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El país|Miércoles, 8 de febrero de 2012
El líder de la CGT escuchó a la Presidenta sentado en primera fila

El día que volvió Moyano

Después de la tensión con el Gobierno, Hugo Moyano participó del acto en Casa de Gobierno. “Me gustó mucho eso de darle otra oportunidad a la paz”, dijo sobre el discurso de CFK. En su entorno admitieron la expectativa por ser convocados a una audiencia.

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El dirigente de los camioneros junto al de los judiciales, Julio Piumato.

Hugo Moyano entró en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos acompañado por una decena de dirigentes de la CGT, y se ubicó en la primera fila, en uno de los asientos frente a la tarima que usaría minutos más tarde Cristina Kirchner. El titular de la central obrera volvió así a la Casa Rosada, en un primer gesto de acercamiento tras la tensión posterior al acto de Huracán, en el que criticó al Gobierno por la falta de respuesta a los reclamos de la central. Allegados al camionero no ocultaron que la expectativa ahora es a ser llamados para una audiencia con la Presidenta que permita dejar atrás la rispidez. “¿Qué le pareció el discurso?”, le preguntaron los periodistas a Moyano, cuando salía del lugar. “Me gustó mucho eso de darle otra oportunidad a la paz”, ironizó el dirigente.

El moyanismo respondió de inmediato a la invitación para ir al anuncio sobre Malvinas. El titular de la CGT llamó a los suyos a reunirse dos horas antes en la sede de la central obrera para ir juntos al acto. “Fue una invitación al Consejo Directivo de la CGT y no podíamos faltar”, señaló Moyano al anticipar que no se ausentarían. Salieron desde la sede de Azopardo en tres autos, Moyano, su hijo Facundo, que es diputado nacional por el Frente para la Victoria; Omar Plaini, de Canillitas; Julio Piumato, de Judiciales; Luis Pandolfi y Miguel Paniagua.

Llegaron temprano a la Rosada, ingresaron al edificio y durante una media hora no se los vio llegar al salón donde se realizaría el anuncio. Por eso circularon versiones sobre que Moyano se habría reunido con algún funcionario, pero los voceros gremiales consultados por este diario aseguraron que no y dijeron que estuvieron esperando en un salón contiguo. “No hubo reunión, sí saludos con ministros y funcionarios. Todo resultó cómodo”, definió a este diario uno de los integrantes de la delegación.

Tampoco desde la Casa Rosada confirmaron si hubo algún contacto del dirigente de la CGT con la Presidenta –que en ese momento debía estar en una audiencia– o bien con algún integrante del gabinete.

Cerca del titular de la central obrera se sentaron el ceterista Hugo Yasky, de la CTA, y el titular de la Unión Industrial Argentina, José Ignacio de Mendiguren. También por la CGT estuvieron en la Casa de Gobierno Omar Viviani (taxistas) y el metalúrgico Antonio Caló, que suena como uno de los candidatos que avalaría el Gobierno para reemplazar a Moyano en las próximas elecciones. “No hay ningún dirigente gremial que no quiera ser secretario general de la CGT”, dijo Caló cuando lo consultaron sobre la eventual sucesión. Sin embargo, suavizó su declaración y advirtió que el próximo podría ser él, el propio Hugo Moyano o también José Luis Lingeri (Obras Sanitarias). “Vamos a buscar el consenso, voy a bregar por la unidad del movimiento obrero como hizo mi compañero Lorenzo Miguel”, concilió el metalúrgico.

La vuelta de Moyano a la Casa Rosada fue uno de los temas del día y abrió las especulaciones sobre cuáles serían los canales para recomponer la relación. El abogado de la CGT, Héctor Recalde, habló sobre el punto con optimismo. “Hubo, como dijo Moyano, un compás de espera y punto. Ahora la historia continúa”, aseguró el diputado. También insistió en el razonamiento que vienen sosteniendo los cegetistas sobre la legitimidad de sus críticas al Gobierno: “Moyano forma parte de este modelo que comenzó en mayo de 2003 con roles distintos, ya que él es defensor de los trabajadores y Cristina es la Presidenta de todos los argentinos. En esos roles a veces hay algunos matices, pero yo tengo mi certeza que fuera de este modelo es imposible que estén los trabajadores”.

Moyano se entrevistó por última vez con la Presidenta hace cinco meses, el 6 de septiembre del año pasado, en plena campaña electoral, cuando concurrió a Olivos para hablar sobre aumentos en las asignaciones familiares. Sin embargo, la relación se enfrió (a los cegetistas les cayó mal el armado de las listas de candidatos, donde pretendían una mayor representación sindical), y entró en crisis cuando CFK anunció que no daría respaldo al proyecto de ley de reparto de las utilidades empresarias. El moyanismo reclama, además, que vuelvan a agenda otros pedidos del mundo del trabajo, como la universalización de las asignaciones familiares y la suba del piso del Impuesto a las Ganancias. El pedido de una audiencia a la Presidenta implica el planteo de que algunos de estos temas puedan encontrar una vía para canalizarse.

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