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El país|Domingo, 30 de mayo de 2004
LA RELACION DE BIELSA Y LAVAGNA DURANTE EL VIAJE A MEXICO

Entre el “duelo” y las “estupideces”

Por F. C.

“Tenemos fecha de duelo para mañana a la mañana”, ironizó el canciller Rafael Bielsa cuando le preguntaron sobre su supuesta pelea con el ministro de Economía, Roberto Lavagna, acerca de lo que habían conversado con los cancilleres europeos en la Cumbre de Guadalajara. “No, estupideces no”, respondió Lavagna cuando lo consultaron por lo mismo. Si bien no hubo un enfrentamiento, los ministros que suplantaron a Néstor Kirchner al frente de la comitiva argentina desentonaron en público sobre la importancia que las negociaciones por la deuda externa tuvieron en las reuniones bilaterales. Un punto nada menor, si se tiene en cuenta que la deuda será el eje del debate de los próximos días.
Luego de la primera jornada del jueves, Lavagna remarcó que habían ido hasta México para discutir asuntos importantes como el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea que servirá para crear muchos puestos de trabajo, si es que algún día se concreta. Si lo consultaban por temas más “depresivos” como la crisis energética o las negociaciones con los bonistas, el ministro respondía con un “eso lo charlamos en Buenos Aires”. Lo que remarcó fue que el tema de la deuda no había estado ni estaría dentro del temario de la Cumbre, ni tenía porqué aparecer en las reuniones con diplomáticos europeos.
Pero hubo alguna desconexión al más alto nivel porque en la conferencia de prensa que ofreció Bielsa el viernes, a la que asistieron todos los periodistas argentinos que cubrieron el evento y también algunos extranjeros, reveló que la discusión por la deuda fue casi omnipresente. Salvo con el jefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero –tal vez emocionado por la carta de Jorge Luis Borges que recibió como regalo– la negociación con los bonistas surgió en todos los encuentros con europeos, contó. Incluso, detalló que la canciller de Austria aprovechó el tete a tete para preguntar por la suerte de los apenas 270 acreedores de ese país.
Bielsa dijo también que Lavagna había dado particularidades de la respuesta que tenía preparada la Argentina y que no podía decir más porque ya entraba en la órbita del ministro de Economía.
De esta forma, el canciller desbarató un poco la estrategia “pum para arriba” que pretendía instalar Lavagna, sacando totalmente la deuda de la Cumbre. El ministro, que tenía prevista una rueda de prensa propia algunas horas más tarde que la del canciller, desbarató los dichos de Bielsa. Aseguró que no había adelantado nada de la propuesta definitiva que se le presentará a los acreedores, entre otras cosas, porque recién estará lista dentro de 15 días. Y que, antes que nadie, la conocerán los argentinos.
Así quedó instalado un malentendido difícil de explicar, dado que los dos ministros participaron de las mismas reuniones aunque sus versiones difirieron. Ayer, durante el vuelo de vuelta, Lavagna durmió todo el viaje mientras que Bielsa bajó en la escala para recarga de combustible en Guayaquil. Ya en Aeroparque, ambos bajaron por separado. Es decir, desde las diferencias no volvieron a mostrarse juntos. Con todo, descartaron cualquier tipo de enfrentamiento.
Fue el saldo final de una Cumbre que no dejó mucha tela para cortar. La comitiva argentina festejó que la declaración final de Guadalajara hiciera una mención a que la reestructuración de las deudas de los países no deben afectar sus posibilidades de crecimiento. El festejo es repetido porque ya se había aprobado un texto por el estilo en la Cumbre de las Américas, también este año, también en México. El otro motivo de alegría fue el avance, aunque modesto, en las trabajosas reuniones con la Unión Europea que en algún momento se temió que naufragaran por completo. Ahora quedó ratificado octubre de 2004 como fecha tentativa para un acuerdo que pretende crear el área de libre comercio más grande del mundo.
Kirchner y Fidel Castro no fueron los únicos presidentes que pegaron el faltazo en Guadalajara. En total, participaron 37 jefes de Estado de los 58 países invitados. Pero, después de “la foto de familia” –como las llama Bielsa– que reúne a todos los participantes, la despedida fue rápida. Tanto, que algunos funcionarios argentinos que tenían pasaje para el domingo los cambiaron para ayer o consiguieron un lugar en el Tango. “Si acá no queda nadie”, justificó uno de ellos. Los funcionarios de Cancillería coparon el avión. Además de Bielsa, viajaron los secretarios Jorge Taiana y Martín Redrado y los subsecretarios Eduardo Sigal y Darío Alessandro, quien estrenaba funciones.

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