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El país|Domingo, 15 de noviembre de 2015

Bendita seas entre todas las policías

Por Horacio Verbitsky

Un comisario recomendado por la oficina del gobierno estadounidense sobre drogas (DEA) sería el nuevo jefe de la policía bonaerense, según la propuesta del futuro ministro de Seguridad Cristian Ritondo a la gobernadora electa María E. Vidal. No es de extrañar: en 2010, cuando designó al comisario Fino Palacios como primer jefe y organizador de la Policía Metropolitana, el jefe de gobierno Maurizio Macrì explicó que se lo habían recomendado la CIA, la DEA y el Mossad. En su primera declaración como ministro designado, Ritondo dijo que se proponía darle elementos a la Bonarense para la lucha contra el narcotráfico, definido como enemigo principal. En los últimos años, Ritondo viajó con frecuencia a Estados Unidos, siempre con una agenda de seguridad, que incluyó visitas a la sede del FBI en Quantico. Su introductor en la vida política fue el ex seminarista jesuita Miguel Toma, el político argentino más vinculado con el establishment estadounidense de Inteligencia y seguridad nacional. El nuevo recomendado de la DEA es el comisario Pablo Alberto Bressi, legajo 15.891, actual Superintendente de Investigaciones sobre el Tráfico de Drogas Ilícitas. De 49 años, alto, delgado, de verba florida y con un aceptable dominio del inglés, Bressi siguió esa especialización en estrecho contacto con la agencia estadounidense que ahora impulsa su designación. También tomó los cursos de negociador en toma de rehenes que dicta el Departamento de Estado.

En 1999, como integrante del Grupo Halcón fue el negociador con los asaltantes que habían tomado rehenes en la sucursal Villa Ramallo del Banco Nación, al que ingresaron con un plano de la sucursal bancaria, de origen inexplicado. El episodio se produjo durante la campaña electoral de ese año. El candidato a la gobernación Carlos Rückauf prometió “meterle bala a los delincuentes”. Esa consigna se cumplió con creces en Ramallo, donde los proyectiles alcanzaron incluso para acabar con la vida de dos rehenes.

La obsesión securitista no era menor entonces que ahora. En uno de los avisos de campaña del candidato presidencial Eduardo Duhalde se decía que “ya terminó con La Maldita Policía” y “está trabajando mucho para que un día, quien sabe, pueda ser llamada Bendita Policía”. Otra pieza comenzó a filmarse en Ramallo, durante la toma de rehenes, pero nunca llegó a difundirse, porque tuvo un final espantoso cuando las balas de la ley abatieron a los rehenes y el único de los delincuentes que resultó ileso fue ahorcado en su celda.

Durante el juicio oral, dos de los rehenes contaron que los asaltantes tenían un handy y sugirieron que algún policía pudo haberlos inducido a engaño para que salieran confiados del banco y fueran acribillados. Bressi declaró que la negociación se estancó el juez federal Carlos Villafuerte Ruzo se negó a entregar la clave de la caja fuerte donde había 300.000 pesos, lo cual denuncia un orden de prioridades sobre los valores jurídicos en juego. Cuando los asaltantes salieron del banco las balas policiales que los aguardaban también acabaron con la vida del gerente Carlos Chávez y el contador Carlos Santillán. El subsecretario de investigaciones judiciales del ministerio de Seguridad en aquel momento, Bruno Corbo, contó este diálogo entre el juez y el negociador policial:

Comisario Bressi –Yo no di la orden de disparar.

Juez Villafuerte Ruzo –Pero tampoco dio la orden de no disparar.

Otro testigo fue Carlos Varela, el abogado de uno de los ladrones, Miguel Hernández. Varela le dijo al periodista Jorge Salum, del diario La Capital de Rosario, que el jefe de la banda, Cristian Saldaña, estaba furioso con Bressi porque “porque lo había traicionado”. Bressi dijo que recomendó un “ingreso táctico” porque las negociaciones habían llegado a un punto muerto, pero el juez se negó. Varela dijo que la “actitud soberbia” de Bressi “impidió evitar el baño de sangre. Bressi se excusó en que su tarea arrojó el fruto de rescatar a tres rehenes, lo que ocurrió afuera no es responsabilidad de la negociación”.

Bressi tuvo su reivindicación en 2004, cuando fue uno de los 60 policías condecorados por haber intervenido en el rescate de Patricia Mabel Nine, hija del propietario de un shopping en Moreno. La mujer fue secuestrada cuando llevaba a sus hijos al colegio y pasó 25 días en cautiverio. Dos secuestradores fueron muertos, cuatro detenidos y la mujer liberada ilesa. La historia no terminó allí. Meses después, el padre de la víctima, Eduardo Nine, pidió audiencia en el Ministerio de Seguridad.

–¿Hasta cuándo tengo que seguir pagándole las cuotas a Bressi? –preguntó. Apartado de sus responsabilidades, pero no denunciado a la Justicia, Bressi rebotó hacia arriba cuando otro de los condecorados de Moreno, Hugo Matzkin, llegó a la conducción de la Bonaerense. La anunciada designación de Bressi para suceder a su amigo indicaría que la Bendita Policía sigue siendo una asignatura pendiente.

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