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El país|Martes, 29 de noviembre de 2005

Cuando la city empezó a quererlo se lo sacaron

Por Claudio Zlotnik
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Los corredores manifestaron preocupación por los cambios.
Hasta antes de terminar la renegociación de la deuda, Roberto Lavagna era resistido en la city. Los financistas objetaban cada una de sus medidas más relevantes. Presagiaron la híper cuando el ahora ex ministro se negó a entregar un bono compulsivo a los ahorristas del corralito, y en su momento auguraron el fracaso de la reestructuración de la deuda. Ayer, con la renuncia consumada, empezaron a extrañarlo. Las acciones perdieron 4,5 por ciento en promedio, cayeron los bonos, subió la tasa de interés interbancaria al 8,5 por ciento anual y el dólar subió tres centavos: cotizó a 3,02 pesos para la venta.
La partida de Lavagna puso nerviosos a los operadores. También a los pequeños inversores. Varias casas de cambio, bancos y consultores de la city recibieron el mayor caudal de consultas sobre qué podría pasar con el tipo de cambio. Podría decirse que es entendible esa inquietud entre los ahorristas más chicos. Distinto es el caso de los inversores más experimentados. Porque para ellos no sólo se juega la lógica incertidumbre que se abre ante un recambio sorpresivo y en un puesto estratégico. También se abren paso operaciones para sacar provecho de esas turbulencias.
Bancos de inversión internacionales como Lehman Brothers operaron en ese sentido. Ayer por la tarde, a poco de conocerse el nombramiento de Miceli, distribuyeron un análisis entre sus clientes en el cual se sugería que “la designación no es particularmente alentadora”. “Miceli es vista como algo similar a una economista auxiliar y seguramente no posee la sensatez política que se requiere para el puesto, así como tampoco la experiencia técnica requerida.” Párrafos más adelante se sugería que su nominación podría ser “transitoria” y hasta arriesgaba la posibilidad que dentro de poco sea reemplazada por Alfonso Prat Gay. “Las cosas pueden ponerse muy feas. Parece más una buena oportunidad para reducir el nivel de exposición (financiera) en la Argentina”, concluyó el informe preparado por un conocido de la city: el ex cavallista Guillermo Mondino.
El lapidario análisis desde Wall Street da una idea de la manera en que los grandes operadores del mercado aprovechan las circunstancias para hacer negocios, pero también para intentar condicionar a los funcionarios. No es difícil de imaginar un escenario de creciente nerviosismo en caso de que durante las próximas jornadas se prolonguen las caídas de los activos financieros.
Aun cuando se lo propusieran, no existen demasiadas chances para que el dólar se vaya para arriba. La cotización se establecerá en el nivel que Economía y el Banco Central crean conveniente. Los 26.500 millones de dólares de reservas ahuyentan a los especuladores más arriesgados.
La reacción negativa de los financistas frente al recambio en el Palacio de Hacienda da idea del nerviosismo por lo que puede venir. Puesto como juez que da su veredicto, uno de los consultores más escuchados de la city comentó a este diario que Miceli tiene a su favor una gestión muy prolija en la conducción del Banco Nación. Pero pesa en su contra la sensación de que puedan tomarse medidas de corte heterodoxo, justo en momentos en que la inflación se ha acelerado.
La posibilidad de un estricto control de precios, la vía libre a aumentos salariales por encima de la productividad y que se deje de lado el anuncio de Lavagna de la conformación de un fondo anticíclico que ponga cepo al gasto público aparecían como los temas de mayor preocupación para los financistas. “Miceli tiene un perfil antimercado que asusta”, definió otro reconocido economista con oficinas en el microcentro.
La city se puso en guardia. La fuerte baja de las acciones y de los bonos, de hasta 1,3 por ciento, sumado al repunte de la tasa interbancaria, reflejan esa tensión.

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