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El país|Sábado, 9 de febrero de 2008

Todos quieren un lugar bajo el nuevo paraguas del PJ kirchnerista

El gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, sería el representante de los gobernadores en la mesa chica. La CGT tendría un lugar importante, pero podría no ser ejercido directamente por Moyano.

Por Martín Piqué
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Daniel Scioli, Roberto Lavagna, el salteño Juan Manuel Urtubey y Hugo Moyano.

El criterio lo comenzó a hacer circular el propio Néstor Kirchner. La sugerencia consistía en poner en práctica un elemento restrictivo a la hora de elegir las nuevas autoridades partidarias del PJ en cada distrito. Quienes tuvieran responsabilidades ejecutivas –o sea funciones de gobierno, tanto provincial como municipal– no podrían ser titulares del justicialismo en sus territorios. Esa propuesta que recorrió las filas kirchneristas tendrá su aplicación más concreta en el nuevo PJ que Kirchner construirá a su imagen y semejanza. Siguiendo esa lógica, los gobernadores quedarán afuera del futuro consejo nacional del partido. Aunque el ex presidente piensa tenerlos cerca. Por eso impulsará la creación de un consejo de notables que asesore a la nueva conducción partidaria. Pero siempre hay una excepción a la regla. Y Kirchner no descarta ubicar a un gobernador, preferentemente joven, entre los primeros puestos. Para los demás cargos, que serían menos que la conformación actual (es muy probable que haya sólo dos vicepresidencias), se priorizará a las figuras que garanticen un perfil novedoso y, si se quiere, “progresista” en términos de lo que supo ser el PJ en los últimos años.

Desde que Kirchner decidió ponerse a la cabeza de la reorganización del PJ, el peronismo entero se debate por los espacios de poder dentro del partido. Aunque no se diga públicamente, muchos anhelan la representación simbólica que puede aportar un cargo en el consejo. Mucho más si el PJ pasa a ser dirigido por el propio Kirchner. En la pelea, como siempre, hay intereses en pugna. Los gobernadores, por un lado; los jefes de las Cámaras y los bloques partidarios, por el suyo. También está la CGT, que pugna por ubicar a su secretario general, Hugo Moyano, en una de las vicepresidencias. Y el mapa se completa con los planes del propio Kirchner, ubicado en el rol de síntesis de todas las expresiones, el único con la potestad de repartir los lugares a último momento.

Kirchner sabe que ponerse a la cabeza del PJ implica un costo, un sapo a tragar, para una parte de su proyecto político. No por casualidad el ex presidente convirtió la frase “con el peronismo solo no alcanza” en uno de los latiguillos de su gestión. ¿Cómo congeniar aquella vocación frentista con este desembarco de lleno en el PJ? La respuesta, habrá que ver si se confirma en los hechos, ya la recibieron algunos interlocutores privilegiados de Kirchner. “Tiene que ser un peronismo diferente, nuevo, que pueda convertirse en el eje para reconstruir el movimiento nacional”, es la consigna que vienen escuchando legisladores, intendentes y dirigentes sociales del oficialismo. Los nombres que piensa Kirchner para acompañarlo en el PJ intentarán encarnar esa línea. ¿Lo logrará?

Uno de los hombres que podría acompañar a Kirchner es el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey. Joven, con muy relación con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el jefe de Gabinete Alberto Fernández, Urtubey podría ser la excepción a la regla de dejar afuera a los hombres con funciones ejecutivas. Sería el representante de los gobernadores en la mesa chica kirchnerista. En el reparto de cargos habrá un lugar importante para la CGT. Quizá una de las dos vicepresidencias. La central de Azopardo pidió que sea Moyano quien asuma ese cargo. Kirchner preferiría ubicar allí a un dirigente con menor exposición pública, historia en el peronismo y que al mismo tiempo sea hombre de confianza del camionero. Algunos nombraban a Julio Piumato, a quien favorece su pasado como denunciante de las coimas en el Senado y opositor de las políticas de los ’90.

Quienes tendrán un lugar garantizado son los presidentes de las dos cámaras del Congreso, Eduardo Fellner y José Pampuro, y los jefes de los bloques, Agustín Rossi y Miguel Angel Pichetto. Fellner es un hombre de estrecha confianza de Kirchner al que el ex presidente ya recurrió cuando se trataron temas partidarios. En aquel agitado congreso de Parque Norte en el que se cruzaron CFK y Chiche Duhalde, Fellner fue electo titular del partido. Cuando Kirchner se lo pidió, el jujeño no dudó en renunciar a su cargo. Fue la movida final de la estrategia de “vaciamiento” impulsada en ese momento por el entonces presidente. Hoy Fellner es nuevamente uno de los alfiles de Kirchner en la reorganización partidaria. Su inclusión en la conducción partidaria es casi un hecho.

Un caso similar sucede con el titular de la Cámara de Diputados bonaerense, Alberto Balestrini. En una de sus últimas visitas al bunker K de Puerto Madero, el matancero recibió la confirmación de que será el próximo presidente del peronismo bonaerense. Su bendición como titular del PJ más fuerte del país es un premio de Kirchner por su lealtad (Balestrini no tenía mucho entusiasmo en cambiar el Congreso por la Legislatura bonaerense) y se mantiene dentro de la lógica de separar cargos ejecutivos y cargos partidarios. Al mismo tiempo es un mensaje al gobernador Daniel Scioli. La cuota de cambio, de ruptura con el pasado, la aportarán el dirigente del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, o el diputado Edgardo Depetri (alguno de los dos irá a la secretaría de organización), el legislador porteño y nieto recuperado Juan Cabandié y el flamante secretario de Pymes Eric Calcagno.

El ex embajador en París no será el único economista que integre el nuevo PJ. El más conocido será Roberto Lavagna, aunque los colaboradores de Kirchner no le auguran un cargo demasiado importante.

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