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El país|Martes, 20 de marzo de 2007
EL D2 DE CORDOBA CONVERTIDO EN ARCHIVO DE LA MEMORIA

Derribando el muro del silencio

Por Camilo Ratti
Desde Córdoba
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Mazazos contra el ocultamiento.

Ex presos políticos, miembros de Hijos, Familiares y Abuelas derribaron ayer a mazazos una pared de lo que fue el centro clandestino de detención conocido como D2, que manejaba la policía provincial. Había sido construido en democracia con el fin de desacreditar los relatos que los ex detenidos hicieron ante la Justicia federal en las causas que se les siguen a los represores. Ubicado atrás del Cabildo Histórico y al lado de la Catedral, en pleno centro de la ciudad, el lugar fue cedido para que funcionara el Archivo Provincial de la Memoria.

“Derribar este muro es empezar a romper los muros del silencio, para que la verdad salga a la luz y aflore la justicia.” Esta y otras palabras se escucharon ayer en el acto que los organismos de derechos humanos y el Archivo Provincial de la Memoria organizaron en lo que fue el D2, el ex centro clandestino de detención que la policía provincial manejaba en pleno centro de Córdoba.

En el Pasaje Santa Catalina, pegado a la Catedral y al Cabildo Histórico, decenas de ex detenidos, familiares, Hijos y hasta Abuelas pidieron la maza para derribar los ladrillos que ocultaban la verdad de lo ocurrido en un lugar emblemático de la dictadura. El hecho, que se enmarca en una serie de actividades organizadas durante toda la semana para recordar lo que pasó en los ’70 en Córdoba, resultó conmovedor para todos los que alguna vez estuvieron detenidos en esos calabozos, o pasaron por ahí para luego continuar su martirio en La Perla, La Ribera o la cárcel de San Martín.

Comandado por el temible comisario Raúl Telleldín (padre de Carlos), el D2 empezó a funcionar en 1974, cuando la Triple A secuestraba y mataba a miles de personas en todo el país, y siguió activo hasta 1983. “La recuperación de estos espacios es un desafío de cómo reconstruir las marcas del pasado en el presente. Es una disputa fuerte de los sentidos. Que hoy hayamos derrumbado esa pared tiene mucho de simbólico, porque hace un año ahí estaba la policía y las huellas del horror estaban silenciadas”, dijo Agustín Di Toffino, de Hijos, a este diario.

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