Imprimir|Regresar a la nota
El país|Jueves, 16 de enero de 2014
Opinión

Desde Uruguay

Por Sara Méndez *

Desde Uruguay

Ayer Uruguay parecía Argentina, amaneció inundada de poesía y de historias que se cruzan de estos dos países, porque el martes murió Juan. En muchas emisoras leyeron sus poemas y repasaron su frondosa vida, los 83 años que vivió en este mundo, que recorrió y conoció en sus exilios políticos y del alma.

Pero a Juan se le conoce en Uruguay no porque los uruguayos seamos tan afectos a la poesía. Acá primero se conoció al abuelo que escribía cartas a nuestro presidente y le hablaba de los años de dictadura y de su búsqueda. Le contaba una historia, que nuestro presidente negaba. (1)

Así fue como en Uruguay se conoció a Juan Gelman, al abuelo que buscaba a su nuera y a su nieta o nieto, que podía haber nacido aquí. Y pedía ayuda al presidente de la Nación.

Fueron muchos, cientos, miles de uruguayos que se conmovieron con las palabras escritas por ese abuelo que era un famoso poeta. Sus palabras llegaron al corazón y a la dignidad de este pueblo. Y la poesía de Juan comenzó a conocerse envuelta en la historia de los años de las dictaduras.

Como sucedió con todas las búsquedas de nuestros niños desaparecidos, la gente fue uniendo hilos de esa sórdida trama, hasta saber que la nieta de Juan había nacido acá en Uruguay. Como a otras tantas víctimas del Plan Cóndor, a su madre María Claudia se le había traído clandestinamente. Se había esperado el nacimiento para disponer de la criatura y desaparecer a la madre.

Recuerdo que el mismo día que Macarena, la nieta ubicada, tuvo la visita de su abuelo y Mara, la esposa de Juan, por la noche en el teatro El Galpón de Montevideo, el poeta leía una selección de su obra y era declarado Ciudadano Ilustre. Nunca asistí a una reunión donde la emoción de los presentes se sentía en un palpitar único. Raros fenómenos produjo la poesía que salía de la boca de Juan –el poeta, el militante, el abuelo– lenta, paulatina, como un baño de agua fresca que nos reconfortaba a todos. Macarena estaba allí presente, tan anónima y tan valiente, en medio de tanta emoción. Luego la conoceríamos tomando la dirección que legaba su abuelo, Juan, el poeta, el hombre.

(1) Julio María Sanguinetti

* Sobreviviente del Plan Cóndor.

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.