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El país|Miércoles, 6 de marzo de 2002
UNA LEY DONDE SOBRAN LAS OMISIONES

Un papel para mostrar al FMI

Por Cledis Candelaresi
A corto plazo, puede quedar al descubierto que el nuevo Presupuesto es papel mojado. La hipótesis de recaudación resulta excesivamente optimista, lo que plantea el riesgo propio de esa sobreestimación: que el Gobierno necesite hacer un ajuste de gastos muy superior al previsto, con la consiguiente pérdida de credibilidad. Pero la norma, instrumento imprescindible para iniciar formalmente las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, omite una serie de decisiones oficiales ya tomadas o inminentes, que tendrán un fuertísimo impacto presupuestario.
Valgan de ejemplo las recientemente anunciadas retenciones a las exportaciones primarias y de productos manufacturados, que procurarían al Fisco alrededor de 1400 millones de dólares anuales. Esta suma equivale a más de la mitad de lo que prevé recaudar el Tesoro del Impuesto a las Ganancias (5.973 millones de pesos), segunda fuente de recursos tributarios del país. Sin embargo no hay ningún vestigio en el Presupuesto del 2002 de ese ingreso ni de su destino.
Algo semejante ocurre con el costo del la pesificación de deudas que asumirá el Estado para compensar a las entidades financieras por haber convertido sus acreencias al tipo de cambio 1 peso 1 dólar, en lugar de hacerlo a 1,40. Los 14 mil millones de dólares de ese subsidio que el Fisco otorgará a los bancos no es un compromiso a cancelar en este ejercicio. Pero parte de los intereses por esa deuda, posiblemente sí se devenguen durante este ejercicio y, por lo tanto, deberían ser incluidos en el Presupuesto. No es todo.
En virtud de un pacto entre diputados oficialistas y opositores, se eliminó un artículo que facultaba al jefe de Gabinete a reestructurar partidas según una reforma del Estado en ciernes. Pero el acuerdo también incluyó el compromiso de sancionar a la brevedad una ley que consagre cambios en el organigrama estatal, con el ineludible impacto sobre las cuentas de la administración nacional. Este no está contemplado.
El reciente acuerdo suscripto entre la Nación y las provincias también modificará los números de la norma sancionada ayer. Tan así es que los legisladores facultaron al Poder Ejecutivo a introducir cambios que surjan de la aplicación de ese acuerdo, cuyo impacto tampoco quedó registrado en el Presupuesto.
Esa concesión a Jorge Capitanich (o a su eventual sucesor) resultó de un artículo añadido la semana pasada en el recinto de Diputados. La Cámara joven también delegó en el Poder Ejecutivo la potestad extraordinaria de promover a alguna región del país con una exención impositiva u otro mecanismo por el estilo que, en caso de ejercerse, disminuiría la recaudación, estimada con mucho optimismo.
Para que a las arcas públicas ingrese todo los previsto en el Presupuesto, la Nación debería recaudar a razón de casi 4000 millones de pesos por mes. Sin embargo, en febrero apenas ingresaron a las arcas públicas 3001 millones, un 20,3 por ciento menos que en ese mes del año pasado, y nada permite pensar que esta tendencia se revertirá.
Por el contrario, una encuesta realizada por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento entre el 28 de enero y el 7 de febrero pasado entre clientes de cuatro bancos –dos privados y dos públicos– reveló cuánto se está relajando la voluntad tributaria. Sólo un 42 por ciento de los encuestados afirmaron que pagarían todos sus impuestos, mientras que el resto se repartió entre los que aún no resolvieron qué hacer y los que confiesan abiertamente que no están dispuestos a soltar un peso para el fisco.
No son las únicas presuntas debilidades del Presupuesto 2002, más un instrumento para discutir con el FMI que una regla para ordenar las cuentas públicas. La norma prevé bajas en varios rubros sensibles como Educación (-477 millones respecto a lo ejecutado el año pasado); Salud (80 millones) y Vivienda, básicamente por el recorte de más de 100 millonesen el Fonavi. Este recorte ya inspiró una protesta de la Cámara Argentina de la Construcción, del mismo modo que la eliminación del incentivo docente puso en guardia a los maestros. Habrá que ver hasta dónde Eduardo Duhalde soporta esta suma de presiones sin echar mano de algún retoque en el Presupuesto para congraciarse con uno o los otros.

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