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El país|Martes, 22 de octubre de 2002

El texto completo de la dimisión

“Buenos Aires, 21 de octubre de 2002
Excelentísimo señor Presidente:
Elevo a usted mi renuncia al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La tensión padecida los últimos meses, por circunstancias harto conocidas, me han quitado el ánimo y hasta el entusiasmo que exige la tarea judicial, particularmente la vasta y compleja tarea de este Tribunal a cuyo cargo está el dictado de varios miles de sentencias al año.
Debo confesar que me han hartado los injustos daños sufridos, los infundados cargos que en su momento se me hicieron y respondí adecuadamente y la interminable, espera que, por motivos ajenos a la razón y al Derecho, debí soportar hasta que, por fin, la H. Cámara de Diputados logró reunirse y dejar en claro, por amplia mayoría, la sinrazón de dichos cargos, en los que fueron manifiestos los desaciertos jurídicos.
La desilusión sufrida después de tantos año s de esfuerzo contribuye a este hartazgo espiritual. No obstante mi cariño a la función judicial, ya no podría ser un juez anímicamente útil a la República.
Tal vez esta renuncia ayude a provocar reflexiones de mayor seriedad en quienes tienen la facultad de evaluar la conducta de los jueces, para que pequeños cálculos de supuesta conveniencia política no induzcan a formular imputaciones a quienes cumplen correctamente su función. No sólo las instituciones, también el honor de las personas lo exige.
A lo largo de mi vida, en cuarenta y tres años de trabajo he antepuesto, a cualquier otra consideración, mi respeto a la ley; esta afirmación y la absoluta independencia de criterio que preservé en cada una de mis decisiones en la Cámara Nacional de Apelaciones Civil y, luego, en la Corte Suprema, pueden ser juzgadas mediante la lectura y el análisis serio de mis votos, tal como invariablemente lo han hecho, a través del tiempo, analistas jurídicos especializados y también el periodismo; análisis y comentarios que conservo como alentadores testimonios cotidianos de mi desempeño en la Justicia, vertidos con objetividad y ajenos a la confusión de las pasiones que hoy suscitan las aflicciones del país.
Ruego a Dios que lo ayude, señor Presidente, a encontrar las soluciones que requieren los dificilísimos problemas que enfrenta la Nación.
Lo saludo con la expresión de mi respeto y mis buenos deseos.
Gustavo A. Bossert”
(Carta que Gustavo Bossert envió al Presidente, con copia al ministro de Justicia Juan José Alvarez.)

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