–Durante el menemismo, ¿cómo se digitaban los fallos desde la Corte?
–Había decisiones que se tomaban por solidaridad política con el partido gobernante. Por ejemplo, la anulación de un juicio político a un gobernador de San Juan que fue repuesto en el cargo. Hubo alguna convalidación de algún pequeñito fraude electoral, no recuerdo cuál.
–Sólo señala resoluciones ligadas al quehacer político. Con las privatizaciones la Corte de los noventa también fue leal al gobierno. ¿No fueron fallos solidarios con el menemismo?
–No es misión del Poder Judicial revisar la política económica del Ejecutivo. Si el Ejecutivo y el Congreso deciden privatizar, el Judicial no tiene nada que decir. La Corte sólo controla la legalidad.
–Usted ha sido crítico con la mayoría automática. Sin embargo, elaboró buena parte del fallo que le permitió a Menem recuperar la libertad en la causa armas. ¿Por qué?
–Estaba mal lo que habían hecho los jueces inferiores: empezaron por suponer que había una asociación ilícita sin descubrir para cometer qué delitos. El delito de asociación ilícita se utilizaba para busca la calificación más grave, que impidiera la excarcelación. Por otra parte, creo que el delito de asociación ilícita, si no se concreta la asociación en hechos delictivos concretos es inconstitucional.
–¿Hubo un pacto Menem-Alfonsín para que usted redactara ese fallo?
–No me venga con inventos. En los pasillos de tribunales se inventa cualquier cosa.
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