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El país|Jueves, 2 de abril de 2015
Alicia Reynoso, enfermera durante la guerra

“Había guardado los recuerdos”

Por Mariana Carbajal

Alicia Reynoso tenía 23 años y era jefa de Enfermería con rango militar, incorporada a la Fuerza Aérea, cuando el 2 de abril de 1982 fue convocada al Hospital Aeronáutico Central, donde trabajaba, para ir a la guerra. “Viajamos cinco enfermeras y salimos con destino a las islas, pero cuando llegamos a Comodoro Rivadavia nos informan que la decisión era que nos quedáramos allí, en el hospital de campaña que se había montado”, cuenta Reynoso a Página/12.

Estuvo en la 9ª Brigada en esa ciudad patagónica, desde el 5 o 6 de abril hasta el 1º de junio. Eran cinco mujeres, enfermeras profesionales, entre cientos de militares varones. Ella y Stella Maris Morales, Ana María Masitto, Gladys Maluendez y Gisella Bassler. Asistían a los heridos que llegaban al continente. También Reynoso, como la instrumentadora quirúrgica Norma Navarro (ver nota central), silenció durante años los episodios vividos en aquellos días de la guerra. Hasta que en 2009 tuvo un accidente cerebrovascular y en plena recuperación, por indicación médica, empezó una tratamiento terapéutico, y fue en ese ámbito donde volvió a hablar sobre Malvinas.

“Terminó la guerra y yo había guardado todos los recuerdos. Nuestros compañeros sacaron libros, desfilaban, pero se olvidaron del hospital que los atendía”, dice. Ni a sus dos hijos les había contado. Desde entonces, Reynoso se propuso reivindicar el trabajo de las enfermeras en Comodoro Rivadavia. “No estuvimos en el campo de batalla ni piloteando un avión. Pero la guerra también es la logística”, dice Reynoso, que vive en Gualeguaychú. “Quiero que se sepa que las mujeres también estuvimos en la guerra. Recorro el país y me banco yo los viajes, para empezar a educar, en clubes, escuelas, bibliotecas. Me han sacado de desfiles diciéndome que soy una mentirosa, que no fui a la guerra”, cuenta, dolida. Hace poco, ella y las otras enfermeras recibieron un reconocimiento del Congreso y el año pasado fueron convocadas a una conmemoración de la Fuerza Aérea.

Reynoso recuerda que en aquellos días en el hospital de campaña recibían a los soldados heridos. “Nos pedían que nos comunicáramos con sus familias, que les contáramos que estaban con vida. Teníamos orden de no movernos, pero si podíamos íbamos a las casas cercanas para pedir el teléfono”, recuerda. Además de enfermera, es radióloga. Sigue trabajando en la Segunda Brigada Aérea en Paraná y en un centro de salud público. El año pasado, a través de Facebook, un ex combatiente le escribió y le contó que guardaba todavía el camisón que ellas les ponían a los heridos, para atenderlos. “Fue muy emocionante leer ese mensaje”, dice.

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