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El país|Domingo, 30 de marzo de 2008
CENA DE LIBERALES Y CUMPLEAÑOS DEL ESCRITOR PERUANO

Los gemelos de Mario Vargas Llosa

Por María Laura Carpineta y
Werner Pertot

Se suponía que la cena del viernes iba a ser la celebración del aniversario de la Fundación Libertad, pero terminó siendo la fiesta de cumpleaños del escritor y héroe de la derecha latinoamericana Mario Vargas Llosa. Como si fuera John F. Kennedy, una despampanante mujer en un vestido fucsia se acercó disimuladamente al pequeño escenario, tomó sorpresivamente el micrófono y le cantó con voz suave y cariñosa el feliz cumpleaños. Era el regalo de la fundación y, especialmente, de su presidente, Gerardo Bongiovanni, que después de soplar las velitas le entregó el “verdadero regalo”, unos gemelos con un grabado muy especial. Según explicó el ilustre promotor liberal, se lo dedicaron con la primera palabra que, aseguró, escribió el ser humano: “Sysam” o, según la traducción de Bongiovanni, libertad.

Más que un aniversario o un cumpleaños, parecía un casamiento. Las paredes estaban recubiertas por finas telas blancas, que hacían juego con los manteles y las sillas. El resto de la decoración se lo daban algunas sutiles luces lilas, que salpicaban el Salón Metropolitano, en el centro rosarino. Cerca de las 20 los “intelectuales”, empresarios y dirigentes llegaron desde el seminario. Según algunos de los comensales, había más de 1500 personas. Los que no eran los tan ilustres tuvieron que pagar 60 dólares. Una cifra seguramente irrisoria para los empresarios argentinos y extranjeros que pudieron comer un soufflé de queso de entrada, un lomo con salsa de hongos y soufflé de choclo de plato principal, ver un video de la Fundación y escuchar hablar por enésima en las últimas 72 horas a Bongiovanni. También tomaron el micrófono el ex presidente español José María Aznar y una mujer de su riñón, Esperanza Aguirre.

“Los miro y tengo fe. Cuando empecé en la política los liberales cabíamos en un taxi. Hoy aquí hay más de 1500 personas”, celebró la dirigente del PP. Aznar también subió al escenario, aunque no quiso quedarse mucho. Tiró un par de chistes y saludó a Vargas Llosa, pero antes de terminar se puso serio y adoctrinó por última vez los ilustres neoliberales. “Aunque ahora están pensando en bailar y festejar, tienen que empezar a pensar y prepararse para el mañana”, arengó.

Después de los discursos, vino la entrega de medallas a los invitados y, cuando ya se acercaban las 23 horas, aparecieron las bandejas con la comida. Aznar, Aguirre, Vargas Llosa y todos los grandes nombres de la noche no esperaron el postre ni el show musical y pasada la medianoche dijeron buenas noches. El cumpleaños había terminado pero los rosarinos que quedaban, rebosantes de renovadas esperanzas liberales, siguieron bailando hasta bien entrada la noche.

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