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Los dirigentes del campo valoraron el llamado al diálogo que formuló ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner e incluso el vicepresidente de Coninagro, Carlos Garetto, se manifestó ante Página/12 a favor de levantar el lockout para comenzar a negociar. Sin embargo, la desconfianza hacia el Gobierno aún predomina en el sector debido a la falta de propuestas concretas y anoche todavía no habían definido cómo seguir. Los titulares de las cuatro entidades tomarán la decisión hoy en Santa Fe, en la sede de Carsfe, luego de reunirse con el gobernador de la provincia, Hermes Binner.
Los ruralistas tenían pensado inicialmente continuar con las protestas sin cortes permanentes de ruta y anunciar un acto para el próximo domingo 25 de mayo en el Monumento a la Bandera. Un discurso de Néstor Kirchner criticando a los productores, tal como se preveía antes del acto, hubiera facilitado esa decisión. Pero el ex presidente sorprendió al cederle la palabra a su esposa, quien se mostró muy moderada en sus palabras. De ese modo, lo que se suponía que iba a ser una demostración de fuerza que agudizaría el conflicto terminó siendo un claro intento por descomprimirlo.
“Fue un discurso muy conciliador, diferente a los que venía haciendo. Ahora hay que abrir una instancia de diálogo y recomponer la relación”, aseguró a este diario Carlos Garetto, vicepresidente de Coninagro. Esta entidad fue una de las más moderadas dentro de la comisión de enlace, pero siempre se subordinó a la decisión del resto de las organizaciones. Lo llamativo es que las veces en que amenazó con romper el bloque, quien fogoneó esa postura fue el presidente Fernando Gioino, representante de SanCor, y quien lo desairó asegurando que iba a asumir la conducción en su reemplazo fue justamente Garetto, quien ahora se mostró partidario de negociar.
Por ejemplo, el martes 22 de abril Gioino se presentó ante la presidenta Fernández de Kirchner a ratificar el acuerdo lácteo firmado en diciembre, justo cuando se estaba presionando para lograr una mejora en los precios. Esa posición fue interpretada como una “traición” por varios dirigentes del sector y el consejo de administración de Coninagro desautorizó a su propio presidente un día después con el voto de Garetto en representación de la Asociación de Cooperativas Argentinas, una de las diez entidades que integra Coninagro.
–Algunos dirigentes del sector desconfían del llamado al diálogo de la Presidenta. ¿Usted le cree? –preguntó Página/12 al dirigente rural.
–Convocó a todos los argentinos y se comprometió a dejar atrás rencores, antagonismos y falsas divisiones. No tengo porque no creerle. Hay que valorar la investidura presidencial. El Gobierno está deponiendo algunas actitudes. Ahora hay que buscar la coincidencia y eso no se logra confrontando.
Desde Federación Agraria también celebraron las palabras de Cristina Fernández, pero fueron más cautos. “Me parece muy bien que hable de un reencuentro y de unir a los argentinos, ya que si bien el tema de las retenciones no está resuelto, como quieren los productores de todo el país, la actitud de la Presidenta no agrava la situación sino que la tranquiliza”, afirmó Eduardo Buzzi, titular de la entidad.
Ulises Forte, uno de los vicepresidentes de Federación, reconoció ante este diario que “ha habido un cambio de actitud muy importante porque la Presidenta parece haber entendido que en el disenso también se construye”. Sin embargo, sostuvo que “si volvemos al diálogo tiene que ser sin dilaciones y sobre la base de propuestas concretas”.
El titular de la Sociedad Rural, Luciano Miguens, coincidió al destacar el “tono coinciliador” del discurso presidencial. Además, sostuvo que “el campo está siempre dispuesto a apoyar al país”. No obstante recordó que “el tema de las retenciones móviles” sigue irresuelto y que el sector –además del discurso de hoy de Cristina Fernández– necesita “una señal más firme de parte del gobierno”.
Si bien todos destacan el diálogo, las posiciones de Garetto y Miguens no son las mismas. Uno se mostró dispuesto a hacerle un nuevo gesto al Gobierno y el otro dejó ver que la movida inicial debería ser del Ejecutivo. Hoy por la tarde tratarán de limar las diferencias para fijar una posición común que los contenga a ambos. Ellos tampoco quieren mostrar fisuras en la comisión de enlace. Por más que las haya.
Horas antes de que la presidenta Cristina Fernández convocara nuevamente el diálogo, las segundas líneas del Gobierno criticaron con dureza la posición de los empresarios del campo. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, aseguró ayer que la medida de fuerza “ahora tiene condimentos políticos” y que no se dialogará “bajo coacción”. El oficialismo también rechazó una iniciativa de Eduardo Buzzi, presidente de la Federación Agraria, que propuso levantar el lockout por 24 horas para seguir negociando. “Con el paro y la tregua vive marcando condiciones de discusión que son muy difíciles de tolerar en una etapa democrática como la que vivimos. El campo ha sido uno de los sectores que más ganancias han tenido en este tiempo”, advirtió Fernández. Por su parte, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, acusó al campo de “propiciar hechos de violencia”, como “aprietes a intendentes”, a la vez que descartó cualquier posibilidad de diálogo mientras se mantenga el lockout. “No es razonable que aceptemos que un sector obligue, en situación de paro, a una negociación, cuando el Gobierno siempre ha estado abierto al diálogo”, afirmó Randazzo.
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