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El país|Martes, 4 de octubre de 2005
OPINION

El eterno escudero

Por Luis Bruschtein
Fue de los doce apóstoles, o de la Carpa de Alí Babá, o de los rojo punzó, integró cuanto grupo se formó alrededor de Carlos Menem, bajo cuya órbita sirvió en las más disímiles funciones, desde la primera en 1973, cuando fue director de Aguas Subterráneas de La Rioja. De allí en adelante, este geólogo, nacido en San Lorenzo, provincia de Santa Fe, se convirtió en una de las caras del ex presidente en las transacciones políticas y de todo tipo, desde las movidas de gabinete o la reforma constitucional hasta los contactos con los carapintadas. Apareció como el primer entusiasta de la re-reelección, de las privatizaciones y hasta de la venta de armas.
Kohan nunca tuvo peso político propio, ni antes ni después de Menem. Con el ex presidente pasó del anonimato político más absoluto a ser uno de sus operadores más hábiles y de mayor confianza en temas estratégicos. No hubo escala intermedia ni crecimiento progresivo y ese salto de protagonismo le valió todo tipo de mitos alrededor de su figura y del papel que cumplía junto al ex presidente.
“No grito, no peleo, no cambio el tono de voz”, se autodescribió con bastante elegancia el escudero más antiguo de Menem y el que lo acompañó desde el principio hasta el fin. La incógnita que despertó en los primeros años su cercanía estrecha con Menem, a diferencia del resto del entorno, que tenía antecedentes más políticos, trataba de ser satisfecha por su condición de empresario, un dato que él mismo se encargó de subrayar, aunque siempre en veladas alusiones.
Algunas versiones lo señalaban como comerciante de armas, y en alguna entrevista periodística indicó que “era empresario antes de ser funcionario, tengo un sistema de vida anterior a la función pública”. En ese momento, 1993, cuando ya era ex ministro y secretario general del justicialismo, precisó que su actividad era la de asesorar empresas. “Asesoro empresas en forma profesional, abierta –dijo–, con todas las inscripciones y obligaciones que tengo que cumplir con el Estado.” Y más adelante puntualizó que “en muchos casos se trata de temas referidos a las privatizaciones, a concreción de negocios, relaciones entre empresas”.
Lo cierto es que esa actividad privada del geólogo, empresario, político y funcionario siempre quedó envuelta en una nebulosa durante los diez años en los que dedicó su tiempo a la función pública. A ese período, durante el cual las propiedades de Kohan se multiplicaron por diez, apunta la causa por enriquecimiento ilícito.

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