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Desde Catamarca
El fin de veinte años de gobierno del Frente Cívico y Social en Catamarca se convirtió anoche en un golpe para la Unión Cívica Radical, que arrancó el 2011 con la sorpresiva derrota de uno de sus bastiones más característicos. El gobernador Eduardo Brizuela del Moral, que aspiraba a la rereelección, era además el último dirigente de peso que reconocía públicamente su “amistad” con Julio Cobos, que a pesar del “pronóstico reservado” llegó cerca de las 8 de la noche a la provincia. Pero no sólo el vicepresidente esperaba contar con una foto junto al mandatario. El senador mendocino y precandidato presidencial Ernesto Sanz había mandado señales de apoyo desde Buenos Aires y también viajó. El alfonsinismo, encarnado en el presidente del partido, Angel Rozas, voló por la tarde y mantuvo el bajo perfil durante todo el día.
Junto a Corrientes, Río Negro y Santiago del Estero, Catamarca formó parte de las provincias radicales que participaron en 2007 de la Concertación Plural y fue una de las primeras en abrirse tras la crisis del campo. El rionegrino Miguel Saiz y el santiagueño Gerardo Zamora se mantuvieron alineados con el gobierno nacional por lo que la UCR orgánica contaba solamente con Brizuela del Moral y el correntino Ricardo Colombi entre sus filas. Ayer quedaron con una sola.
A pesar de no constituir un distrito electoral importante por su cantidad de electores, Catamarca era para la UCR un bastión de peso porque representaba su extensión territorial, capacidad para gobernar y para conducir con éxito político un frente electoral. Además, la derrota de ayer se trató del debut de los argentinos en las urnas en un año en el que tendrán que votar presidente y vice.
En este distrito, donde el FpV apostó todas sus fichas a nacionalizar la elección, Cristina Fernández tiene una imagen positiva que supera el 60 por ciento.
Sin lugar a dudas, de los tres precandidatos presidenciales, el más perjudicado fue Cobos, que perdió uno de los pocos dirigentes que mantenían el apoyo a su candidatura presidencial. Compartió con Brizuela del Moral la amarga noticia en su casa de San Fernando del Valle. Al aterrizar en la provincia, anunció que acompañaría a su amigo “en la derrota o en la victoria”.
El segundo perdedor fue el senador Ernesto Sanz, que manifestó públicamente su apoyo a Brizuela, desde Buenos Aires primero, y con su viaje a Catamarca después. “Los catamarqueños no se van a dejar comprar por la billetera kirchnerista”, sentenció días atrás Sanz. A pesar de haber volado hasta la provincia, no quiso hacer ninguna declaración. Ricardo Alfonsín, en cambio, se excusó en un compromiso de campaña en tierra bonaerense y nunca se expresó a favor de Brizuela. En representación vinieron el presidente del Comité Nacional, Angel Rozas y Ricardo Gil Lavedra.
A nivel provincial, con esta derrota se desató en el Frente Cívico y Social una dura interna de la que todavía no se conocen sus límites. Ayer por la noche, militantes encolumnados con el senador nacional Oscar Castillo se agarraron a las trompadas con quienes responden a Brizuela del Moral, caído en desgracia dentro del armado político. Castillo recuperará terreno, aunque su delfín, Luis Fadel, no logró quedarse con la municipalidad de San Fernando del Valle. En este esquema, el intendente saliente de la capital y candidato a vicegobernador, Ricardo Guzmán, se perfila como la figura de renovación.
Paradójicamente, en plena crisis de 2003, cuando la UCR tocaba su punto más bajo en votos para presidente, sostenía una extensa red de intendentes y cinco gobernaciones: Corrientes, Chaco, Río Negro y Catamarca, a la que se sumaría en 2005 Santiago del Estero. Después de ocho años, cuando se perfila como el principal partido de oposición a nivel nacional, la UCR cuenta con un solo gobernador alineado totalmente con el partido.
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