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El país|Miércoles, 1 de septiembre de 2010
Martín Hourest preside la comisión investigadora de las escuchas

El macrismo no pudo demorar

El legislador de Igualdad Social fue elegido en ausencia de los macristas, quienes al fracasar su intento de demorar el comienzo de la investigación cuestionaron a los gritos su elección. Martín Ocampo, del PRO, quedó como vice y Gabriela Cerruti de secretaria.

Por Werner Pertot
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El legislador Martín Hourest, saludado por sus pares Fabio Basteiro y Eduardo Epszteyn.

El PRO fracasó en su estrategia de demorar la Comisión Investigadora Especial (CIE), que debe evaluar la responsabilidad política de Mauricio Macri en el caso de las escuchas ilegales. El legislador de Igualdad Social Martín Hourest fue elegido presidente de la CIE, contra la voluntad de los cinco macristas que entraron en tromba y a los gritos, en una muestra de lo que será su rol. El vicepresidente es el macrista Martín Ocampo y la diputada de Nuevo Encuentro Gabriela Cerruti es la secretaria. Pasado mañana definirán el reglamento y los días de reunión.

El viernes pasado, la elección de las autoridades naufragó con un empate entre Hourest, de un lado, y del otro el PRO y sus aliados, que votaron al kirchnerista Juan Cabandié. Sin embargo, esa noche el joven legislador K desarticuló con su renuncia a la estrategia macrista. Durante el fin de semana, buscaron otro candidato: probaron con el lilito Fernando Sánchez y luego con Raúl Fernández, quien no quiso poner la cara para que se la llenaran de críticas. Sin candidato, los macristas intentaron dejar sin quórum la comisión, que empezó a sesionar a las 19, tras dos largas horas de negociaciones con el PRO para definir los cargos.

Comenzó con los 12 opositores sentados y sin ningún macrista. Fabio Basteiro, de Proyecto Sur, volvió a postular a Hourest. “No habiendo otra postulación, se proclama”, definió el vicepresidente tercero de la Legislatura, Sergio Abrevaya, quien era temporalmente presidente de la comisión por pedido del macrista Cristian Ritondo. Los opositores dejaron vacante la vicepresidencia para el PRO: “Que reflexionen y ocupen el lugar institucional”, los conminó el ibarrista Eduardo Epszteyn.

El socialista Julián D’Angelo postuló a Cerruti como secretaria y, nuevamente, sin objeciones, se la proclamó. Allí entraron los cinco macristas, encendidos en ira. “¿¡Qué aplauden!?”, espetó Fernando de Andreis. Muy furioso, Ritondo tomó la palabra y atacó a Abrevaya: “Dígame dónde existe la proclamación. ¡Se vota! Usted es vicepresidente tercero y tendría que saberse el reglamento. ¡Sánchez, cambie la cara!”, gritó.

“Se proclama si no hay otros candidatos. No existe el voto negativo”, sostuvo Abrevaya, quien le dio la palabra a Basteiro.

–¡No hay asentimiento! –se sumó a los gritos Ocampo.

–Estoy en uso de la palabra –lo cortó Basteiro–. Me parece que los nervios no deben romper los canales institucionales. Les pido a los diputados del PRO que se tranquilicen.

“¡Quiero ver los 12 votos del diputado Hourest!”, volvió a exigir Ritondo. “Están muy nerviosos”, se divirtió Basteiro. Ocampo prácticamente se arrojó sobre el micrófono: “Quieren desgastar la imagen del jefe de Gobierno. Se tiene que votar. Presidente, tiene que encauzar esto”, insistió. Abrevaya reiteró que se había hecho conforme al reglamento.

En ese punto, los que habían sido aliados circunstanciales en la votación del viernes pasado hablaron para desacreditar la irrupción macrista. “En la votación en la que se eligió a Hourest no hubo otra postulación. No tiene el menor sentido esta discusión: el presidente ya es Hourest”, sostuvo el jefe del bloque peronista Diego Kravetz. “¿Y por qué no se vota?”, volvió a gritar De Andreis.

“Si el PRO tiene un candidato, reconsideraría mi posición, si no, no tiene sentido”, se sumó Raúl Fernández. “Desistí para que avance esta comisión”, explicó Cabandié. “Entiendo que hay una actitud desesperada en vistas del 2011 y una guerra de vanidades. Yo me bajé y estoy acá”, aclaró, dado que regresó ayer mismo de un viaje por el sur. “Está designado el presidente. Dejemos de lado el egocentrismo capitalino. Tengamos madurez”, reclamó el jefe del bloque kirchnerista.

La frutilla del postre fue la intervención del legislador de Francisco de Narváez, Daniel Amoroso: “Tenemos que darle un marco de seriedad a esto”, les pidió a sus ex compañeros de bancada. “Cada uno de nosotros intentó buscar un consenso. Tiene que prevalecer el sentido común, porque acá había un solo candidato”, dijo. “Hourest ya es presidente. Ustedes nos dijeron: ‘Arranquen, nosotros vamos luego’”, les recordó Abrevaya.

Finalmente, Ritondo propuso a Ocampo como vicepresidente y se lo proclamó sin votar. “¡No violes las instituciones! ¡Corré la cara!”, le gritó el flamante vice a D’Angelo, que estaba sentado enfrente. Hourest le agradeció a Cabandié su gesto y pidió que se avance en el reglamento y en la lista de testigos. Pero el PRO contraatacó: “Vamos a exigir que todas las medidas se adopten por votación”, planteó Martín Borrelli. Hourest lo frenó, sostuvo que en casos en que se pidiera citar como testigo, por ejemplo, al ex embajador de Israel y no hubiera disensos, no se votaría.

Luego le preguntó si quería hacer alguna impugnación. “No, eso precluyó. Me sorprende que deslegitime el mecanismo del voto”, avanzó Borrelli, quien siguió cuestionándolo por lo bajo junto con De Andreis. “Termínenla con la provocación permanente”, los paró Hourest. “¡Queremos votar algo!”, soltó Ocampo. Finalmente, pasaron a un cuarto intermedio hasta el viernes a las 15, cuando definirán el reglamento y los días en los que se reunirán. Furibundos, los macristas se juntaron en un pasillo a la salida a mascullar bronca y uno de ellos se prepeó con un dirigente opositor.

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