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El país|Sábado, 26 de septiembre de 2009

Margaritas

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- La carpa de Khadafi. Ya había sido una de las comidillas de la Asamblea General de la ONU. Para sentirse como en casa, el líder libio quería instalar una carpa en las instalaciones de una propiedad del magnate Donald Trump. Aunque la había alquilado con ese fin, Khadafi no pudo instalar su enorme carpa por decisión del alcalde municipal de Nueva York. Tuvo más suerte en la isla Margarita, estado de Nueva Esparta, Venezuela. Con Hugo Chávez de anfitrión, el libio montó la estructura cubierta en los terrenos del Hotel Hilton, sede de la cumbre.

- Gorritas de Muammar. La visita del histórico mandante de Libia no pasó nada desapercibida para curiosos, militantes del chavismo e incluso para los funcionarios del gobierno venezolano. La expectativa que había despertado la figura de Khadafi pudo comprobarse en el bunker que la organización había destinado a la supervisión y entrega de credenciales: el Hotel Margarita Village Resort. Quien fuera hasta allí a buscar su acreditación se encontraba con las tradicionales gorritas rojas a favor de Chávez, pero también con otras blancas y verdes que mostraban a Khadafi levantando los brazos, en un gesto parecido al de Perón.

- La vinotinto Sub-20. En una coincidencia absoluta, el debut del seleccionado juvenil de Venezuela en el Mundial de Fútbol Sub-20 se produjo ayer al mediodía (una hora y media menos que en Buenos Aires) y volvió a darles una sonrisa a los fanáticos de la vinotinto: Venezuela le ganó 1 a 0 a Nigeria. El rival, además de participar de esta cumbre diplomática, fue uno de los organizadores del foro dado su rol de país coordinador por Africa.

- La iglesia del jefe. La capital de Margarita es una ciudad muy vieja, casi un pueblito, que se llama La Asunción. De arquitectura colonial, está a ocho kilómetros de Porlamar, el centro comercial de la isla. Otro pueblo histórico que tiene bastante similitud con La Asunción es Santa Ana: las mismas casas de estilo colonial, pintadas de color –celeste, rojo pálido–, calles estrechas que cortan una única avenida ancha por la que los venezolanos demuestran su afición por la velocidad. En medio de Santa Ana se encuentra un templo religioso fundado en 1749 que está siendo remodelado. Parece una iglesia más de un país colonizado por los españoles y por lo tanto lleno de reliquias del Barroco. Sin embargo, la pequeña iglesia de Santa Ana es famosa para los pobladores de la isla. Fue allí donde Bolívar, el 6 de mayo de 1816, fue nombrado jefe supremo de la República y de sus ejércitos.

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