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El país|Jueves, 24 de julio de 2008
Sergio Massa debutó en la UCeDé y rápidamente se alineó al peronismo, donde hizo carrera

Con un buen sistema de relaciones

Su desempeño como titular de la Administración Nacional de Seguridad Social le valió el reconocimiento del kirchnerismo. Su nombre sonó como potencial miembro del gabinete. Mientras tanto ganó la intendencia de Tigre y ayer dio el salto.

Por Laura Vales
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Néstor Kirchner y Cristina Fernández, juntos en Tigre con Sergio Massa, en diciembre pasado.

Fue diputado a los 27 años, estuvo a cargo de la Anses en una época de vacas gordas –anunció doce aumentos de jubilaciones en el gobierno de Néstor Kirchner–, pasó por la dirigencia futbolística como vicepresidente de Tigre –durante su gestión, el equipo ascendió al Nacional B– y fue finalmente, en diciembre, el único intendente a cuya jura asistieron Cristina y Néstor Kirchner, toda una demostración de afecto del matrimonio presidencial. Sergio Massa parece uno de esos personajes acostumbrados a jugar y ganar. De alto perfil mediático, por su buena imagen en las encuestas y su relación con la Casa Rosada su nombre venía sonando desde los comienzos del gobierno como candidato a integrar el gabinete.

Nada más lejos que él, sin embargo, de un perfil setentista. Massa comenzó su carrera en la Unión de Centro Democrático (UCeDé), como integrante de la Juventud de la Zona Norte de la fuerza que fundó Alvaro Alsogaray. Como casi toda la UCeDé, se pasó a las filas del Partido Justicialista para acompañar el gobierno de Carlos Menem. En aquellos ’90 fue asesor de Ramón “Palito” Ortega en el Ministerio de Desarrollo Social. Palito fue a su vez quien le abrió las puertas de una carrera política. En las elecciones del ’99, cuando el cantante tucumano era candidato a vice de Eduardo Duhalde, puso a Massa en la boleta de diputados bonaerenses por la primera sección electoral. Massa quedó en el séptimo lugar de la lista, un puesto que no parecía contar con demasiadas chances, pero tuvo la suerte de resultar electo. Entró a la Legislatura con apenas 250 votos más que los necesarios, en un resultado tan justo que debió esperar al recuento definitivo para ser designado.

Ya como diputado, Massa consiguió ganarse la confianza de Eduardo Duhalde. El ex gobernador bonaerense lo designó al asumir la presidencia en el 2002 en un cargo al que sólo pueden acceder hombres de extrema confianza, la titularidad de la Anses, organismo que administra todo el sistema de jubilaciones y pensiones y por esto maneja uno de los mayores presupuestos del Estado. Néstor Kirchner lo mantuvo en ese puesto, en reconocimiento a su administración. El año 2003 marcó así para Massa una nueva etapa, en la que dejó atrás su vínculo con el duhaldismo para sumarse al equipo K.

“A Kirchner lo conocí un año antes de que fuera presidente, discutiendo el déficit de la caja de jubilaciones de Santa Cruz”, ha contado él en reportajes. Su trabajo al frente de la Anses –tanto como la de Graciela Ocaña en el PAMI– fue clave para los primeros años del kirchnerismo, por los sectores sociales que atendía –jubilados, trabajadores con asignaciones familiares, desocupados con seguro de desempleo– y por la reapertura de la opción jubilatoria para volver al Estado. El año pasado, Massa estuvo entre los nombres barajados por los Kirchner como posible candidato a la gobernación bonaerense, lugar en el que finalmente resultaría designado Daniel Scioli. También se dijo, en diciembre, que iban a ofrecerle el Ministerio de Economía, lo que él desmintió.

Massa nació el 28 de abril de 1972, hijo de inmigrantes italianos que vinieron a la Argentina después de la Segunda Guerra Mundial. En la casa de su infancia no hubo mayor interés por la actividad pública: su papá montó una empresa de construcción y su mamá se dedicó siempre a las tareas del hogar. Tal vez para compensar, eligió una familia política híper politizada. Se casó con la hija de Fernando Galmarini, secretario de Deportes del menemismo; con ella tuvo dos hijos.

Veranea en Pinamar, estudió en la Universidad de Belgrano, admite una debilidad por la buena ropa (le gusta comprarse trajes) y se define a sí mismo como obsesivo e hiperactivo. Al terminar su gestión en la Anses y cortadas sus aspiraciones a la gobernación, se metió a dirigir Tigre. Suele contar que sacaron al club de su crisis económica y se dieron el gusto de ascender de categoría. Su paso siguiente fue competir por la intendencia, que ganó destronando 10 años de gestión de los vecinalistas: el voto de los hinchas de Tigre y de los jubilados resultó clave. Massa se quedó además con la presidencia del PJ en el distrito.

El nuevo jefe de Gabinete tiene un carácter temperamental que en ocasiones le ha hecho perder el control. Mientras era titular de la Anses tuvo que pedir disculpas por increpar a un árbitro en los vestuarios después de un partido entre Tigre y Cambaceres. Según el Comité Provincial de Seguridad Deportiva, Massa lo agarró del pecho y le dijo “vos no dirigís más a Tigre”. El árbitro le pidió que se identificara y él sacó su credencial de la Anses.

Su definición del poder está ligada a la capacidad de generar vínculos personales. “El poder es tener un buen sistema de relaciones que te permita resolver cosas”, dice. Nunca ha ocultado que sus aspiraciones son altas ni que le gusta ir rápido. Un gusto reconocible casi a la primera mirada: a los 30, Massa ya era considerado como un verdadero veterano de la política.


Una de cal y una de arena

“La designación del compañero (Sergio) Massa ha sido muy inteligente, porque el intendente de Tigre ha demostrado como jefe comunal y ex titular de la Anses una innegable capacidad de gestión”, dijo el líder de la CGT, Hugo Moyano, a la hora de opinar sobre el nuevo jefe de Gabinete. Según el dirigente, el nombramiento de Massa posibilitará “una comunicación más fluida con todos los sectores de la sociedad”. El titular de la CTA, Hugo Yasky, dijo que prefería no “opinar para seguir manteniendo la equidistancia del Gobierno y de los partidos políticos que caracteriza a nuestra central”. En cambio el titular de ATE, Pablo Micheli, dijo que la salida de Fernández le parece “saludable”, aunque calificó la designación de Massa de “un giro a la derecha”. Su incorporación –advirtió– “no conlleva el cambio de rumbo político que necesitamos”.

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