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El país|Miércoles, 25 de febrero de 2009
La estrategia del Gobierno fue quitarle condimento político al encuentro con las entidades

Un contacto limitado a lo técnico

Randazzo y Giorgi tenían la instrucción de encuadrar la discusión en el terreno de las demandas sectoriales. La reunión fue cordial, pero tuvo un tono distante. Y hubo rispidices en un cruce a propósito de las retenciones.

Por Daniel Miguez
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La presidenta Cristina Kirchner ordenó quitarle todo matiz político a la reunión.

Fue una reunión política y técnica la de ayer entre el Gobierno y los presidentes de las cuatro cámaras agropecuarias. Es que, justamente, el Gobierno pareció dispuesto a sacar la pelea del terreno político para llevarlo exclusivamente al de las demandas sectoriales y discutir las posibilidades técnicas de conceder cada una de ellas, en la medida en que no vayan a contramano de la política económica de la Casa Rosada.

Por eso, la voz cantante en el encuentro la llevó Florencio Randazzo, ministro del Interior, la cartera política. Y así arrancó la reunión que duró más de tres horas y que tuvo un tono amable, aunque distante, según contaron algunos de los participantes a Página/12.

Randazzo planteó sin medias tintas que si habían venido sólo para cumplir y después seguir la confrontación con fines políticos estar sentados allí no tenía mucho sentido. En cambio, si iban a hablar de sus necesidades como sector productivo, ese era otro cantar y el Gobierno estaba dispuesto a negociar todo lo que pudiera. “Pongamos todo sobre la mesa. Nosotros estamos dispuestos a hacer un sacrificio y espero que ustedes también, sino esto va a ir de mal en peor para todos”, dijo.

Los visitantes –Garetto, Buzzi, el presidente de la CRA, Mario Llambías, y el de la Sociedad Rural, Hugo Biolcatti– aseguraron que también querían encontrar el camino del diálogo.

Encuadrada la reunión en hablar de cuestiones del sector, el segundo paso que dio Randazzo y que fue refrendado por la anfitriona, la ministra de la Producción, Débora Giorgi, es que quedaban fuera de la discusión la modificación a las retenciones a las exportaciones de soja y girasol y también a las de trigo y maíz que ya fueron rebajadas un 20 por ciento poco tiempo atrás.

En ese punto los dirigentes agropecuarios insistieron en que esa es una bandera que ellos van a seguir levantando porque es vital para engrosar su rentabilidad, aunque explicaron que la baja de los precios internacionales y la sequía requería esas medidas. Fue entonces que Randazzo tomó la palabra para preguntarles que si se traspasaba ese ingreso fiscal a los productores agropecuarios a qué sectores de la sociedad se los iban quitar (“¿A los docentes, a los jubilados, a los planes sociales, a la obra pública?”, preguntó el ministro) o en todo caso cómo proponían rellenar ese agujero en las arcas del Estado (¿Aumentando de nuevo el impuesto a las ganancias a la clase media, como alguna vez sugirieron dirigentes cercanos a ustedes?”, insistió Randazzo). Y finalmente les pidió que en cualquiera de los dos casos ellos lo digan públicamente, “así sinceramos las cosas”. Fue quizás el tramo más ríspido en una reunión en general cordial, donde todos mostraron interés en tender puentes en vez de destruirlos o al menos lo aparentaron.

Después Giorgi les señaló las medidas que estaba dispuesto a tomar el Gobierno de acuerdo con los avances que habían logrado en las reuniones informales el ministro de Planificación, Julio De Vido, y Biolcati, junto a los técnicos de la Secretaría de Agricultura y de la Sociedad Rural. Allí, entonces, tomó mayor intervención el secretario del área, Carlos Cheppi, para dar precisiones y mayores detalles.

A su vez, los ruralistas plantearon otras demandas de las que fueron tomando nota los funcionarios. Muchas de las propuestas por Buzzi para los pequeños y medianos productores fueron motivos de coincidencia con Giorgi y Cheppi y dispararon promesas de satisfacerlas.

Al terminar el encuentro uno de los ruralistas quiso saber que diría a la prensa el Gobierno. “Eso dependerá de que declaren ustedes”, respondió rápido Randazzo. Fue entonces que los cuatro presidentes se reunieron en una sala contigua donde los esperaban los cuatro vicepresidentes y debatieron qué decir al periodismo a la salida. El acuerdo fue que elogiarían sólo parcialmente el resultado del encuentro porque, concluyeron, no pueden aplaudir nada que no incluya la baja de retenciones. Randazzo devolvió con una conferencia de prensa prudente. Amablemente quedaron en seguir charlando la semana que viene.

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