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El país|Domingo, 26 de febrero de 2006
SENADORA VILMA IBARRA

“No todo está dicho en la Sala Juzgadora”

Por Eduardo Tagliaferro
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“Este es un juicio político injusto”, es lo primero que dice. Verborrágica, temperamental, la senadora Vilma Ibarra sabe que la suerte de su hermano Aníbal, suspendido jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, no se dirime en la Legislatura. Comenta que cerca de 80 dirigentes se acercaron para expresarle su solidaridad por “un proceso bochornoso” pero que ninguno lo hizo público “por miedo al huevazo”. Con todo énfasis, repite una y otra vez que “Macri es lo peor que puede pasarles a los porteños”. Le endilga a Elisa Carrió “cobardía cívica” y que “espera que Jorge Telerman actúe con lealtad hacia Ibarra” y “si quiere ser jefe de Gobierno, que reclame el voto popular en el 2007”.

–¿Por qué el ibarrismo convoca a una marcha de apoyo para el 2 de marzo?

–Porque éste es un juicio político injusto. La institución de juicio político no está para estos casos. El uso de la herramienta del juicio político está dejando un mal antecedente no sólo para las instituciones sino también para la democracia argentina. Frente a una de las tragedias más grandes que vivimos no sólo los porteños sino los argentinos, algunos legisladores se están arrogando la facultad de revisar el voto popular. La magnitud del horror abrió las puertas para que ingresaran los inescrupulosos que manipulan la tragedia.

–¿Por qué dice que la manipulan?

–Estos sectores recurrieron a dos argumentos. Por un lado pusieron el acento en una supuesta mala atención del SAME. Por otro hablan de supuestas inacciones. Intentan instalar la idea de que la tragedia no habría ocurrido sin estas dos condiciones. Sobre estos dos puntos la Justicia ya entregó definiciones. Sobre el SAME, luego de un detallado estudio, los peritos de la Corte Suprema concluyeron que su atención superó la media internacional en situaciones como estas. A los porteños esto no nos asombra, estamos orgullosos de la atención del SAME en emergencias. La gestión de Ibarra y otras anteriores prestaron mucha atención al SAME. Sobre las presuntas responsabilidades de funcionarios del gobierno de Ibarra, tres jueces de cámara, insospechados de cualquier vínculo político, dijeron que no hay ningún funcionario responsable por el incendio y la tragedia. Por el estrago culposo y por las muertes la Cámara procesó al empresario Omar Chabán, al grupo Callejeros y a los policías que estaban en el lugar. Luego de esto el juicio político comenzó a revisar las políticas de Aníbal desde su primer mandato. En uno de los supuestos cargos dijeron cosas como: consideramos que Ibarra nombró a una síndica sin idoneidad, o que no fue eficaz en la política de seguridad desde el año 2000. Las políticas las juzga y las vota la gente.

–Luego del guiño de Kirchner, ¿el ibarrismo siente menos soledad política?

–La política se animó a comenzar a hablar. Tengo que ser sincera: por este despacho pasaron no menos de ochenta políticos, de los cuales 30 o 40 son de primerísimo nivel. Me decían: qué barbaridad lo que le están haciendo a Aníbal. Ninguno se animaba a decirlo públicamente porque se instaló el miedo al huevazo. La política terminó arrinconada. La Justicia fue entregando algunas definiciones, se vio el mamarracho y la bochornosa manipulación que rodeó el juicio político y entonces algunos políticos comenzaron a hablar. En este punto tengo que reconocer el coraje del ex presidente Raúl Alfonsín, quien en este tema no tiene nada que ganar ni perder y que demostró que tiene fuertes convicciones republicanas. También se pronunciaron Daniel Scioli, Felipe Solá, José Alperovich. La tragedia de Cromañón merecía un debate serio y no esta vergonzosa manipulación. En este juicio no hay verdad y mucho menos justicia.

