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El país|Jueves, 17 de octubre de 2002

El establishment acuerda con los Supremos por millones de razones

Existe un consenso entre los cortesanos y los dueños del poder económico. Coinciden en que la nulidad de la pesificación debe ser soportada por el Estado en su totalidad. Los ahorristas cobrarán en dólares, en bonos, en unos años. Y los bancos no pagarán nada.

Por Claudio Scaletta
Superada la instancia del juicio político, el Poder Judicial y el establishment parecen haber llegado a un acuerdo tácito sobre el principal instrumento de presión utilizado por la Corte Suprema: la vuelta atrás de la pesificación. La fórmula de consenso, perfectamente compatible con los fallos ya producidos tanto por el alto tribunal como por las instancias inferiores, es la despesificación selectiva de los depósitos con devolución gradual. Esto es, los ahorristas cobrarán en dólares, pero dentro de varios años. El costo de la operación, la diferencia entre 1,4 peso por dólar y la cotización actual de la divisa, será de alrededor de 7000 millones de dólares. Una vez más, la cuenta será pagada por el conjunto de la sociedad.
La fórmula de consenso comenzó a ser tratada cuando la justicia disparó los primeros fallos contra la pesificación. Las primeras declaraciones de inconstitucionalidad en segunda instancia encendieron la alarma. La orden dada por Roberto Lavagna a los técnicos del Ministerio fue estudiar las alternativas frente a un potencial revés judicial. Los departamentos de investigación de los principales bancos se habían adelantado, no necesitaron esperar la segunda instancia. La bandera de largada fue el pago de los primeros amparos. Los escenarios analizados por los bancos y el gobierno fueron tres:
- Despesificación total e inmediata: Se trataría de la opción más caótica. En teoría los ahorristas cobrarían en dólares y los deudores también deberían hacer frente a sus obligaciones en su moneda original. El problema de este camino es que desconoce el cambio de precios relativos producido desde el inicio de la pesificación.
Si bien las empresas aumentaron sus ingresos, si se exceptúa a las exportadoras, la mayoría lo hizo en línea con la inflación. Es decir, en menor medida que la evolución del tipo de cambio. Esto significaría entonces generar una potencial situación de quiebra a las empresas que repercutiría además en el balance de los bancos.
En el caso de los créditos hipotecarios la situación es más grave, pues los ingresos salariales directamente no subieron, a lo que se suma que las propiedades disminuyeron su valor en dólares.
En este punto, la perspectiva del Ministerio de Economía es menos catastrofista. Un integrante del equipo de Lavagna dijo a este diario que el problema podría solucionarse mediante un redireccionamiento de los subsidios. En vez de subsidiar a los bancos por la pesificación se subsidiaría a los ahorristas. Sin embargo, aquí podría prevalecer la perspectiva del “costo compartido”, es decir que el subsidio cubra sólo una parte de la diferencia cambiaria.
De acuerdo con números elaborados por los bancos, si se considera que, al igual que en diciembre de 2001, un 70 por ciento de los prestamos actuales están pactados en dólares, los deudores privados deberían afrontar una carga adicional de 60.000 millones de pesos. Este valor surge de la diferencia entre la pesificación 1 a 1 más CER y la cotización actual del dólar.
Por el lado de la devolución de los depósitos, luego de haber fugado 28 mil millones de dólares en los últimos 18 meses, los bancos no tiene los billetes para devolver. Y una decisión de la Justicia local no parece ser un instrumento de coerción suficiente para conseguir la repatriación, sino más bien una ilusión.
- Pesificación selectiva con devolución inmediata de depósitos: Se trata de una opción que, tras nueve meses de abandonada la convertibilidad, intenta incorporar la variación de los precios relativos. Sin embargo, la devolución inmediata de depósitos supondría la necesidad de disponer de alrededor de 14.000 millones de dólares. Como ni los bancos ni el Estado disponen de este dinero, las opciones serían que el Banco Central asista a los bancos con redescuentos o la quiebra de las entidades. En el primercaso se produciría un desborde inflacionario cercano al 200 por ciento y cambiario de al menos el 50 por ciento, en el segundo la quiebra de los bancos, con lo que los ahorristas sólo dispondrían del valor residual de los bancos liquidados.
- Redolarización de los depósitos con devolución gradual de fondos: Esta es la fórmula de consenso alcanzada y un proceso que ya comenzó con la puesta en marcha del plan Canje 2. La opción es perfectamente compatible con los fallos que declaran la inconstitucionalidad de la pesificación de los depósitos y supone que la justicia disponga que los depósitos reprogramados y pesificados vuelvan a su moneda original, pero sin disponer una devolución inmediata por parte de los bancos. A su vez, la justicia no se expide sobre los créditos, lo que equivale a mantenerlos pesificados. El costo extra es la diferencia entre 1,40 más CER y la cotización del dólar, un estimado de 7000 millones de dólares. No obstante, una parte de este costo ya estaría reflejado en la nueva deuda del gobierno por Boden en dólares, 12.600 millones, y pesos, 3440 millones. Sin embargo estos bonos sólo fueron canjeados por el 25 por ciento de los depósitos. La despesificación selectiva sería equivalente a que el 100 por cien de los ahorristas opten por los Boden 2013. En otras palabras, los ahorristas verían satisfecha su demanda de cobrar dólares, pero lo harían con un papel a 10 años. En tanto, el costo no sería soportado por los bancos sino por el Estado, es decir, por los contribuyentes que financian al sector público con sus impuestos. Finalmente, el que depositó dólares, recibirá dólares... 10 años después.

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