Página/12 :: El país :: En el Congreso

- La ausencia había sido larga. La última ocasión en la que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se presentó ante la Cámara de Diputados se remontaba a marzo del año pasado. El dato presagiaba fuertes cruces verbales entre los legisladores de la oposición y los del oficialismo. Las cámaras televisivas los buscaban con ansiedad. La principal referente del ARI, Elisa Carrió, acababa de regresar de una serie de charlas académicas en los Estados Unidos. Su tostado no dejaba de llamar la atención. “¿Qué lámpara? Su color es porque viene del verano norteamericano, ella no tiene paciencia para estar 10 minutos sin hacer nada abajo de una lámpara”, respondió un colaborador cuando se le mencionaba el bronceado de su líder.

- Las crónicas dirán que estuvo ausente. El principal referente de la derecha en la Cámara baja, Mauricio Macri, faltó a la cita y volvió a defraudar a quienes imaginaban un enfrentamiento con el Gobierno. En el mismo momento en que Fernández le pedía a la oposición que hiciera propuestas en lugar de denuncias penales, Macri estaba en Brasil reunido con el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, en una presentación.

- En uno de los tantos intervalos del informe del jefe de Gabinete, el diputado Eduardo Lorenzo Borocotó enfiló para el baño. Cuando se dio cuenta de que las cámaras televisivas de un programa de humor político lo perseguían de cerca, cambió de destino. Tuvo la mala idea de refugiarse en la sala de periodistas. Durante interminables minutos se encerró en una cabina telefónica simulando atender una entrevista radial. Nadie le hablaba del otro lado de la línea.

- El oficialismo esperaba una sesión peleada. Había previsto que muchos de los miembros de su bancada hablaran para contrarrestar lo que pensaban sería una fuerte embestida contra el Gobierno y contra el jefe de Gabinete. La sesión había discurrido sin sobresaltos, a tal punto que el titular del bloque oficialista, Agustín Rossi, desistió de emplear la hora que le correspondía a su bancada.