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El país|Lunes, 16 de junio de 2008
El conflicto agrario precipitó la disputa interna entre Busti y Urribarri

La “paz armada” del PJ entrerriano

Con un saldo que ya incluye renuncias y trompadas, se enfrentan el gobernador Sergio Urribarri, alineado con el Gobierno, y el ex mandatario Jorge Busti, quien publicitó sus diferencias y se mostró junto a los ruralistas.

“Estamos en un estado de paz armada, en un equilibrio inestable.” Así definen hoy los propios actores la coyuntura del PJ entrerriano. El parteaguas, claro, es el nivel de confrontación que asume el actual conflicto y que tiene su epicentro mediático justamente en esa provincia. Los dos contendientes son el tres veces gobernador Jorge Busti y su otrora delfín Sergio Urribarri, desde diciembre jefe de la Casa Gris. La diferencia es que mientras el actual gobernador se encolumna decidido detrás de la rígida conducción de Néstor Kirchner, Busti hace públicas sus disidencias y se granjea adhesiones de los sectores agrarios. La batalla, que ya le costó a Urribarri tres funcionarios y a Busti la presidencia del PJ local, generó hasta trompadas en la Legislatura.

Primero solapada y luego explícita, la pelea comenzó al mismo tiempo que el lockout agrario. El primer signo de abierta discordia fue cuando Busti impulsó desde la Legislatura provincial –que él preside– la aprobación de un documento que reclamaba al Gobierno la eliminación de las retenciones móviles. El urribarrista intendente de Chajarí, Juan Javier García, lo acusó de “crear un gobierno paralelo” y de “estar en campaña para 2011”. Entonces, el por entonces presidente del PJ local redobló la apuesta y convocó a la militancia peronista y a los productores agropecuarios a congregarse masivamente en la ciudad.

Urribarri hizo lo propio para el mismo día, a la misma hora, en el mismo lugar. Finalmente, ante el temor cierto de enfrentamientos, ambos decidieron suspender las acciones.

Pero Busti siguió haciendo y diciendo lo suyo. Llamó a un cabildo abierto en Concordia y días después se lo vio en un palco de los productores, en uno de los ingresos al túnel subfluvial que comunica con Santa Fe. Fue entonces que reaccionó el gobernador y convocó a la Casa Gris para el lunes 26 de mayo a los intendentes municipales justicialistas, con el fin de elaborar un documento de apoyo a CFK. Pero, otra vez para el mismo día, a la misma hora, Busti llamó al consejo provincial del PJ para elaborar otro texto crítico de las políticas de la Rosada y en apoyo a los sectores rurales. Sin embargo, de los quince miembros del consejo, sólo asistieron seis. Los otros nueve estuvieron junto a los jefes comunales en Paraná, en las oficinas de Urribarri. Busti leyó el mensaje y renunció a la titularidad del partido, dejando a José Cáceres como mandamás.

El día de la renuncia no fue ocasional: ese martes 27, Kirchner había convocado a la “mesa chica” del PJ para presentar un duro documento de respaldo a la Presidenta. Urribarri, en su condición de vicepresidente, dijo presente. Busti, en su rol de vocal, se ausentó. Luego, Kirchner recibió a los fieles entrerrianos en el porteño Hotel Panamericano. Allí, con la presencia de más de 54 intendentes, Urribarri pudo mostrar a toda su tropa firme y encolumnada.

Lo cierto es que el conflicto sigue latente. Sin ir más lejos, el 7 de junio, dos senadores provinciales se agarraron a trompadas mientras debatían una ley. Por si fuera poco, a lo largo del conflicto, el gobernador perdió a su secretario de la Producción, Héctor Motta, al subsecretario de Producción Agrícola, Oscar Montero, y al subsecretario de Producción Animal, Marcelo Barrera.

Sin embargo, en el entorno de Urribarri no se alarman en demasía. Ellos mismos se encargan de señalar que el texto de la renuncia de Busti fue tenue, que no declaró la guerra abiertamente y que sólo alegó “falta de tiempo material”. Es que, reconocen, a diferencia del caso cordobés la situación no es irreconciliable por lo que de cara a las próximas elecciones todo puede cambiar: “Somos grandes, políticos y peronistas...”, explican con cruda honestidad. Sin embargo, no dejan de cuestionarle a Busti que no haya guardado un prudente silencio: “No necesitamos que le dispute protagonismo y participación al gobernador”, se quejan.

Busti, por su parte, en los últimos días bajó el tono de sus declaraciones. Si bien continúa en su defensa de los productores rurales, ahora cuestiona el modus operandi de las entidades: “El sector agropecuario no tiene que cambiar su reclamo, pero lo tiene que hacer de otra manera. Es que acá se mezcla, y lo digo sin ningún macartismo, el Partido Comunista Revolucionario (PCR) que habla de revolución campesina e indígena, con las retenciones y los transportistas. Veo a la sociedad crispada y temo por la paz social”, dijo Busti en conversación con PáginaI12. Respecto de la interna con el urribarrismo, reconoce las diferencias aunque niega haber “rozado la investidura ni la fortaleza del gobernador”. “Hay distinta óptica del conflicto. Yo no creo que el chacarero sea enemigo, ni golpista, ni desestabilizador. Es cierto que hay dirigentes, muertos políticos, que se quieren meter. Pero eso no quiere decir que no existan causas para la protesta”, argumenta.

En la campaña de diciembre pasado, Busti y Urribarri marcharon juntos. La consigna era “por la continuidad positiva”. Hoy el ajedrez de la coyuntura los deposita en veredas opuestas, pero no completamente antagónicas. Es que, como dice el ex gobernador, “deseo que le vaya bien a Urribarri para que la historia no me tire esa consigna en mi contra”.

Informe: Diego González.

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