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El país|Domingo, 7 de junio de 2015

La mediática escena del baño

Por Raúl Kollmann

La exhibición del video del trabajo de los especialistas en el baño apuntó a reforzar el mensaje de que “todo estaba mal hecho y no se podrá determinar nada”. No se presentó ninguna explicación –salvo las originadas en el equipo de Sandra Arroyo Salgado– sobre cómo se hicieron los procedimientos y por qué. La maniobra resultó grotesca y, por supuesto, no aportó datos que respalden la hipótesis del homicidio.

Esta es la secuencia y la explicación:

- El baño fue primero filmado y fotografiado sin ingresar al lugar, de manera que quedó registrado todo antes de que se iniciaran los trabajos. Además, ya se observaron los puntos que son de interés, los que tienen que ver con el hecho de violencia, porque allí se buscarán los rastros clave.

- El siguiente paso fue el ingreso del balístico. Es decisivo para evitar cualquier accidente con el arma. Se llama asegurar el arma. En este caso, la pistola estaba montada, es decir lista para disparar, porque automáticamente se posicionó para un nuevo tiro. El balístico metió el dedo entre el martillo y la corredera para asegurarla. Todo con el guante puesto.

- A continuación, es obligatorio identificar el arma, porque la fiscalía puede ordenar capturas inmediatas. En este caso, la Bersa estaba empapada en sangre de un lado y manchada del otro lado. El uso de papel higiénico para ver el número y modelo no está contraindicado: ni el papel higiénico ni el bidet eran parte del miniescenario de violencia. Ese centro estaba en la otra punta del baño, la bacha, la bañadera. Respecto del arma, debe recordarse que ya estaba filmada y fotografiada, y por la cantidad de sangre era difícil que hubiera rastros. La posibilidad estaba en la empuñadura, pero la Bersa 62 tiene cachas de madera, de manera que es casi imposible recoger rastros de ahí porque es una superficie porosa. También este proceso se hizo con los guantes puestos.

- De inmediato el balístico se retira y entra la médica legista, Gabriela Piroso en el caso Nisman, que analizó el cuerpo exteriormente: para analizar el interior estuvo la posterior autopsia. La legista toma temperaturas, verifica lesiones, incluso da vueltas el cuerpo para inspeccionarlo. Este es un ejemplo de que ninguna escena es pura: entran personas, dan vuelta el cuerpo, pisan. Es una especie de protocolo en el que hay pérdidas no decisivas pero se avanza porque las ganancias en rastros son más importantes.

- El siguiente paso es el ingreso del químico que realiza el famoso dermotest, que hoy por hoy se hace con un sellador que se aplica sobre las manos y tiene un adhesivo de carbono. De inmediato se precintan las muestras y eso es lo que se manda al barrido electrónico para determinar rastros de fulminante. En el caso Nisman dieron negativo, algo habitual en pistolas calibre 22: sólo en el 11 por ciento de los casos de pistolas 22 el barrido da positivo.

El químico también levanta muestras de sangre para determinar si hay rastros de otra persona. En el caso Nisman toda la sangre analizada correspondió al fiscal.

- A continuación, el balístico volvió a ingresar al baño para ver si se encontraban rastros en el arma. Allí desmonta el cargador y pone los proyectiles sobre el bidet. La razón por la que se hizo así es porque llevarlas afuera era todavía más contaminante: el bidet, por fotos y videos, ya estaba claro que no era escenario de violencia y que no tenía nada a analizar. Los proyectiles tampoco son fuente de rastros: los de calibre 22 son demasiado chicos y con superficie demasiado rugosa. Por protocolo, los proyectiles no se envían bañados en sangre: la sangre ya se analizó antes.

- Finalmente ingresaron los papiloscopistas, los que buscan huellas digitales. Espolvorearon un reactivo que de inmediato les permite detectar dónde hay huellas y cuáles pueden ser completas. Eso les permitió ubicar 16 lugares de caza, como ellos los llaman. El siguiente paso es el más delicado: a cada huella posible se le aplica un film que tiene que estar muy bien aplicado, sin globitos de aire, para que la huella pueda ser cazada. De los 16 posibles, finalmente cazaron 13: los 13 correspondieron a huellas de Nisman. Pero la aplicación del film no se puede hacer con los guantes puestos, por eso en el video se ve a los profesionales pegar el film sin guantes, porque el pegado tiene que ser perfecto. Ellos ya saben dónde están las huellas, de manera que a esa altura todo se centra en el lugar preciso en que debe ser cazado el rastro.

Todo el proceso es filmado, pero sólo en los momentos que hay acción. El video certifica lo que se hace, pero al mismo tiempo hay dos testigos y estuvo la fiscal Viviana Fein, su secretario Bernardo Chirichela y hasta el juez Manuel de Campos: fue un múltiple control. De manera que el video no funciona como único testigo y por eso sólo se filma cuando se está haciendo algo; no es una filmación continua.

Como señaló el conocido criminalista Raúl Torre –ex titular de la Policía Científica– “no se perdió ninguna evidencia. No hay absolutamente nada doloso en lo que se vio y no se aportó ni un elemento que sustente la hipótesis del homicidio”.

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