La Ronda de Doha sumó un nuevo fracaso y alejó aún más la posibilidad de liberalizar el comercio internacional. Las deliberaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) se suspendieron ayer tras nueve días sin acuerdo y diferencias insalvables entre India, China y Estados Unidos. El gobierno estadounidense aseguró haber hecho demasiadas concesiones y rechazó la protección arancelaria que la delegación india pretendía imponer sobre los sectores rurales más pobres. Precisamente George W. Bush, presidente de un país que resguardó siempre la actividad agrícola de sus competidores extranjeros, es quien más insiste en la necesidad de avanzar en el libre comercio. No obstante, las delegaciones confiaron en que las negociaciones seguirán en el próximo otoño (boreal).
Otra vez sin acuerdo concluyó un nuevo encuentro de la Ronda de Doha, esta vez en Ginebra. El detonante: diferencias insalvables. La delegación india insistió en que debía permitirse a países con alta proporción de población campesina pobre imponer protección arancelaria a su producción en casos de un aumento sustancial de las importaciones agrícolas. El pedido fue rechazado por Estados Unidos. “No es mi rol distribuir culpas. Veo, sí, y comprendo lo que motiva una y otra posición, pero no puedo entrar en detalles”, manifestó el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, tras reconocer en rueda de prensa el fracaso de la reunión.
El viernes último, los líderes de los siete grupos de países en que se había repartido la negociación (Unión Europea, Estados Unidos, India, China, Australia, Brasil y Japón) presentaron una fórmula de compromiso. En la iniciativa no se contemplaban soluciones a muchas de las cuestiones pendientes, como las subvenciones al cultivo de algodón en los Estados Unidos, el régimen bananero o los mecanismos de protección de importaciones agrícolas en los países más pobres. China presentó reparos a la fórmula por garantizar la sustentabilidad de su sector agrario y de la seguridad alimentaria de su población, que podría verse amenazadas por las importaciones libres sin control sobre sus precios. Tanto China como India aseguran contar con el respaldo de un centenar de naciones.
Lamy prefirió no repartir culpas, aunque aseguró que la creación de un mecanismo especial de salvaguardas agrícolas para países pobres se convirtió en “una barrera insuperable”. Ese mecanismo hubiese permitido introducir aranceles extraordinarios sobre un producto agrícola en caso de un abrupto aumento de las importaciones o de una fuerte caída de su precio en los mercados internacionales. Estados Unidos tildó la medida de proteccionismo disfrazado. El titular de la OMC aseguró que se invirtieron “más de 60 horas en intentar encontrar un puente entre esas dos posiciones, pero hoy (por ayer) se vio que esas diferencias no podían reconciliarse”.
Algunos países de la Unión Europea también se mostraron disconformes con el acuerdo delineado por los siete grupos. Italia y Francia señalaron que no consideraban suficiente lo logrado en las negociaciones. Francia, actualmente a cargo de la presidencia rotativa de la UE, intentó incluso armar un frente europeo contra el compromiso, con Italia, Polonia, Hungría y Lituania, pero fracasó. A pesar de todo esto, el ministro de Comercio de India, Kamal Nath, y la representante de Comercio de Estados Unidos, Susan Schwab, manifestaron su optimismo sobre el futuro de la liberalización del comercio mundial. Tal vez en la próxima.
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