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El país|Sábado, 13 de diciembre de 2008
En el Gobierno guardaron la decisión hasta último momento

Para algunos secreto, para otros sorpresa

Por Daniel Miguez
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El jefe de Gabinete, Sergio Massa, durante la presentación en Olivos.

El anuncio del final de la famosa tablita de José Luis Machinea, de alto impacto en la clase media, fue guardado en el núcleo del Gobierno con mucho más empeño que las otras medidas de aliento al consumo y al mantenimiento de los niveles de actividad económica. No sólo sorprendió al secretario general de la CGT, Hugo Moyano, quien venía reclamando desde hace tiempo la supresión de la caprichosa escala de deducciones en el impuesto a las Ganancias, sino también a muchos funcionarios.

Al menos dos ministros y otros funcionarios de menor rango que habían sido consultados por Página/12 en los últimos días sobre el destino que tendría el reclamo de Moyano habían negado, con distintos matices, esa posibilidad. Algunos dijeron que no creían que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fuera a tomar esa medida. Otros, más audaces, directamente descartaron la defunción de la tablita. “Más adelante quizás la atenuaremos. Podría ser que en vez de una escalera el esquema pase a ser el de una rampa, para que no haya saltos bruscos”, había contado un alto funcionario, que a la luz del anuncio y por lo que indica el olfato periodístico estaba más cerca de la desinformación que del ocultamiento.

Todo gobierno busca que las buenas noticias tengan el mayor impacto posible, pero hay pocos como el de CFK, y, antes el de Néstor Kirchner, que hayan logrado en varias ocasiones que no se filtre una información antes del momento oportuno. Muy pocos sabían que se haría el anuncio. La Presidenta se los comunicó a los que de algún modo tenían que ver con el tema ayer a la mañana. CFK se decidió a firmar el proyecto de defunción de la tablita –contaron fuentes cercanas a la jefa de Estado– cuando tuvo la seguridad de que podría soportar fiscalmente los 1400 millones de pesos que dejarán de ingresar a las arcas oficiales, una vez que ese dinero pase a los bolsillos del medio millón de trabajadores beneficiado con la medida.

La Presidenta había pedido informes al ministro de Economía, Carlos Fernández, y, en especial, al titular de la AFIP, Claudio Moroni. La ecuación que le llevó tranquilidad es que buena parte de ese dinero debería reingresar al fisco en concepto de IVA, si los beneficiarios lo vuelcan mayoritariamente al consumo como espera el Gobierno.

Hacía días que circulaba el dato –informado por Página/12– de que todavía faltaban anuncios de importancia en la batería de medidas que el Gobierno dispara casi a diario. Y la abolición de la tabla inventada por el primer ministro de Economía de Fernando de la Rúa estaba dentro de las imaginadas.

Hay otras posibles medidas que quedan sin tildar en esa lista y de las que no hay indicios –o los hay por la negativa, como en el caso de la tablita de Machinea– de que se vayan a transformar en anuncios. Una de ellas es un por ahora hipotético aumento a los jubilados, para que estén mejor parados en marzo al recibir el incremento obligatorio que dispuso el Gobierno al restablecer la movilidad de las jubilaciones. En ese caso las dudas no sólo están atadas como siempre al equilibrio fiscal, sino que en el Gobierno creen que con una inflación real decreciente los jubilados lo sentirán con fuerza en sus bolsillos en el aumento de marzo.

En el mismo sentido, otra medida con la que se puede especular es con una suma fija no remunerativa, que también pidió con insistencia la CGT. También las fuentes desalientan esta posibilidad, porque no sólo sería muy costoso para el Estado, sino que con crisis o, al menos, peligro de crisis, sería llenar de espanto a las mismas pymes que se busca proteger.

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