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El país|Miércoles, 2 de noviembre de 2005

Juntar policías, el dilema del día

El operativo para actuar se demoró porque no fue fácil conseguir la cantidad de efectivos necesaria, ya que los grupos especiales están en Mar del Plata.

Por R. K.
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La estrategia elegida fue avanzar sobre los agresores con superioridad numérica y evitar muertes.
Entre las nueve de la mañana y las 13.30, hora en la que intervino una fuerza conjunta de la Bonaerense, la Federal y la Gendarmería, la zona de la estación de Haedo y sus alrededores estuvo en poder de los manifestantes, incluso de un grupito de saqueadores y vándalos. El gran problema fue que la Bonaerense sólo dispuso de unos 100 efectivos de Infantería, los únicos capaces de intervenir en un hecho como el de ayer, porque el resto está actualmente en Mar del Plata cubriendo la IV Cumbre de las Américas. Con apenas cien hombres, la Bonaerense no podía imponer superioridad numérica sobre los manifestantes, por lo que se esperó la llegada de las fuerzas federales. En los ministerios del Interior y de Seguridad bonaerense anoche se hacía un balance aceptable: “No hubo muertos ni heridos graves, los disturbios y saqueos no se extendieron a otras zonas cercanas a la estación de Haedo”.
Según las evaluaciones que hizo temprano el Ministerio de Seguridad bonaerense, los manifestantes eran mil al principio, luego 400 y ya sobre el mediodía quedaban 200. Las alternativas que manejaban durante la mañana los hombres de Arslanian eran las siguientes:
- Avanzar con los cien hombres de Infantería con los que contaban. El peligro era que fueran desbordados por los manifestantes y que ese desborde podía terminar con saqueos en barrios, zonas cercanas y el centro comercial de Haedo.
- La segunda alternativa –que nunca se barajó– era convocar a efectivos de comisarías. Esos hombres no tienen experiencia en actuar contra manifestaciones, por lo que todo podía derivar en un enfrentamiento armado, con algún muerto como posibilidad cierta.
- La tercera alternativa fue la elegida. Utilizar los cien hombres para apostarlos a unos cien metros de la estación e impedir que los manifestantes y saqueadores salieran de la zona. Significaba dejar varias cuadras a merced de ellos, pero al mismo tiempo impedir la expansión del conflicto. La estrategia consistía en esperar la llegada de los refuerzos de la Policía Federal y la Gendarmería, que el ministro Aníbal Fernández resolvió enviar a Haedo.
Con la Cumbre de Mar del Plata de por medio, no fue fácil reunir a efectivos suficientes de la Federal y la Gendarmería. En algunos casos hubo que traerlos de La Plata, en otros de la zona sur del Gran Buenos Aires. Además, la movilización de unidades no es tarea sencilla: hay que sacar los escudos, cascos, bastones, escopetas de balas de goma y los demás implementos de las armerías, entregar los elementos a efectivo por efectivo, disponer de los vehículos y realizar el traslado. Además, era imperiosa una coordinación de las tres fuerzas que actuarían en Haedo.
Finalmente, los efectivos se reunieron, alrededor de las 13.30, en un radio ubicado a unas tres cuadras de la estación. Allí comenzaron a avanzar y la superioridad numérica hizo que prácticamente no hubiera enfrentamientos. “Los daños quedaron circunscriptos a la estación y los negocios ubicados más cerca. No hubo ninguna muerte pese a la violencia y tampoco hay heridos de gravedad. Privilegiamos esto a la alternativa de intervenir antes, pero con demasiados riesgos”, razonaban anoche en forma unánime funcionarios nacionales y bonaerenses.

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