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El país|Sábado, 19 de noviembre de 2011
La historia de la relación entre Adalberto Cuello y la mamá de Tomás

Crónica del crimen de Timote

Se conocieron hace dos años en Pasteur. Se fueron a vivir juntos a Lincoln. La crisis en la pareja empezó luego del nacimiento del hijo que tuvieron en común. Cuello no soportaba a Tomás, el niño de Santillán. Protección policial para la familia Cuello.

Por Emilio Ruchansky
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Adalberto Cuello en una foto con el hijo que tiene con Susana Santillán, que subió a Facebook.

Desde Lincoln

Susana Leonor Santillán y Adalberto Cuello se conocieron hace dos años en un pub del pueblo de Pasteur, cerca de Timote, donde vivía ella, en el partido bonaerense de Carlos Tejedor. Ella ya se había separado de Fabricio Dameno, padre de su hijo Tomás. Al parecer, Cuello no estaba del todo separado de María Inés Gastaldi, con quien mantuvo una relación durante 10 años. Cuello se había ido junto a su padre, Ramón, a construir viviendas sociales en Timote, el minúsculo pueblo donde ayer fue velado y enterrado Tomás, asesinado el martes pasado, según determinó ayer la autopsia.

“Después se vinieron a vivir a la casa de mi abuelo, se armaron una casita en la parte de atrás”, contó a este diario Pablo Cuello, sobrino de Adalberto. La relación siempre estuvo signada por el buen trato y la cercanía que mantenía Cuello con Gastaldi, agregó. De hecho, frente a la casa de Ramón Cuello, sobre la calle Alsina al 200 en el barrio Plaza España, vive Carlos Gastaldi, ex policía y padre de María Inés. Incluso es probable que la pasión de Adalberto por el turismo carretera provenga de su ex cuñado, quien corrió en algunas categorías menores y trabajaba en el área de Verificación Técnica Vehicular de la policía.

Con su bebé recién nacido en casa, la pareja entró en crisis a mediados de este año. El sobrino de Cuello reconoció que la relación del principal sospechoso, de 38 años, y Tomás, de 9, no era buena.

El 13 de agosto pasado las peleas entre ambos llegaron a un límite, cuando “La Leo”, como la llaman los familiares de Cuello, fue echada de la casita donde vivía sola por entonces. Según ellos, Adalberto ya se había ido a la casa de María Inés Gastaldi, un chalet que construyeron juntos cuando eran pareja. Ese día, el secretario de Desarrollo Social de Lincoln recibió un llamado por este caso. “Santillán apareció en la comisaría, con el bebé en brazos, diciendo que no podía entrar a su casa, que al menos quería llevarse su ropa y la de Tomás y que ni siquiera tenía la mamadera”, recordó Leonardo Borgna.

La mujer dejó escrita una exposición en la comisaría, un paso previo a la denuncia, que le permitió asistir acompañada por la policía y funcionarios de Desarrollo Social a los fondos de la casa de Alsina al 200. Ayer, Santillán contó que su ex rompió y tiró todos los muñecos, juguetes y fotos de Tomás. Por entonces, ella aportaba poco dinero al hogar y andaba con lo puesto. Pasó unos días en la casa de Guillermo, su hermano, y luego con apoyo económico del municipio alquiló una pieza cerca de su hermana Patricia, a pocas cuadras de la plaza principal.

El 1º de septiembre Santillán se acercó al Programa Emerger para víctimas de la violencia familiar. Allí fue asesorada y atendida por una abogada, una psicóloga y una trabajadora social. Le aconsejaron denunciar a su ex, pero ella no lo hizo. Sin embargo, les hizo caso en otro ítem: inició una causa para que Cuello pagara la pensión alimentaria de Juan Martín, el bebé de ambos. La patrocinó Alfredo Eder, pareja de su hermana Patricia. A Adalberto lo representó el candidato a intendente de Lincoln por Udeso, Salvador Serenal.

Según relató Pablo, el sobrino de Cuello, La Leo pedía 1500 pesos y Cuello no podía pagar esa suma “porque estaba con poco y nada de trabajo y encima no le dejaba ver al bebé”. Sin embargo hubo un acuerdo y Cuello se encontró con su bebé, tal como puede verse en el Facebook del acusado. Cuello ya se había instalado definitivamente en el chalet de la calle Primera Junta, donde vivía con Gastaldi, frente a la casa de su tío Fito, constructor al igual que el resto de los hombres de la familia. “María Inés es muy amiga de él, es casi una hermana”, aseguró el sobrino de Cuello. De ella poco se sabe en el barrio. No suele salir de la casa, salvo para visitar a su padre y de momento sostiene la coartada del principal sospechoso. A Cuello se lo veía malhumorado, comentaron sus vecinos. Salía a diario en su vieja camioneta Ford 100 blanca y sin saludar.

“Un día lo vi jugar a las bochas solo, en el patio de la casa. Me extrañó. Parecía medio rayado”, contó Luis Montés, un botellero que vive en la misma cuadra de arena y casaquintas, donde está el chalet de Cuello y Gastaldi. Enfrente a ese jardín de rosas rojas y claveles, ayer hacía guardia una brigada de la localidad de Pergamino para proteger el lugar de cualquier intento de linchamiento. Además del pool, Adalberto es un apasionado de la bochas como toda su familia. Los Cuello solían jugar en las canchas privadas del pueblo, entre otras, el círculo policial.

En su barrio, todos definieron a Cuello como un “tipo muy trabajador” y más de uno admitió que “a veces se le trababa la cabeza”. Su padre juró que su hijo “es incapaz de hacer algo que lo involucre” y pidió que la investigación no se centre sólo en él. “No nos dejaron ir a las marchas para que aparezca ni al velatorio”, se quejó el sobrino de Cuello, quien pedía más vigilancia en la casa de su abuelo. El temor a un ataque hizo que el sospechoso fuera trasladado de Lincoln a Junín y de ahí a General Viamonte, popularmente conocido como Los Toldos.

Leonor Santillán declaró en Junín por la mañana y pasado el mediodía veló a su hijo en una cooperativa en Timote, a 80 kilómetros de Lincoln, junto a sus familiares y el padre del niño. Celosamente custodiadas por la Policía Bonaerense, las vallas impidieron que sea filmado el acto de despedida, que duró cinco horas con la presencia de buena parte de la comunidad. Luego fue llevado al cementerio local. Muchos vecinos lo conocían, a veces pasaba los fines de semana en ese pueblo de 400 personas paseando con su padre y sus abuelos.

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