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El país|Miércoles, 29 de junio de 2011
En un acto, Cristina Fernández explicó los cambios en seguridad

En busca de la integración

La Presidenta destacó la necesidad de unificar el trabajo de las tres fuerzas de seguridad. Anunció que se puso en marcha la licitación para el traslado de la cárcel de Devoto. Y sostuvo que, tras las medidas tomadas, las salideras bancarias bajaron el 80 por ciento.

Por Emilio Ruchansky
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Junto a los ministros de Seguridad y Justicia, la Presidenta pasó revista al nuevo equipamiento para las fuerzas de seguridad.

Cristina Fernández de Kirchner lanzó ayer una batería de medidas para fortalecer la seguridad en el Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

“Los límites entre ciudad y conurbano son políticos, no geográficos”, señaló durante un acto en la Casa Rosada, rodeada de varios ministros y el gobernador Daniel Scioli. Allí la Presidenta planteó la importancia de una “integración”, más allá del color político de cada jurisdicción, “para solucionar el problema de los vecinos a partir de políticas comunes”. Las medidas incluyen, entre otros temas, un refuerzo de 2500 gendarmes y prefectos en la Ciudad, cientos de motos y otros vehículos, la licitación para el traslado de la cárcel de Devoto y el cierre de las unidades penitenciarias de los hospitales psiquiátricos Borda y Moyano.

Antes de entrar al Salón de Mujeres Argentinas, la Presidenta y su ministra de Seguridad, Nilda Garré, recorrieron rodeadas de uniformados azules, verdes y marrón caqui, una especie de feria tecnológica instalada en la plaza Colón, la Explanada de la Rosada y cerca del Patio de las Palmeras. Algunos gendarmes y policías federales se desprendieron del tour para contemplar una fila de modernos escáneres, que servirán al Servicio Penitenciario Federal. Un grupo de prefectos, en cambio, se entretuvo con los perros entrenados para detectar cocaína o marihuana.

El acto se hizo en el Salón de Mujeres Argentinas, donde se mezclaron los legisladores porteños Francisco Nenna, Gabriela Alegre y Juan Cabandié con comisarios de la Policía Federal, integrantes de Prefectura, Gendarmería y el Servicio Penitenciario Federal. La Presidenta se sentó en el ángulo derecho, bajo una gigantografía de una foto de las Madres de Plaza de Mayo. A su lado estuvieron Garré, Scioli, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; el ministro de Justicia, Julio Alak, y el senador José Pampuro. En el otro extremo quedaron los ministros del Interior y Trabajo, el secretario de la Presidencia, Oscar Parrilli, y su par de Legal y Técnica, Carlos Zannini.

Luego de lanzar oficialmente el Plan Cinturón Sur, la Presidenta destacó que en 35 prisiones nacionales comenzarán a funcionar los nuevos detectores de metales, narcóticos, explosivos y hasta de celulares “utilizados para hacer secuestros desde las cárceles”. Estimo que estos aparatos son “una exacta combinación” entre seguridad y respeto a los derechos humanos, “porque había fallos judiciales que impedían que se hiciera determinado tipo de requisa a quienes iban a visitar a los reclusos, porque era considerada vejatoria y violatoria de la intimidad”.

En el marco de lo que llamó “el proceso de modernización del sistema carcelario”, Fernández de Kirchner contó que el próximo 4 de agosto se abrirá la licitación para construir el penal de Agote, en la ciudad bonaerense de Mercedes, en un predio de 213 hectáreas, que reemplazará a la última cárcel porteña: Devoto. Tendrá celdas individuales y “no esos terribles pabellones de presos comunes”. Tras los aplausos mayormente civiles por este anuncio, la mandataria aclaró: “No nos alegra construirlas. Es preciso que sirvan para resocializar y no como castigo”.

La siguiente medida involucra el traslado provisorio a Ezeiza de las unidades penitenciarias que funcionan en los hospitales neuropsiquiátricos porteños Borda y Moyano, hasta que se construyan casas de medio camino. Es, y la mandataria lo reconoció, un imperativo de la Ley de Salud Mental aprobada a fin del año pasado en el Senado. La medida fue muy aplaudida, entre otros, por el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde; el senador y candidato a jefe de Gobierno porteño, Daniel Filmus, y Tristán Bauer, presidente del Sistema Nacional de Medios Públicos.

Acto seguido, Fernández de Kirchner habló del AMBA, la necesidad de trabajo conjunto entre el gobierno porteño, el provincial y el nacional y aseguró que fue Garré quien le planteó realizar una experiencia similar al Operativo Centinela en la Ciudad de Buenos Aires, por el que se reforzó la presencia de Gendarmería en las zonas más calientes del conurbano bonaerense. “Lo importante es el concepto de unidad de las fuerzas, porque la seguridad es una sola”, dijo.

Entonces mencionó una baja del 80 por ciento en las salideras bancarias, luego de un trabajo conjunto entre los bancos, las fuerzas de seguridad y el Congreso. “No es magia”, sentenció y explicó que la corrección y el perfeccionamiento deben ser constantes. “Hay que trabajar y no quejarse”, dijo. Para reafirmarlo, señaló que Argentina, Uruguay y Chile son los países con mejores índices de seguridad en la región y mencionó otros lugares donde mueren miles de personas, como México: “Ahí hubo 35 mil muertos en la guerra contra el narcotráfico”.

Por último, la Presidenta instó “a recuperar la confianza perdida de la sociedad en sus fuerzas de seguridad”. Pidió a los vecinos que se acerquen a denunciar los hechos que vean o contar sus sospechas a los policías y a las otras fuerzas de seguridad. Al costado, en los monitores, se veían las cientos de motos y cuatriciclos recién adquiridos. “Esos no se compran con discursos, sino con recursos, dinero contante y sonante”, enfatizó. Guardó para el final una reflexión sobre las demandas de seguridad. Explicó que siempre estarán insatisfechas porque el delito cambia y se moderniza. “El que prometa que va a erradicar la inseguridad está mintiendo”, dijo.

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