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El país|Viernes, 5 de marzo de 2004
HABLO CON CHIRAC Y SCHROEDER Y SE LO CONTO A KIRCHNER

El irmao Lula hace publicidad gratis

Por Martín Granovsky
La cumbre no será el 10 sino el 16. Y por el lugar elegido, Néstor Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva estará obligados a inspirarse: en lugar de San Pablo, Río de Janeiro. Como para entrenarse, ayer en un diálogo telefónico Lula llamó “meu irmao” a Kirchner y le dijo que había hecho propaganda por la Argentina ante el presidente de Francia, Jacques Chirac, y los primeros ministros de Alemania y España, Gerhard Schroeder y José María Aznar.
La conversación con Aznar ya había trascendido ayer, junto con la charla entre Lula y Bush. El tema fue el pedido brasileño de que las inversiones públicas en infraestructura no se consideren gasto, lo cual alteraría los compromisos sobre superávit fiscal ante el Fondo Monetario.
El martes vencen 3100 millones de dólares de pagos argentinos. El Fondo, entretanto, discute el caso argentino con presiones de los siete países más ricos del mundo para que, si llega a un acuerdo, éste tenga cierto costo para el país. Cualquier acción de propaganda ante miembros del G-7 o los que siguen en el ranking, como España, puede ser decisiva para la Argentina.
En los 20 minutos que duró el diálogo entre Lula y Kirchner, de ocho y media de la noche en adelante, el brasileño dijo que la sociedad entre Brasil y la Argentina es “estratégica”. Según relato de funcionarios argentinos, insistió en que la relación entre el Estado y la economía debe alcanzar un nuevo perfil en la región. Dijo, siempre según ese relato, que “con esta deuda el crecimiento es imposible”.
Ante el relato de sus comentarios a Chirac y Schroeder sobre la “seriedad” de la Argentina, Kir- chner agradeció y Lula dijo:
–No hay nada que agradecer. El destino de Brasil está atado a la Argentina.
Negociadores locales dijeron a este diario que de aquí al 10 los técnicos de los dos países no llegaban a preparar la reunión de los presidentes convenida en Caracas.
Sobre el fondo de la relación está claro, a esta altura, que el vínculo se hizo más intenso por necesidades de la Argentina y de Brasil. Kirchner apostó fuerte porque necesita un frente sólida ante los vencimientos inmediatos y la discusión futura de la deuda. En el caso brasileño, el acercamiento mayor a la Argentina responde también al ahogo que causan los servicios del pago pero también a un mayor protagonismo internacional.
Lula dijo a Bush, Chirac, Schroeder y Aznar que debe haber más inversión en infraestructura, y que el FMI no debe considerar más las inversiones como simple gasto (ver nota en esta misma página). La obsesión de Lula, en rigor, no es tanto la inversión externa como la revitalización del capitalismo brasileño, estatal y privado, ahogado hoy por la necesidad de cumplir las metas de superávit fiscal y las altas tasas de interés.
Brasil, que ya exporta aviones medianos de pasajeros quiere consolidarse como un negociador de escala internacional en la Organización Mundial de Comercio o el Area de Libre Comercio de las Américas, pero también como un actor principal en América latina.
Cuando Lula fue electo, lo primero que hizo es mandar a su asesor internacional Marco Aurelio García a Venezuela, para enviar un mensaje antigolpista y de diálogo nacional. García participó, junto al argentino Eduardo Sguiglia, en la salida política boliviana que terminó con la presidencia de González de Lozada. Es, también, el principal teórico de una sociedad estratégica con la Argentina dentro del Partido de los Trabajadores.
El proyecto brasileño quedó claro ayer cuando, en el diálogo con Chirac, Lula ofreció enviar 1100 brasileños a la fuerza multinacional que operará en Haití. Pero hizo más que eso: pidió que Brasil la comandara. Es una forma de hacerse responsable por el futuro de Haití, pero hacerlo desde una perspectiva que no surge de la subordinación a los Estados Unidos.

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