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El país|Miércoles, 19 de octubre de 2011
Los asambleístas de Gualeguaychú

Entre la cal y la arena

Los ambientalistas consideran ambivalentes las declaraciones de Mujica sobre lo que dijo Tabaré Vázquez e insisten con el monitoreo continuo sobre la ex Botnia.

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Hubo unas veinte mil personas en Gualeguaychú por la visita de CFK.

Las declaraciones de los presidentes rioplatenses no terminaron de tranquilizar a los asambleístas de Gualeguaychú, quienesmantienen su creencia respecto de la falta de controles sobre la contaminación que –según sostienen– seguiría generando la planta de la ex Botnia. La admisión por parte del uruguayo José Mujica de que “la fábrica haría cualquier cosa” si no hubiera “gente que apretara y embromara” fue leída por algunos ambientalistas como el indicio deun control insuficiente. La escasa información sobre los resultados del monitoreo conjunto organizado por ambas cancillerías, tampoco suma para tranquilizar a los asambleístas. “La Presidenta dijo que no se van a dejar confundir por Tabaré Vázquez, pero también que el conflicto está solucionado, y no es así”, explicó su diferencia el asambleísta Roberto Marchesini. “Botnia sigue produciendo y contaminando, y si es cierto que no contamina: ¿dónde están los equipos para controlar? ¿dónde están los datos? Porque nosotros no tenemos ni una coma. El conflicto no está enterrado”, opinó.

Mujica consideró el lunes desde Alemania que las denuncias “ayudan a que del otro lado apretemos los controles”. Sobre los asambleístas, aclaró que “no estoy con ellos, pero no estoy contra ellos, porque si no hubiera gente que apretara y que embromara la fábrica haría cualquier cosa”. “Se tienen que entretener en algo, pero no son gente mala, son militantes, y la causa es una causa simpática”, minimizó luego. CFK, ayer, no mencionó explícitamente a los vecinos de Gualeguaychú. Sólo habló a los uruguayos: “Tengan la tranquilidad de que nadie puede confundir a esta Presidenta y menos a los argentinos, que somos hombres y mujeres de paz, que cada vez que ha habido un problema en la región está la Unasur como testimonio vivo de cómo resolvimos las diferencias”, sostuvo.

“Lo de Mujica fue una de cal y otra de arena”, analizó el asambleísta José Pouler. “Sugiere que nos manifestamos para entretenernos, pero admite que las exigencias de la asamblea son necesarias para que Botnia no haga lo que quiera, como si fuéramos el único control.” Consideró que “sin las denuncias, Botnia volcaría los efluentes sin tratar” y recordó que Uruguay “modificó su legislación para que la empresa pudiera tirar efluentes a 37 grados y no a 30 grados como permitía la ley”. “Según los intereses de la fábrica adecuan las medidas”, lamentó.

“Es lógico que Mujica se aparte de las declaraciones de Tabaré” sobre el hipotético conflicto bélico, “pero de ahí a controlar hay una distancia grande y temo que no controlan nada porque la planta superó la máxima producción acordada, de 900 mil toneladas” de pasta de celulosa, explicó Marchesini. “Mujica reconoce que metemos presión, el tema es que no debiera hacer falta. La Dinama (Dirección Nacional de Medio Ambiente de Uruguay) permitió que se subiera la temperatura de los efluentes”, lamentó, y se preguntó: “¿Cómo es posible que no se controlen las emanaciones gaseosas?”. “El fallo de La Haya no habla del aire, sino de lo que caiga al río, pero en ambas márgenes viven personas y los científicos establecieron que el radio contaminantes es de 45 kilómetros”, explicó.

Sobre las palabras de CFK, Pouler lamentó la omisión a la pelea de los vecinos de Gualeguaychú. “Creo que tendría que haber dedicado un párrafo más amplio a lo que ha sido la lucha del pueblo”, opinó, y “también admitir que la cuestión medioambiental exige mejores medidas de parte del Gobierno”. Marchesini recordó que en el acuerdo de Estancia Anchorena “se establecieron doce controles por año” y contrastó esa decisión con el fallo que exigió “monitoreos permanentes”. “¿Cómo puede ser que la política condicione a la ciencia?”, se preguntó. “Timerman dijo que iban a entrar a la planta las veces que fuera necesario, que íbamos a tener información on line, con sensores para estudiar los efluentes y en la chimenea para medir la contaminación, pero el plan de vigilancia ambiental se interrumpió”, alertó. “El conflicto no está enterrado, la Corte de La Haya dijo que Uruguay obró de mala fe y violó más de diez veces el Tratado del Río Uruguay. La promesa fue el monitoreo continuo, pero los equipos no se han instalado”, concluyó.

En la Cancillería argentina aseguran que ese nonitoreo se está preparando y que el año próximo ya estará operativo.

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