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El país|Martes, 5 de febrero de 2008
ALFONSIN ANUNCIO EL RETORNO DEL “GORILISMO RABIOSO” POR EL ACUERDO K-LAVAGNA

Una vuelta por la jaula de los monos

El ex presidente pronosticó que podría volver el gorilismo “que dividió a las familias argentinas”. Desde las fuerzas opositoras negaron esa intención y aclararon que sus críticas eran por la actitud del ex ministro. En el justicialismo, en cambio, lo creyeron muy probable.

Por Fernando Cibeira
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Roberto Lavagna y Néstor Kirchner sacudieron el tablero político con su sorpresivo acuerdo para el PJ.

Con el tono de un conocedor en profundidad de estos asuntos, el ex presidente Raúl Alfonsín pronosticó ayer que a partir del acuerdo entre Néstor Kirchner y Roberto Lavagna para reorganizar el PJ “va a aparecer un gorilismo rabioso”, algo que, recordó, “dividió hace muchos años a las familias argentinas”. Las primeras reacciones parecieron avalar sus palabras dado que los dirigentes del peronismo, casi uno por uno, salieron a aclamar la reincorporación del ex ministro mientras que los opositores –con excepción del socialista Hermes Binner y de Mauricio Macri, quien se excusó de opinar– calificaron el acuerdo con los peores términos. Pero, consultados por Página/12, aclararon que no lo hicieron de gorilas, sino por sus diferencias con el modelo oficial. Con todo, como una letanía, quedó el eco de la queja del jefe de los senadores radicales, Ernesto Sanz: “El peronismo ya no me sorprende, ni los peronistas tampoco”.

Alfonsín habló en tono dolido porque él fue el arquitecto de la alianza entre el radicalismo y Lavagna en la última elección, una movida audaz que no dio los réditos esperados: la Coalición UNA terminó en un lejano tercer puesto. “Estoy condenado a la crítica”, se lamentó ayer el ex presidente y adelantó que en la UCR iban a tener “problemas de críticas” por aquel acuerdo que ahora los dejó desairados. Con todo, evitó ser duro con Lavagna y especuló con que el objetivo del ex ministro en verdad no sería la vicepresidencia del PJ, sino ser una voz de consulta en materia económica. “En una de ésas tenemos dos ministros de Economía”, lanzó.

Sin dudas, el punto fuerte de su intervención fue cuando pronosticó la posible vuelta de la antinomia clásica de la política argentina. “Con este paso del doctor Lavagna va a aparecer un gorilismo rabioso, una oposición como la que no nos gusta a nosotros y creo que no le gusta a Lavagna”, anticipó. Su análisis, se desprende, tenía que ver con que todo el peronismo iba a quedar concentrado en la estructura del PJ y no repartido en alternativas opositoras, tal como ha venido ocurriendo en los últimos tiempos.

El término “gorila”, que recordó Alfonsín, se forjó en los años cincuenta. Nació a raíz de un latiguillo de un popular programa radial, La Revista Dislocada, en donde hacían la parodia de una película con un científico en la selva de Africa que cada vez que escuchaba un ruido decía “¡Deben ser los gorilas, deben ser!”. Los antiperonistas lo adoptaron como gracia cada vez que se hablaba de rumores de golpe en las postrimerías del segundo gobierno de Perón. Luego les quedó el mote.

La discusión sobre un resurgimiento del gorilismo ya había tenido su espacio en los días previos a las elecciones presidenciales de octubre, cuando las encuestas anticipaban que el electorado de las grandes ciudades se inclinaba por opciones opositoras, mientras que en el interior los porcentajes eran abrumadores a favor de Cristina Fernández. Los resultados luego pusieron el debate en tela de juicio –por ejemplo, quienes calificaban a los grandes centros del conurbano como grandes ciudades– y el tema se fue apagando. Hasta ayer.

El “lilito” Adrián Pérez, jefe del bloque de diputados de la Coalición Cívica, aseguró a Página/12 que su fuerza jamás va a apuntar a generar una división entre peronistas y antiperonistas. Es más, sostuvo que aspiran a integrar a peronistas dentro de la CC, aunque mencionó como un escollo “la verticalidad” que caracteriza al PJ. En una dirección parecida a las declaraciones de Elisa Carrió el domingo, Pérez celebraba que el acuerdo haya dejado a la CC en rol de, a su entender, ser la única oposición.

El titular de la UCR, Gerardo Morales, tampoco se ve como gorila. “Los cuestionamientos que se hacen es por el hecho puntual que hizo Lavagna, no percibo que haya un resurgimiento del antiperonismo”, explicó el jefe radical, también objeto de críticas por parte de sus correligionarios (ver página 2). Los dardos radicales contra Lavagna se centraron en la supuesta deslealtad en la que habría incurrido con los tres millones y medio de personas que lo eligieron como opción opositora. El ex ministro les respondió que los radicales fueron quienes se apresuraron a dar por finiquitada la coalición apenas se terminaron de contar los votos.

En el justicialismo no consideraban muy errada la lectura que había hecho Alfonsín sobre la postura opositora frente al acuerdo. “Tienen una actitud que podría ser calificada como gorila, porque descalifican todo lo que hace el Gobierno”, sostuvo el diputado José María Díaz Bancalari, quien hoy formará parte de la reunión del Consejo del PJ bonaerense que dará el puntapié al operativo de normalización del justicialismo a nivel nacional. Acido, Díaz Bancalari consideró “la coalición cínica” una conjunción de intereses entre Carrió y Macri, quienes, a su entender, no encuentran nada rescatable en ningún acto oficial.

El pronóstico de Alfonsín podría imaginarse cumplido si se ponía en una columna la lista de los gobernadores, intendentes y legisladores justicialistas que ayer salieron a apoyar la jugada de Kirchner con Lavagna como una apuesta a la renovación y a la madurez, y en la de enfrente se anotaban los nombres de los opositores –radicales, de la CC y del PRO–, que la consideraban un atentado contra la credibilidad de la política.

En el medio, el socialista Binner, también susceptible de portar gorilismo, optó por considerar “bueno que los partidos se reacomoden”.

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