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El Gobierno sufrió en silencio su primera derrota en el Congreso con la aprobación del dictamen de mayoría a favor de rechazar el DNU de Ganancias. En el oficialismo lo consideraban un retroceso menor, dado que el decreto sigue firme hasta que las cámaras lo rechacen. Para evitar que eso suceda, el macrismo activó todas sus líneas de negociación. El titular de la Cámara baja, Emilio Monzó, estuvo reunido con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, para evaluar las alternativas. En la Rosada tomaron el tema con una combinación de cautela y bronca, en especial, hacia Sergio Massa. El enojo con el referente del Frente Renovador –aseguraban en Balcarce 50– se extiende también a los gobernadores.
El silencio de los funcionarios nacionales sobre la derrota en el Congreso es inversamente proporcional al tiempo de rosca que le dedicarán a evitar que un problema menor –así buscaban que se lo vea– se convierta en una derrota mayor, con el rechazo del DNU. Lo cierto es que hasta ahora el presidente Mauricio Macri logró sortear los dictámenes en mayoría de rechazo de dos decretos mucho más controvertidos: el que anulaba la devolución del 15 por ciento de coparticipación a todas las provincias y el que disolvió la Aftic y Afsca y creó el Enacom, al tiempo que modificó parcialmente la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
En el macrismo evaluaban que si hubo un traspié con Ganancias es porque el massismo está sobreactuando una promesa de campaña (ahora pide que el mínimo no imponible se aumente hasta 60 mil pesos, el doble de lo que dispuso Macri para una persona casada y con dos hijos). Y porque, según creen, Massa quiere jugar al juego que mejor juega y que más le gusta: presionar, para luego negociar y quedar como el opositor constructivo.
El referente del Frente Renovador había negociando con Monzó y con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, para evitar el rechazo en comisión del DNU de la coparticipación. Los recibió en su casa en Tigre para ofrecerles tiempo y terminó obteniendo la confección de otro decreto que creó el Consejo Nacional para un Nuevo Federalismo. Los dos convidados también tuvieron su ronda de negociaciones con Massa para llegar a un dictamen favorable a la derogación de las leyes de Pago Soberano y la Ley Cerrojo, el paso previo al pago a los fondos buitre.
En su discurso inaugural, Macri concedió que se trate “lo antes posible” una nueva ley que actualice las escalas de Ganancias, aunque en el Gobierno señalan que su aplicación no sería para este año sino para 2017, como indicó hace semanas el Presidente. En Balcarce 50 esperan que primero se trate el pago a los buitres y más adelante se inicie el debate de Ganancias. Monzó tuvo una reunión con Marcos Peña tras la aprobación del dictamen en la que evaluaron cómo avanzar.
Desde el Gobierno se ocuparon de destacar que el revés fue tomado “con tranquilidad” y remarcaron que “sigue firme el decreto”. “Es sólo una anécdota, la ley de Ganancias se va a discutir igual y el decreto está vigente”, minimizaban. “Una vez que quede solucionado el tema con los holdouts, se discutirá una nueva ley de Ganancias. Se está buscando cómo mejorar la situación de los miles que antes no pagaban el impuesto y que ahora pasan a tributarlo”, indicaron.
La bronca con Massa no era poca, aunque le aseguraron a este diario que ningún familiar del diputado fue recordado ayer en los pasillos de la Rosada. En el Gobierno, imaginan que busca sumar rédito político con esta jugada. Señalaban, no obstante, que no estaban solos en el malestar con el líder renovador, dado que los gobernadores son conscientes de que un proyecto como el del massismo también afectará su recaudación. Del kirchnerismo, se sabe, no esperan nada en el PRO. En el macrismo, de todas formas, no se amilanaban ante este primer revés. “Ahora empieza la rosca”, indicaban.
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