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El país|Lunes, 12 de agosto de 2002

“Por la dinámica del movimiento milito entre los piqueteros”

Por Laura Vales
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Fue cajero de un banco, pasó por una inmobiliaria y se convirtió finalmente en trabajador gráfico. Es cordobés y milita desde el colegio secundario. Hasta hace muy poco su actividad estaba centrada en la actividad gremial ligada a lo fabril. Desde julio del año pasado Néstor Pitrola es coordinador del Polo Obrero, al que se vinculó “en un tránsito que fue del movimiento obrero al de los desocupados”.
–¿Cómo era su familia?
–Una familia de clase media, de tres hermanos. Mi papá era comerciante y mi madre ama de casa.
–¿Era una familia vinculada con la política?
–No, ninguno era militante.
–¿Y usted?
–Yo empecé en el ‘68, a los 16 años. Construimos una agrupación independiente de estudiantes secundarios. Tenía simpatía con la izquierda peronista. Yo viví el Cordobazo, caí preso por primera vez el 22 de mayo, 7 días antes, con otros estudiantes. El movimiento estudiantil ganó mucho la calle en esa etapa. Y más tarde me incorporé a la agrupación del Partido Obrero.
–¿A quién admiraba?
–Al Che, a Fidel.
–Era la época de la Revolución Cubana.
–Claro, nosotros estuvimos muy influidos por la Revolución Cubana.
–Después se volcó a la militancia sindical.
–Entré al banco de Galicia y armamos la comisión interna. Organizamos todo de cero, porque no teníamos nada. Armamos un grupo de activistas que nos reuníamos en la casa de los más antiguos. Hasta la dictadura, cuando me tuve que ir. Porque yo soy cordobés fanático, nunca pensé que terminaría viviendo acá, pero la noche del golpe allanaron la casa de mis padres. Yo ya era delegado general del banco de Galicia.
–Y vino a Buenos Aires.
–Llegué siete días después del golpe, el 1º de abril del ‘76. Aquí trabajé tres años en una inmobiliaria, y en 1979 entré al diario Convicción.
–¿Al diario de Eduardo Massera? ¿Cómo fue ahí?
–Era un obrero gráfico más. Fue una decisión por el oficio, que tenía más que ver con los trabajadores. Entré con mejor sueldo y el trabajo me gustaba más.
–¿Massera no chequeaba los antecedentes de las personas que empleaba?
–Todos los chequeaban, pero logramos sortearlo. Ahí, de a poco, armamos una red de activistas. Me despidieron en el ‘82, por la ley antisubversiva.
–¿Cuál fue el motivo?
–Hicimos un motín, no fue un paro, sino que fuimos todos al patio a reclamar un aumento de salario. Los líderes éramos un compañero de fotografía, otro de rotativas y yo. Nos echaron a los tres.
De 1982 al 2001 Pitrola continuó con su oficio gráfico y la actividad gremial. En 1984 fue electo secretario general de la comisión interna de Editorial Atlántida y secretario adjunto del gremio junto a Raymundo Ongaro.
–Así que su acercamiento al movimiento de desocupados se dio a través de la actividad sindical.
–Nosotros fuimos los primeros que cortamos la Panamericana en la lucha de Editorial Atlántida, en el ‘97. Ese año ocupamos la editorial y cortamos la ruta, es decir que mi tránsito fue del movimiento obrero ya con una ocupación piquetera. Después, probablemente en los primeros piquetes de desocupados en los que participé fueron los de La Matanza.
–Ya como dirigente. –Claro. Y contribuí mucho a la formación del Polo Obrero, sus cortes y sus piquetes en la Capital.
–¿Usted es desocupado?
–Soy desocupado fabril, pero en la industria gráfica tengo una changuita, un pequeño trabajo que me permite seguir en el gremio. Soy congresal del sindicato gráfico y trabajo además como asesor del diputado Altamira. Hoy por la enorme dinámica del movimiento de desocupados estoy militando más entre los piqueteros desocupados que en el movimiento fabril.
–Es la transformación más fuerte de estos años.
–Nosotros éramos fundamentalmente activistas sindicales del Partido Obrero, pero con el crecimiento de la desocupación muchos de nuestros propios cuadros van quedando desocupados. Ellos son formadores de comisiones de desocupados en distintos lugares.
–¿Organizar a los desocupados fue una decisión explícita o un proceso que se fue dando naturalmente?
–Fue una decisión.
–¿Cómo se genera esa organización?
–Se trabaja con la convocatoria a reunirse a los vecinos del barrio, recorriendo casa por casa, haciendo un censo de los desocupados, se hace una pequeña asamblea para presentar un petitorio a la Municipalidad pidiendo por los reclamos de la zona. Los mismos que hay en cualquier punto del país: alimentos, puestos de trabajo, subsidios si no hay trabajo genuino. Nosotros lo planteamos desde un programa propio, que era trabajo genuino o un subsidio de 500 pesos.
–¿Por qué las organizaciones de desocupados están tan divididas, tan enfrentadas entre sí?
–Bueno, se ha producido una divergencia política muy de fondo después de las elecciones del 14 de octubre y en esos meses claves hasta el 19 y 20. Estuvimos unidos en los dos Congresos Piqueteros, y en el segundo de ellos quedamos en realizar un tercero, pero ese encuentro nunca se convocó. Se fue formando un ala interna, con el Polo Obrero y el Movimiento Teresa Rodríguez. Hubo grandes luchas parciales, pero no una lucha nacional. Logramos que se convocara a una gran movilización para el 20 de diciembre y cuando llegaron los sucesos del 19 de diciembre la CCC y la CTA levantaron la movilización con el argumento de que había provocadores y de que esto estaba fuera de control. Nosotros fuimos a la plaza.
–¿El Bloque Piquetero entiende que el país entró en una etapa revolucionaria?
–Esa es la lectura que hacemos en el Polo Obrero y también la del Movimiento Teresa Rodríguez, no así de otras corrientes que integran el Bloque.
–¿Qué significa exactamente pensar que el país está en una etapa revolucionaria?
–Para nosotros está planteada la cuestión del poder. Al estar planteada la cuestión del poder, tenemos que luchar por la organización política del movimiento obrero, piquetero y popular en todas las clases sociales explotadas.
–Ese es el núcleo de las diferencias, que el Polo Obrero entiende que el país entró en una etapa revolucionaria mientras que la CTA y las CCC no.
–Claro. Ni que está planteada la cuestión del poder.
–Desde ese lugar, pensar en la unidad de las organizaciones de desocupados es un disparate.
–En este momento, probablemente sí. Estamos muy lejos de la unidad de las organizaciones piqueteras.

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