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El país|Viernes, 27 de junio de 2003

“Por lo general, los controles de capitales no son buenas políticas”

Un día después de que Lavagna anunciara controles cambiarios para desalentar el ingreso de capitales golondrina, el secretario del Tesoro, John Snow, criticó la medida. El vocero del FMI, en cambio, actuó un papel más comprensivo. Vendrá una nueva misión.

La respuesta de Washington no se hizo esperar. Un día después de que el Gobierno anunciara que aplicará controles cambiarios para desalentar el ingreso de los capitales golondrina, el mismísimo secretario del Tesoro norteamericano, John Snow, criticó la medida. “En general los controles sobre los capitales no son buenas políticas. Desalientan el ingreso de capitales y de bienes de capital, que son fundamentales para el buen funcionamiento de una economía”, afirmó el funcionario consultado por el canal de televisión Bloomberg TV sobre las últimas novedades en Argentina. Mientras tanto, el gobierno de Lula en Brasil salió rápidamente a despegarse, aclarando que no impondrá controles similares al movimiento de capitales. Pero no todo fue apriete. Desde la otra ventanilla, el vocero del Fondo Monetario dijo que “es posible” alcanzar un nuevo acuerdo en agosto.
“Me tiene sin cuidado”, respondió cortante Roberto Lavagna. Fue el miércoles por la tarde cuando le recordaron que los controles de capitales que acababa de anunciar no eran bien vistos por el FMI. En un intento por frenar la caída del dólar, el Gobierno dispondrá que todo ingreso de capital financiero deberá quedar radicado por lo menos 180 días en el país. Así, se supone, se espantaría a los capitales especulativos, que en los últimos dos meses inundaron Buenos Aires, atraídos por tasas de interés en los bancos locales que superan más de 10 veces lo que paga un depósito a plazo fijo en Estados Unidos.
En diciembre pasado, el ingreso de capitales rondaba los 530 millones mensuales, en abril llegó a 717 millones y en mayo saltó hasta 933 millones. Según fuentes de Economía, gran parte del aumento se explica por el llamado “dinero caliente” (hot money) que busca rentabilidad de corto plazo, agrega volatilidad al mercado, y dificulta todo el manejo de la política monetaria y cambiaria.
La medida es similar a los controles de capitales que hace más de una década se aplican con éxito en Chile. Sin embargo, no forma parte de las “buenas políticas” que Washington predica en todo el mundo. Por eso, el número uno del Tesoro no dudó en criticarla.
Pero Snow fue más allá. También marcó la agenda que debería atender en los próximos meses la administración Kirchner. Cuando le preguntaron qué quería para Argentina respondió: “Vamos a querer las mismas cosas que queremos de los otros países de América latina: que implementen buenas políticas fiscales para limitar los déficit, que dejen trabajar a los mercados y el respeto a las privatizaciones”, sostuvo. Traducido: más ajuste fiscal, liberación de los controles cambiarios y ni hablar de querer reestatizar alguna empresa privatizada la década pasada.
“Nosotros apoyamos buenas políticas económicas, que sienten las bases para un funcionamiento apropiado”, completó.
Además, el secretario del Tesoro dijo estar “muy impresionado” con la administración del presidente Luiz Inácio da Silva que, como es sabido, viene aplicando un severísimo ajuste, el cual le está costando la oposición de empresarios y sindicatos por igual. La mención es otra forma de señalarle el rumbo a Kirchner, que para Washington debería apuntar hacia Brasil y alejarse lo más posible de la temida Venezuela de Julio Chávez.
De hecho, Brasilia demostró nuevamente reflejos para no alejarse de las metas trazadas desde el Norte. El ministro de Planeamiento brasileño, Guido Mantega, descartó la posibilidad de que Brasil aplique controles de capitales similares a los argentinos. “No serían convenientes en Brasil. La situación de Argentina es diferente, porque tiene una deuda que no está pagando”, sostuvo el funcionario.
Guiado por aquello de ver primero para recién después creer, Snow tampoco quiso soltar prenda sobre un eventual apoyo de la administración Bush a la Argentina en el directorio del Fondo Monetario. “Es prematuro decir que Estados Unidos apoyará un acuerdo junto con el resto del G-7” como en enero, afirmó el funcionario. Y reveló que en los próximos días sereunirá con el director del FMI, Horst Köhler, para conocer los resultados de su reciente visita al país.
Como si jugaran al policía bueno y al policía malo, el vocero del Fondo, Thomas Dawson, actuó un papel bastante más comprensivo. No avaló los controles de capitales, pero se cuidó de no condenarlos. “No existe una regla teológica. Hay ocasiones en que los controles son perfectamente apropiados”, afirmó.
Por otro lado, Dawson dijo que “las autoridades de Argentina y el Fondo acordaron hacer un esfuerzo para llegar a un acuerdo en agosto”. Y consideró que ese plazo “ciertamente es posible” de cumplir.
El próximo 8 de julio viajaría a Buenos Aires una misión del Fondo para efectuar la segunda revisión del acuerdo vigente. Recién después empezarían “las negociaciones para un acuerdo a 3 años”, insistió Dawson. En tanto, prometió que se avanzará lo más rápido posible para alcanzar esa meta: “Pongámoslo de esta manera, no creo que los encargados de la negociación vayan a tomarse las tradicionales vacaciones de agosto”, bromeó.

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