–¿Cómo explica la tardanza del Presidente en dar un gesto claro?

–El Presidente es el presidente de todos los argentinos. El Presidente no le ha pedido personalmente el voto a la ciudadanía porteña y siempre ha sido custodia de las instituciones. Los que creo que están obligados a hablar ante los porteños son aquellos que le pidieron el voto a la ciudadanía de Buenos Aires: Mauricio Macri y Elisa Carrió.

–¿Por qué no hablan?

–Porque se esconden. Macri y Carrió cada vez se parecen más. Macri no habla porque desde el principio quiso voltearlo a Aníbal. El día de la tragedia, cuando todavía sacaban los cuerpos de los chicos de adentro del boliche, Jorge Enríquez gritaba: la culpa de esto es de Ibarra. Esto fue el 30 de diciembre a la noche. Durante la interpelación, Horacio Rodríguez Larreta y Macri apretaron a sus legisladores. Cuando no pudieron voltearlo trabajaron para debilitar el gobierno de Aníbal pensando que renunciaría.

–¿Por qué Carrió tendría que definirse?

–Se calló por miedo al huevazo. Carrió sabe que este juicio político es trucho y está manipulado. Carrió sabe de derecho constitucional y sabe que no se puede llevar testigos falsos, como en el caso de Masei, el titular del Hospital de Clínicas, que habló en primera persona de la atención que realizaban cuando él estaba de vacaciones en Punta del Este. Carrió sabe que obligaron a renunciar a los legisladores oficialistas. Carrió sabe que violentaron a legisladores y que algunos llegaron a las sesiones al borde del llanto. Carrió se calló la boca cuando amenazaron de muerte a los hijos de Aníbal. Carrió, que tanto habló de contrato moral y de respeto a las instituciones, se calló la boca. Eso se llama cobardía cívica, eso se llama doble moral, decir una cosa y hacer otra. Hubo gente que ocupó ministerios durante el primer gobierno de Ibarra y lo acusan por temas de su primer mandato. De eso también tiene que dar explicaciones Carrió. Ella pidió el voto para Aníbal. Ahora sus legisladores lo acusan por cuestiones del primer mandato, del mismo mandato que ella llamaba a respaldar con el voto. Acá hubo miedo al huevazo y oportunismo político.

–Hablando de oportunismo, ¿vislumbra que algunos sectores políticos estén fogoneando la protesta de los familiares?

–La inmensa mayoría de las víctimas de Cromañón, los heridos y los familiares de las víctimas fatales están haciendo su duelo en paz y están esperando que haya justicia. Los que no respetan normas, los que pretenden voltear a Ibarra, los que quisieron quemar Tribunales cuando un fallo no les gustó, los que tomaron la Legislatura cuando una votación les iba a ser adversa, los que le tiraron huevos a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, los que amenazaron a los hijos de Ibarra no son más de 30. Son un grupo minoritario y muy violento.

–Macri supo nutrirse del peronismo porteño. Desde el macrismo no ocultaron comentarios elogiosos para Jorge Telerman, integrante de ese espacio. ¿El ibarrismo confía en Telerman?

–Estamos en un momento institucional muy grave. Cada uno sabe en qué lugar lo colocó el voto popular. No hay espacios para gestos, ni ambiciones personales. Espero que Telerman esté a la altura de este momento y trabaje con lealtad para la restitución de Ibarra como quiere toda la ciudadanía. Si Telerman quiere ser jefe, que pida el voto en 2007.

–En este tema, ¿la izquierda hace seguidismo de la derecha?

–No todo está dicho en la Sala Juzgadora. El que quedaba de la izquierda, aunque fue parte de este circo, Gerardo Romagnoli, dijo que las presiones son vergonzosas. Optó por la dignidad y dijo: yo no más con este circo. Además se comenzó a escuchar la voz social. Las encuestas señalan que el rechazo a este juicio político ronda el 70 por ciento. Hasta los que votaron por Macri están en contra.

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