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El país|Sábado, 2 de agosto de 2008
Francia

Gobernar, el arte de comunicar

Por Eduardo Febbro
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Desde París

Gobernar es, en Francia, el arte de comunicar. La presidencia, los ministros, los ministerios, las secretarías de Estado, el Senado, la Asamblea Nacional y los otros organismos del Estado compiten en una profusa agenda de comunicación. La Cancillería francesa, por ejemplo, ofrece varias conferencias de prensa en las que se abordan los temas centrales de la semana. En cuanto a la presidencia, las visitas de jefes de Estado que llegan a Francia, ya sea en viaje oficial como de trabajo, generan una dinámica de comunicación en la que el presidente Nicolas Sarkozy –al igual que sus predecesores– es el principal protagonista. Como lo han constatado los enviados especiales de Argentina que vinieron a Francia, al cabo de los encuentros en tête à tête se ofrece un encuentro con la prensa en el que, por lo general, participan los dos presidentes. El diálogo con los periodistas se organiza en el patio central del Palacio del Elíseo o en una sala contigua en donde la prensa puede hacer preguntas a los dos presidentes.

En cuanto a la comunicación global de los responsables del Estado, ésta es permanente y en ello se demuestra un empeño cuyo eje consiste en una suerte de estrategia pedagógica para explicar las políticas en curso o responder a los ataques y críticas de la oposición. Nicolas Sarkozy recurre también y de forma asidua a las entrevistas a través de la radio y la prensa escrita. Las entrevistas televisivas son una especialidad local. Están preparadas con mucha antelación y en un escenario diseñado específicamente para la ocasión. Esas misas televisivas son, en regla general, un trampolín comunicacional que el presidente usa para comunicar su política, anunciar medidas concretas, rectificar errores y trazar nuevos horizontes en momentos en que las crisis los tornan borrosos.

El estilo francés aborrece de las intervenciones en actos públicos o en el curso de manifestaciones callejeras. Los representantes del Estado tienen una función, que es garantizar su estabilidad y, por consiguiente, salvo casos excepcionales, no agitan polémicas sino que comunican el sentido de las políticas.

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