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El país|Lunes, 5 de octubre de 2015
Lo que no se vio del debate

Fuera de foco

Por Werner Pertot

“El debate ha superado al fútbol en audiencia”, festejó uno de los periodistas que moderó el debate presidencial. “Será que River anda mal”, bromeó Mauricio Macri y el resto de los candidatos opositores sonrieron. Fue uno de los pocos instantes de distensión del debate presidencial, que no ahorró en momentos solemnes. El público, integrado por miembros de diversas ONG, periodistas de algunos medios y asesores de los candidatos presidenciales, respetó el “código del silencio” que les prohibía vivar o aplaudir a sus candidatos. Fue un debate prolijo, sin agresiones, aburrido por momentos, pero en el que los candidatos opositores aprovecharon para distinguirse del atril vacío de Daniel Scioli.

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Estaban entrando los candidatos para el último bloque. A Margarita Stolbizer, que se retrasaba con sus asesores, la estaban llamado por los micrófonos, cuando Macri aprovechó que estaba a solas con Nicolás del Caño, el único candidato que recordó que el jefe de Gobierno porteño se encuentra procesado en la causa por las escuchas ilegales. “Ya nos estamos entendiendo mejor”, le dijo Macri a Del Caño. El candidato a presidente del FIT lo miró desconcertado. “Yo creo que en tres o cuatro debates más algún piropo me vas a tirar”, se rió Macri. “Lo dudo”, retrucó Del Caño. Macri ensayó una cortesía notable con todos sus contrincantes. A fin de cuentas, necesita sus votos.

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El salón de actos de la Facultad de Derecho estaba repleto de asesores de los candidatos, aunque sobraron algunos asientos vacíos. Al comienzo del debate, los moderadores explicaron que había un “código del silencio estricto”, por el cual nadie podía aplaudir a su candidato, salvo al final de los bloques. Esa consigna fue más que respetada por la audiencia. Los macristas hicieron uso el pulgar en alto hacia su líder para manifestarle que iba por buen camino. Al comienzo de un bloque, dos ministros del PRO bromeaban:

–Vamos a tomar ubicación –dijo Andrés Ibarra.

–Si no podemos tomar otra cosa –bromeó Daniel Chain.

Al final, los militantes del FIT optaron por levantar el puño en alto.

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Los minutos que le habrían correspondido a Scioli fueron repartidos entre los otros candidatos. La mayoría usó ese tiempo para criticar al candidato del Frente para la Victoria por no asistir al debate y considerar que se trataba una “falta de respeto” a los votantes. Pero Sergio Massa sacó un truco de la galera cuando le tocó a él. Pidió que se mantuviera silencio durante los segundos que le habían tocado a él y en los que tendría que haber hablado Scioli. Todos accedieron a la jugada escénica.

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El cóctel con los invitados incluyó bocaditos de jamón crudo, canapés y otras delicatessen regadas con buen vino. El catering para los periodistas consistió en agua mineral y sánguches de pebete. Los candidatos tuvieron camarines improvisados en las oficinas del decano, un aula o una sala de lectura.

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A Macri lo acompañaron su esposa, Juliana Awada; su compañera de fórmula, Gabriela Michetti –las dos en primera fila y muy arregladas–, y buena parte de su gabinete. No estuvieron, en cambio, ni Elisa Carrió, ni Ernesto Sanz. Con Massa, estuvieron su candidato a gobernador bonaerense, Felipe Solá –que reclamaba más picante en medio del debate–, y su asesor Sergio Bendixen.

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Hubo pocos momentos picantes. Uno fue cuando Del Caño le planteó a Massa que había faltado a la mayoría de las sesiones de Diputados y que no había hablado en todo el año. “Lamento que mientas”, le devolvió el candidato de UNA y le dijo que él se había ocupado de crear códigos y “no sólo de declarar de interés la fiesta de la mermelada”. También hubo un cruce entre Macri y Massa cuando este último le habló de los contratos con el Estado de “tu padre, tu primo o tu mejor amigo”, y Macri le devolvió las gentilezas con una frase reñida con la sintaxis: “Podías haber ahorrado la chicana inicial que te hace recordar los diez años de kirchnerismo”.

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Adolfo Rodríguez Saá esquivó varias de las preguntas de sus contrincantes a los que les avisó que no se ocupa de los conflictos laborales, ni gobierna San Luis. Ante esta última declaración, hubo algunas risitas entre el público. Cuando Macri dijo que había “construido más viviendas que ningún otro gobierno”, se pudo ver al dirigente el Partido Social Facundo Di Filippo, riéndose entre el público.

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Los organizadores de Argentina Debate tuvieron un trato diferencial con algunos medios, a los que se les permitió entrar con los invitados al salón de actos, a cubrir en directo el debate, mientras se pretendía que Página/12 lo viera a través de una pantalla. Luego de muchas discusiones entre los organizadores y un grupo de periodistas a los que no se les permitía ingresar –entre ellos, los de Clarín– y una extensa espera en la helada puerta de la facultad, se le permitió ingresar corriendo a este diario, a cinco minutos de que comenzara el debate. Ese trato diferencial empañó una organización que, en otros aspectos, se mostró eficiente.

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