestre de 2000 las carteras de Fondo y Encaje administradas por Siembra concretaron 824 operaciones. Salvemini llevó adelante 360 (117 Cedears y 242 en acciones incluyendo privatizadas), lo que daba un promedio de 3 operaciones por día, que, según los jueces, “le permitían sin lugar a dudas cumplir acabadamente con sus obligaciones administrativas”. También se le cuestionó el uso de celulares para realizar operaciones, pues supuestamente estaban prohibidos en la mesa. Finalmente, y luego de siete años de investigaciones, el Tribunal Oral Penal Económico Nº 2 le dio 4 años de cárcel a Pablo Salvemini y 2 años y 10 meses a Luis Augusto Rocco. Salvemini aseguró que su modo de operar era conocido en la empresa, pero la Justicia no fue más allá. Ricardo Guitart, ex presidente de Siembra, no fue imputado en la causa y Alberto Termine, ex gerente financiero de la AFJP, quedó en libertad por falta de mérito.

Los cómplices

Todas las maniobras irregulares se detectaron en los casos en que Siembra AFJP operó con Rabello. Las operaciones realizadas en el mismo semestre con otros agentes de bolsa, como J. P Morgan, Merril Lynch, Santander y Raymond James, no evidenciaron inconsistencias horarias. Además, al negociar con Rabello se hizo uso de otro intermediario (Provincia Bursátil o Santander) para acceder al mercado foráneo, lo cual no era indispensable cuando se negociaba con el resto de los operadores. En la sentencia se destaca que “la innecesaria intervención de Rabello aumentaba los costos de la operación para el fondo, debido a que la comisión de Provincia Bursátil se incorporaba al precio del papel”.

El informe pericial realizado en Rabello detectó diversos tipos de anomalías como “boletos que no figuran consignados, órdenes con hora de recepción posterior a la hora de ejecución y órdenes que no se encontraban transcriptas cronológicamente”. Durante el juicio, Alejandro Milito Bianchi, quien fuera director comercial de Rabello cuando se realizó la estafa, intentó explicar esa situación irregular como parte del desorden generado por el trabajo diario, pero en el fallo se destaca que el incumplimiento de la normativa no es un hecho menor pues dio lugar a la iniciación de un sumario por parte del Merval. Milito Bianchi también aseguró en su descargo que Rabello era una de las diez mejores casas de bolsa y que operaba con todas las AFJP. Sin embargo, en la sentencia judicial se resalta que del listado de operaciones registrado en el segundo semestre de 2000 se desprende que sólo operó con cuatro administradoras: Siembra, Nación, Previsol y Futura. De esas cuatro, dos registraron denuncias penales y las otras dos no llegaron a ese estado por no contar con grabaciones en la mesa de operaciones, aunque en el juicio quedó en evidencia que las maniobras denunciadas eran comunes entre las administradoras. Finalmente el Tribunal le aplicó una condena de 4 años a Alejando Milito Bianchi y 2 años y 10 meses a Francisco Luis Scola, directivo de Rabello. No obstante, José Javier Goñi, dueño de Rabello, quedó en libertad por falta de mérito.

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