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El país|Domingo, 27 de febrero de 2011

Divina ironía

Por Horacio Verbitsky

A fin de año, cuando Alcides Jorge Pedro Casaretto se retire, asumirá el obispado de San Isidro su actual coadjutor, Oscar Vicente Ojea Quintana, designado para esas funciones en setiembre de 2009. Sus primos hermanos Esteban e Ignacio M. Ojea Quintana fueron secuestrados en abril de 1976 y marzo de 1977, a sus 21 y 23 años. El nuevo obispo tenía entonces 30 años. Sus primos nunca reaparecieron. Cuando el Estado Nacional indemnizó a los Ojea Quintana por ambas desapariciones, su madre hizo una donación al obispado de San Isidro, con parte del dinero recibido, y preparó dos placas para colocar en la catedral. Casaretto admitió que constaran los nombres de ambos detenidos desaparecidos pero no qué había ocurrido con ellos. Es una divina ironía que en lugar de este defensor de la teoría de los dos demonios se haga cargo del obispado un primo hermano de ambos muchachos que no pudieron tener su placa en el lugar de culto de la familia.

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